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Nación

“Graue debe aclarar quién financia a los porros”

Foto: Cuartoscuro

Las principales arterias de Ciudad Universitaria fueron tomadas ayer por el reclamo de miles de estudiantes que exigieron el fin de la violencia e inseguridad en la Universidad Nacional Autónoma de México. Apenas unos días antes, varios grupos «porriles» atacaron a alumnos de CCH que se manifestaban de manera pacífica en la explanada de Rectoría. Las fichas de dominó empezaron a caer y en un par de días 39 escuelas de la Máxima Casa de Estudios se habían ido a paro de labores y organizaban la protesta más grande de la universidad en los últimos años.

Pero, ¿los agresores están siendo perseguidos?

«De acuerdo con la UNAM hubo represalias; los expuso (a los porros). El tema, más que la falta de represalias, es que ni la UNAM ni la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, que ya dejó el caso a la Procuraduría General de la República (PGR), ninguna autoridad ha dado razón de quiénes son los autores intelectuales de esos grupos porriles», explica Marco Lara Klahr, periodista y experto en temas de violencia.

«Se habla de personas, no se hablan de sus razones, pero quiénes los financian», se cuestiona. Considera que el saber quién mueve a esos grupos agresores, más allá de considerarlos grupos delictivos, es uno de los primeros pasos para enfrentar la violencia en la Universidad.

Lara Klahr agrega que históricamente los grupos porriles han sido financiados por algunos directores de instituciones dentro de la misma UNAM: «Para reprimir expresiones políticas o mínimas de disenso de la comunidad estudiantil. Hay que averiguar quién les paga, porque no se financian solos».

Pero ¿quién podría ser la persona u organización que financie a estos grupos agresores? «No tengo idea, yo he estado viendo estas versiones oficiales que tanto estudiantes como versiones periodísticas han identificado a grupos supuestamente provenientes de CCH Azcapotzalco y Naucalpan, incluso tienen hasta su denominación».

¿Por qué existen? ¿Son tolerados? ¿Existen más allá del poder o son grupos patrocinados? Es lo que se pregunta Lara Klahr: «Lo tiene que responder la universidad, tiene que clasificar quiénes son los autores intelectuales de la agresión».

La «moderación» de Enrique Graue

Para Lara Klahr, Enrique Graue, el rector, ha tenido una actitud «mas bien moderada, no la vería como tibia» frente a la violencia que han vivido varias instalaciones de la UNAM. El periodista explica que se entiende la premura de su reacción debido a que el hecho es muy reciente.

No obstante, apunta que poco a poco la UNAM ha sido invadida por una ‘securitización’: «Entonces el discurso del rector es un discurso de policía; vamos a actuar contra ellos, dice, pero actúa como la crisis anterior, en donde murieron dos personas», producto de una pelea entre narcomenudistas el 24 de febrero.

«Dijeron que eran vendedores de droga», los hombres que murieron aquella tarde; «el discurso de la Rectoría parece el discurso de cualquier procuraduría, policía, militar; todo lo atribuye a aspectos meramente asociados a grupos delincuencias, como si la UNAM no tuviera falta de prevención de la violencia», argumenta. Añade que no hay medidas efectivas de prevención para atender problemas como la violencia contra las mujeres y otras prácticas delincuenciales dentro de Ciudad Universitaria.

La universidad, en su opinión, tendría que exigir identificar a los autores intelectuales: «Quiénes financian, cuántos son, dónde están, qué autoridades están patrocinando esos fines».

Lara Klahr señala que la universidad actúa con opacidad. Ya que la UNAM tiene todo para buscar una mejor justicia para sus alumnas y alumnos. Instalaciones jurídicas, laboratorios de criminalística, entre otras instituciones para emprender una buena investigación.

En cuanto a las masivas protestas realizadas por miles de estudiantes, Lara Klahr celebra la unión de la comunidad académica en contra de la violencia:

«Fueron académicos, estudiantes, trabajadores, etcétera; está muy bien, me emocionan las reacciones de la comunidad universitaria».

Sin embargo, estas protestas tienen que llevar a objetivos concretos: «Tienen que llevar todo a un fin; no permitir que otros grupos enquistados en el campus paralicen la universidad».

Para él, la universidad tiene que llegar a un desarrollo «horizontal», en el que en corto o mediano plazo se busque acabar con los grupos de narcomenudistas, así como el uso de bienes públicos por parte de académicos, la violencia contra las mujeres, la falta de transparencia y «la securitización», y un punto más: el sueldo de las profesores:

«Ya se lo han pedido afuera de la casa de AMLO: un profesor gana 70 pesos la hora, son condiciones leoninas».

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