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Internacional

#MeToo o la tenue línea entre la denuncia y la intolerancia

Foto: Especial

Con la participación de personalidades como Catherine Deneuve, un colectivo de 100 actrices e intelectuales francesas lanzó en días pasados una dura crítica contra la amplia gama de denuncias presentadas por mujeres, especialmente en Estados Unidos por acoso y abuso sexual.

El grupo francés critica en particular a los movimientos que alientan la denuncia por acoso #MeToo y #balancetonporc (#DenunciaatuCerdo); consideran que han caído en un “puritanismo sexual», intolerante, que quien es señalado por ellos termina irremediablemente siendo condenado, sin oportunidad de defensa.

  • ¿Qué es el movimiento #MeToo?

En 1996, la activista Tarana Burke se enteró del caso de abuso de una pequeña en donde ella laboraba. La niña relató que fue abusada por parte de un familiar y no pudo hacerle frente. Este caso fue la gota que derramó el vaso para crear el «Me too Movement»  o, en español, Movimiento Yo También, el cual busca  denunciar los casos de abuso agresión y explotación sexual de las mujeres.

Para el 2006, Burke comenzó con la iniciativa, a través de la organización Just Be Inc, buscando empoderar a las mujeres.

Recientemente, el movimiento tomó mayor intensidad cuando en cascada varias mujeres denunciaron ser víctimas de acoso y abuso sexual por el productor de cine Harvey Weinstein, cuyo caso ha sido todo un escándalo.

Bajo el hashtag #MeToo en Twitter y Facebook, miles de relatos, ciertos o falsos, de abuso contra mujeres saturaron las redes sociales, ante la invitación realizada en su cuenta de Twitter por la actriz Alyssa Milano para denunciar el abuso y machismo. El movimiento #MeToo cobró fuerza en Estados Unidos y se convirtió a finales del 2017  en una “revolución” en el ciberespacio.

Apoyado por más de 300 actrices, el movimiento logró teñir de negro la ceremonia de premiación de los Globos de Oro en protesta contra las agresiones sexuales el pasado 7 de enero.

  • Contra el acoso por el acoso sexual

Mientras que la unión americana continúa impactada grandemente por el movimiento #MeToo, en el viejo continente un grupo de actrices e intelectuales francesas publicó en el diario “Le Monde” un manifiesto que va en contra de este movimiento y al que le han denominado «puritanismo sexual».

Las autoras del escrito lamentan que se haya convertido a las mujeres en “pobres indefensas bajo el control de demonios falócratas” y explican que, desde el caso Weinstein,  «esta liberación de la palabra se transforma en lo contrario: se nos ordena hablar como es debido y callarnos lo que moleste, y quienes se niegan a plegarse ante esas órdenes son vistas como traidoras y cómplices”.

La periodista Élisabeth Lévy calificó de “infectas” a las etiquetas como #MeToo o #balancetonporc (“denuncia a tu cerdo”). Por su parte, Deneuve dijo y puntualizó sin pudor:  “No creo que sea la forma más adecuada de cambiar las cosas. ¿Después qué vendrá? ¿’Denuncia a tu puta’? Son términos muy excesivos. Y, sobre todo, creo que no resuelven el problema”.

Para las actrices, intelectuales y figuras públicas francesas, las denuncias registradas en las redes sociales son “una campaña de delaciones y acusaciones públicas hacia individuos a los que no se deja la posibilidad de responder o de defenderse”.

Las mujeres del Estado francófono explican que los hombres son sancionados «por haber tocado una rodilla, intentado dar un beso, hablado de cosas íntimas en una cena profesional o enviado mensajes con connotaciones sexuales a una mujer que no sentía una atracción recíproca”.

«La violación es un crimen. Pero cortejar de forma insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista», concluyeron el centenar de intérpretes, escritoras, investigadoras y periodistas.

La postura de este grupo francés ha suscitado ya reacciones en pro y en contra en Francia y Estados Unidos. Todo prefigura a que el debate sobre tan espinoso tema apenas inicia.

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