¡Qué espectáculo…!
Vicente Fernández y el agandalle de Televisa
Cuando alguien muere se suele escuchar “¡Qué bueno era…!”, “¡Siempre me cayó a toda madre…!” y un gran etcétera; nada más hipócrita. Ejemplo claro de esto es Vicente Fernández, a quien toda su vida Televisa se llenó la bocota con halagos y hoy es la clara muestra de que aquello que se conoce como “¡El rey a muerto!, ¡Viva el Rey…!”.
Juna Osorio, un tipo que ha dado su vida para producir bodrios televisivos y hasta alguna vez se sintió escritor, junto a la empresa de San Ángel y Univisión, adquirió los derechos de un texto para llevar a la pantalla chica la vida de “El Charro de Huentitán” luego de que el propio “Chente” les dijo no a su pretensión de rodar su biografía por lo pobre de sus recursos literarios y lo mediocre del trabajo de Osorio, y sí dio a la colombiana Caracol Televisión y Netflix las facultades legales para que se grabara y difundiera su biografía.
Ante ello, Televisa se apresuró a grabar sus episodios para “ganarle” a la plataforma digital, pero el fin de semana un tribunal le dijo a Juanito y sus compinches que no podían estrenarlos… pues se viola el derecho de autor.
La respuesta de éstos fue tan ridícula que representó un viaje en el tiempo. Alegan que se coarta la libertad de expresión, de censurar la producción, cuando eso no se trastoca, pero sí la violación a una marca registrada que si bien pudiera sonar exagerada, los abogados de Vicente Fernández supieron que en algún momento surgiría algún vividor y trataría de sacar tajada de su nombre.
Hay que recordar que cuando Patricia Chapoy se cambió a TV Azteca e inició la transmisión de Ventaneando, los licenciadillos de Televisa se pusieron al brinco y hasta demandaron a la señal televisiva por utilizar clips de sus producciones asegurando que se violaba el derecho de autor. Así o más claro.
Pero Televisa va más allá, asegura en su comunicado que “don Vicente Fernández siempre fue muy cercano a Televisa y siempre le guardaremos nuestro más grande aprecio y admiración. Con él siempre hubo pláticas tendientes a realizar una bioserie, tan es así que en preparación de ésta contamos con los derechos de más de una veintena de sus más importantes canciones…”.
Pero qué dice la viuda de “Chente”, doña Ma. del Refugio Abarca: “Cuando Televisa quiso que Vicente le cediera sus derechos de manera gratuita para hacer una serie, le ofrecieron migajas sin tomar en cuenta su trayectoria. No se dejó. Me dijo: ‘Cuquita, estos no tienen llenadera’”. Así que no tienen derecho para explotar de esa manera la marca registrada “Vicente Fernández”.
También en un comunicado, la mujer que estuvo con el cantante en las buenas y en la malas manifestó:
“Vicente, que siempre fue francote, quiso contar su vida para compartirla con su público. Lo hizo firmando un contrato con Caracol para que se transmita por Netflix, porque le dieron esa confianza, que no le tuvo a Televisa. Quiso además tener opinión sobre el elenco. Se escogió a Jaime Camil por ser talentoso, disciplinado y libre de escándalos. Vicente nunca hubiera aprobado que lo personificara quien Televisa sin autorización quiere imponer con base en un libro de una argentina, país que admiro pero que vio nacer a esa señora de la que mejor ni opino…”.
Y agregó: “Ni yo ni mis hijos queremos un centavo de Televisa, que les quede claro. Es un tema de dignidad. Que no me vengan con su cuento de que es un homenaje con todo respeto para Vicente. Es por dinero, robándose su imagen… Vicente registró sus marcas, su nombre artístico y la ley protege su imagen. Hizo todo bien y de acuerdo a la ley mexicana. Nadie en México puede arrebatar esos derechos para lucrar. Eso no es libertad de expresión, es un robo”.
Con ello, más allá de que se estrene o no la bioserie de Osorio —quien por ciento aprovechó para colgar a su hijo en el elenco, como para aprovechar el nombre del cantante y ver si con eso lo vuelve famosón—este personaje y Televisa han mostrado que el respeto a una persona nunca valdrá lo que los comerciales.
Quiero suponer que con esto se acabó la relación entre la familia Fernández Abarca y Televisa.
Por ciento, un par de ases de la comicidad, digo, del “periodismo de espectáculos”: Gustavo Adolfo Infante y Ana María Alvarado, dio algunos comentarios en el sentido de que “Chente” manejaba los palenques como él quería hechos, como para que vean que sí lo conocieron, imagínese amable lector, los chismosos “dando el golpe y escondiendo la mano”, así cual vil lugar común.
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