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Internacional

El sacerdote que fue atrapado con un niño frente al cementerio

Curas pederastas cementerio
Foto: Cuartoscuro.

Una herida abierta. Eso son los abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos a niños en los últimos años, ¿los casos? Miles y miles, muchos de ellos impunes, partes de un sofisticado aparato de la Iglesia para encubrir a los abusadores, como lo describimos en nuestra anterior entrega del #ExpedientePensilvania.

La Hoguera te trae una historia más, desde la investigación del Gran Jurado de Pensilvania.

Malsana obsesión

Un oficial de policía Everson, zona ubicada en el condado de Fayette, vio un automóvil que de manera sospechosa se había quedado estacionado frente a un cementerio el 18 de mayo de 1991.

Al acercarse, un sacerdote llamado Joseph Sredzinski salió bruscamente del vehículo y le dijo al oficial: «Todo está bien»; en el asiento del copiloto había un niño pequeño. ¿Por qué? El religioso señaló que «simplemente» estaban hablando sobre unos problemas que tenía el chico.

El asunto fue discutido con preocupación por el padre Roger Statnick, representante de la Diócesis de Greensburg, y Tim Shoemaker, entonces alcalde de la comunidad, quien le expresó su preocupación por las relaciones «inapropiadas» de Sredzinski  con niños locales.

La noche en que se reportó el auto en el cementerio, otra testigo informó a la Diócesis que había visto a Sredzinski en un callejón con un niño pequeño, a las 2:00 de la mañana. Numerosas personas de la comunidad habían hecho comentarios sobre el sacerdote, ya que éste pasaba «demasiado tiempo» con los chicos locales en circunstancias inapropiadas, como en la rectoría de la iglesia por la noche y en el bosque, también por la noche, alrededor de una fogata.

Vecinos de la comunidad también denunciaron estas «actitudes inapropiadas» con otro niño, hermano del chico del cementerio. El segundo menor había sido monaguillo y había estado involucrado en las actividades de la iglesia. Repentinamente,  dejó de ir a la parroquia. El gobierno de Everson informó a la Diócesis que había «una atmósfera de miedo y sospecha» al respecto.

El 30 de mayo de 1991 las autoridades eclesiásticas confrontaron a Sredzinski con la información que proporcionó el alcalde y las autoridades de la zona.

Sredzinski afirmó que llevó  al chico con el que se le vio a la calle Dairy Queen, antes de conducir al cementerio para hablar con él en privado. Luego, apareció el policía cerca de las 10 de la noche. Su reacción ante el uniformado fue para aclarar que «todo estaba bien».

También negó pasar demasiado tiempo con los niños de la comunidad. En su relato, varios niños «lo visitaban por la noche» en la rectoría porque «se sentían cómodos» con él.

Externa Iglesia Católica «vergüenza y dolor” ante abusos sexuales de sacerdotes

Pese a la explicación de Sredzinski, Statnick le ordenó no tener mayor contacto con los jóvenes de la ciudad fuera de horarios de atención eclesiásticos y solo en las áreas públicas de la rectoría. No frente a un cementerio y no en callejones.

Sredzinski no dejó que su modo de vida fuera modificado tan fácil. Pidió a las autoridades » tiempo» para ajustar su forma habitual de interactuar con los jóvenes recurrentes a la parroquia. Statnick le reiteró que tenía que cambiar «de inmediato» sus costumbres.

Una nueva testigo dijo a la diócesis estar preocupada por Statnick, ya que el niño del cementerio le había contado que la tarde del 18 de junio de 1991 el sacerdote lo «tocó» mientras nadaban cerca de una presa en Bridgeport. El niño alcanzó a ver que Sredzinski tenía una erección cuando se acercó a él.

El niño narró además que el 20 de junio de 1991 Sredzinski tuvo comportamientos irregulares con él, en presencia de otro niño durante un viaje a Cleveland.

El sacerdote le dijo a la víctima que se sentara junto a él en el asiento delantero del coche. Allí le sostuvo de la mano «como se hace con las niñas».

Sredzinski además puso su mano en la pierna del niño y el niño «puso su mano en la pierna de Sredzinski». Esto hizo que los padres del menor le advirtieran al religioso que se alejara del chico.

La testigo también informó que una noche el padre Sredzinski llegó a su casa «con sus manos en la cara», «angustiado» porque el niño no había ido a tomar «un helado con él». La testigo, lejos de ablandar sus denuncias, volvió a señalar que el padre «empeoraba» y que esta vez había llevado al niño a un viaje a Washington D.C.

El 8 de agosto de 1991, Statnick redactó un informe en el que se relató una reunión que tuvo con Sredzinski para discutir varios asuntos que eran preocupantes: el incidente del cementerio el 18 de mayo y 12 viajes del sacerdote con niños desde que a Sredzinski se le advirtió reducir la convivencia con los jóvenes de la comunidad.

Externa Iglesia Católica «vergüenza y dolor” ante abusos sexuales de sacerdotes

Sredzinski se excusó de nuevo: argumentó que los viajes se realizaron porque ya habían sido arreglados de antemano. No obstante, la Diócesis estaba atenta; en el archivo sobre el caso se guardaron dos cartas. En la primera Sredzinski le decía al niño del cementerio que quería llevarlo a un viaje a Amish Contry junto con otro amigo.

En la segunda carta estaba fechada el 8 de septiembre de 1992. En ella el sacerdote narraba al niño: «Cuando viniste a recoger tu linterna, quería hablarte, pero me quedé sin palabras». Sredzinski también escribió que «no importa lo que digan los demás», él no estaba «enojado» con el niño, sin especificar la razón. Escribió además que tenía una foto del joven «encima de su escritorio». Una vez más, invitó al menor a un viaje, esta vez a Colorado, junto a otros jóvenes.

El 17 de abril de 2002, el padre John Cindric, parte de la comunidad, escribió un memorándum a Statnick, en la que mencionó que Sredzinski había escrito varias cartas al joven del cementerio. Cindric recordó a la Diócesis el incidente de la erección y la piscina y la postura de los padres del chico, quienes «seguramente» guardarían silencio, aunque querían que se le llamará la atención a Sredzinski.

Cerca del 14 de enero de 1994, la hermana de Sredzinski, Jolenta, mandó una carta a la Diócesis, preocupada porque su familiar estuviera muy «agraviado» por el trato de las autoridades eclesiásticas. El obispo Anthony Bosco respondió: la conducta del sacerdote que fue encontrado en un cementerio con un niño había creado «una gran ansiedad y preocupación» en la institución.

Bosco enfatizó repetidamente el «peligro de las acciones de Sredzinski», en términos de «responsabilidad civil y penal», así como el peligro para su cargo. El obispo dejó claro la postura de la la institución: proteger a la Iglesia y su reputación, «con interés en las posibles víctimas de Sredzinski».

«En ningún momento llevamos a cabo una investigación con ninguna de las familias precisamente porque ya no queríamos agitar las aguas. Algunas familias involucradas iniciaron contacto con el padre Statnik», dijo el obispo. Las familias presuntamente habían mostraron «apoyo» al sacerdote del cementerio, según Bosco.

No hubo más señales del caso hasta el 18 de marzo de 1994, cuando el padre del niño del cementerio comunicó a la Diócesis que Sredzinski había presentado una demanda civil contra su familia por una «matrícula no pagada por 513 dólares». Según el padre del niño del cementerio, la demanda había sido una venganza del sacerdote por no permitir acercarse más a su hijo.

En un memorándum, Statnick le escribió al padre del niño que aunque en el pasado hubo problemas con Sredzinski con menores de forma inapropiada, «cualquier denuncia hecha fue retirada». No obstante, pidió al familiar de la víctima dar más información sobre lo que Sredzinski había hecho con su hijo.

El 12 de abril de 2002 la llama se avivó de nuevo. El padre Lawrence Persico, perteneciente a la comunidad, dijo a Statnick que recibió una llamada inquietante. La testigo que había observado a Sredzinski en el cementerio y que había seguido los pasos del sacerdote con los niños denunció que Sredzinski «abusó de un pariente de ella en Brownsville, Pensilvania en 1985», y que el agresor debería, una vez más, ser investigado a fondo.

Un segundo testigo de las acciones de Sredzinski mandó tres cartas a Bosco el 22 de abril de 2002. En ellas declaró que el sacerdote pederasta compró «regalos» a la víctima del cementerio.

Una vez más, el testigo mencionó el asunto del cementerio. Sredzinski había sido atrapado por un oficial de policía con un niño en su automóvil mientras estaba estacionado en el cementerio San José, en 1991. El segundo testigo dijo que Sredzinski estaba «obsesionado» con el niño y que incluso llegó a ver una foto del menor en el escritorio del cura. El segundo testigo también especuló que el silencio de la familia del menor se debió a que fue sobornada por la iglesia.

En otra llamada hecha en 2007, el 9 de abril, la madre de uno de los compañeros de la víctima llamó a la Diócesis. Denunció que su hijo le dijo que cuando estaba en sétimo u octavo grado, Sredzinski había abusado del niño del cementerio. Según esta madre, los padres del niño abusado reportaron el incidente a Statnick, cuando el niño fue agredido por el sacerdote una noche en Seven Springs, hace años.

La mujer aclaró que pese a la llamada de atención sobre el abuso,  la iglesia de Pensilvania no atendió. No hizo nada. El documento de la denuncia fue tachado en los últimos párrafos. El caso, según el Gran Jurado de Pensilvania, aún sigue abierto.

 

“Reforma102, superbienvenida pero AMLO tiene otra ruta”

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