Cultura
Las películas incómodas de los rockstar
La película Amy (Winehouse) ganó un Oscar en 2016 a mejor documental, recibiendo elogios de la crítica y del público. Sin embargo, no agradó al papá de la cantante, Mitch Winehouse. “No tiene ningún peso sobre su vida, fuera del hecho de que nació y desafortunadamente murió, todo lo que hay en medio es básicamente inventado”, declaró, dispuesto a hacer su propio filme. Con él se alarga la lista de familiares que no toleran producciones sobre sus parientes famosos que no estén bajo su control.
Un caso parecido fue el de la cantante Courtney Love, quien en varias ocasiones desautorizó tanto el uso de la música como el del material videográfico sobre su esposo Kurt Cobain, líder de la banda Nirvana y quien según la versión oficial se suicidó después de una larga depresión. Sin la autorización de Love se han hecho las películas ¿Quién mató a Kurt Cobain? (1998) y Soaked in Bleach (2015), esta última donde se acusa del asesinato a ella, narrado por el investigador original del caso en los años 90.
En el cine pasa, al igual que en la literatura. Como sucedió con los herederos del escritor Juan Rulfo, quienes abandonaron la Feria de la Rosa de este año, en protesta por la invitación por parte de la UNAM de la escritora Cristina Rivera Garza por el libro Había mucha neblina o humo o no sé qué, sobre el autor de El llano en llamas:
“Lean, cotejen, comparen, contrasten, regresen, subrayen, anoten, debatan, disientan. Las páginas son todas suyas. Supongo que es así que los libros van armando sus propias esferas de afecto”, escribió la autora en una carta a sus lectores sobre el asunto.
Otro caso musical fue la biografía no autorizada de Michael Jackson, Searching for Neverland, escrita por los guardaespaldas del cantante, quienes revelaron en sus problemas económicos y de actitudes excéntricas con sus hijos. Varios libros de este tipo fueron despreciados por el cantante y por su familia, en especial las que tenían tintes homosexuales.
Por último está el libro El hacedor (de Borges). Remake, de Agustín Fernández Mallo, que fue demandado por la esposa del autor de El Aleph, María Kodama, una suerte que también corrió el escritor argentino Pablo Katchadjian y su El aleph engordado. Este caso ha representado un problema porque es común entre los admiradores del argentino, como Francisco Cappellotti y su Matar a Borges, en cuya portada se mostró al autor de Los tigres azules sangrando de la cabeza.
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