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Cultura

Lugares para conocer cómo se rinde homenaje a los muertos

Lugares para conocer cómo se rinde homenaje a los muertos

Una tradición que a lo largo de los años ha representado a la cultura mexicana y que se lleva a cabo el 1 y 2 de noviembre es aquella en la que las familias decoran las tumbas de sus seres queridos, además de poner ofrendas con veladoras, agua, otras bebidas, pan y platillos para recordar a aquellos que sólo viven en sus corazones.

Uno de los lugares más emblemáticos sin duda es Mixquic, cuyos lugareños cuentan que suelen pasar toda la noche junto a las tumbas de familiares y amigos para comer, beber y charlar sobre las anécdotas de sus difuntos, lo cual se ha convertido en una tradición.

Sin embargo, dicho ritual realizado en el cementerio del pueblo ubicado en la alcaldía Tláhuac no es el único en México, ya que en diferentes partes del país se conmemora el «Día de Muertos» con diferentes ceremonias.

Día de Muertos en Janitzio, Michoacán

Crédito: Especial

Uno de los pueblos que sirvió de inspiración para una película que representó el color y la tradición de México fuera del territorio nacional sin duda fue Janitzio. Una isla que se ubica en medio del lago homónimo por la cual, las personas necesitan tomar un bote para poder llegar a su destino. Tras subir hacia el cementerio inicia el viaje místico.

En el lugar las ofrendas con comida típica de Michoacán como pueden ser la morisqueta o los uchepos adornan las tumbas, además de la luz de las velas las cuales le da un toque mágico a la noche en Janitzio, las calles se tornan amarillas por la flor de cempasúchil y el olor a hierbas quemándose en un pequeño fogón inundan el panteón para atraer las vibras hacia la isla.

Pomuch, Campeche, y la limpieza de huesos

Crédito: Especial

En esta población mantienen una tradición maya en la que los pobladores limpian los huesos de sus fieles difuntos para rendir tributo y honor a quienes han perecido. El 1 y 2 de noviembre, los habitantes de Pomuch, después de tres años de haber enterrado a aquella persona que falleció, exhuman los restos para introducirlos en una caja de madera la cual se colocará en un nicho.

Durante la noche, la familia se reúne para literalmente limpiar cada uno de los huesos. Esta tradición se repite año con año en el Día de Todos lo Santos y Día de Muertos debido a que otorgan gran importancia a los que ya han caminado por ‘Xibalba’ y continúan en el viaje hacia otra vida. Asimismo, se tiene la creencia de que si no se limpian los huesos en estos dos días de noviembre, el alma del difunto vagará en el mundo terrenal.

El viaje espiritual en Chignahuapan, Puebla

Crédito: Especial

Ubicado en la Sierra Norte de Puebla, Chignahuapan, opta por dar una colorida celebración a sus difuntos. En el Festival de la Luz y la Vida, este municipio del estado poblano, el 28 de octubre, cuando el último rayo de sol ha ido, pobladores emprenden una travesía con antorchas que inicia en el centro de la ciudad y culmina en el río.

Ya cerca del agua, el espectáculo comienza, las luces fluorescentes, balsas de colores, una pirámide flotante, acompañados de una narración especial, explican la travesía de los muertos por el Mictlan. La tradición se debe a que mediante el festival, las almas de los que perecieron se purifican.

Asimismo, en un pueblo cercano a Chignahuapan, en Huaquechula, los lugareños ya de manera privada colocan ofrendas de hasta tres pisos para honrar a la familia entera, así como se puede apreciar en la película de Disney Coco. Estas ofrendas comienzan desde el 28 de octubre (el mismo día que la celebración de San Judas Tadeo en la religión Católica) para aquellos que murieron en accidentes.

Crédito: Especial

Huautla de Jiménez y la fiesta en todo Oaxaca

Conocido por ser un estado lleno de fiestas, Oaxaca celebra con sus difuntos en toda la región Mazateca. De acuerdo con el gobierno oaxaqueño, en el municipio de Huautla de Jiménez se ofrece a los visitantes, así como a los pobladores, una fiesta con música, baile, platillos típicos como pilte de pollo, guasmole, caldo de chivo, chile atole o pipián.

Los festejos inician desde el 27 de octubre con la inauguración de la feria, que puede ser la Feria de la Hojaldra o la Feria del Aguardiante que son acompañadas por un ritual en el panteón municipal por el Día de los Muertos. Del mismo modo, se pasa en vela junto a los muertos quienes se cree regresan al mundo terrenal por la noche.

El día de los difuntos Mayo-Yoreme, Sinaloa

Crédito: Especial

No sólo el sur del país dedica tiempo a sus familiares fallecidos, también en el norte son honrados. Este día de los difuntos, en el norte de Sinaloa se practica el ritual Mayo-yoreme, la cual los indígenas de San Miguel Zapotitlán en conjunto con otras comunidades aledañas se reúnen para rememorar a los que se adelantaron a abrir el camino en el inframundo.

El ritual, que por muchos años dejó de realizarse, inicia con 56 fuegos pirotécnicos detonando, posteriormente, un grupo de indígenas lleva a cabo un rezo sobre La Cruz del Perdón que está ubicada en la entrada al cementerio. Tras ello, comienza la danza del venado alrededor de una ofrenda que los lugareños crearon con flores, frutas y fotografías.

Tradición “Seremos” en Valle de Allende, Chihuahua

En el estado de Chihuahua, específicamente del Valle de Allende, se realiza una de las tradiciones interesantes del pueblo mexicano, el cual se cree que llegó al país en el siglo XIX, a pesar de no ser colorida o con bailes, las ferias para recordar a los difuntos dan un mensaje importante a todos aquellos que visiten la localidad y es que la tradición «Seremos» representa que todos algún día seremos personas que perezcan y viajemos hacia el Mictlan.

Esta tradición celebrada el primero de noviembre es practicada por los niños que se reúnen para pedir dulces y el ritual consta de elegir a uno de ellos quien se recostará en el suelo, será cubierto por una sábana blanca y sostendrá una vela en sus manos aparentando ser una persona que falleció.

El resto de los niños se colocan alrededor del «muerto» para iniciar el velorio y entonan las siguientes palabras: «angelitos somos, del cielo bajamos, a pedir limosna, y si no nos dan ¡puertas y ventanas nos la pagarán!» Al terminar el singular rezo, los infantes comienzan a sonar campanas y cencerros para gritar «seremos, seremos, calabacitas queremos».

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