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A Fuego Lento

¿Quién tiene las riendas del PAN?

Foto: Cuartoscuro

La gestión de Marko Cortés al frente del PAN ha sido desangelada a decir basta y eso ha provocado que el principal coto de poder al interior del partido, los gobernadores emanados de éste, se haya ido por la libre y optado por poner sus propias reglas. Prueba de ello es cómo los mandatarios de Acción Nacional han revivido a los principales detractores al grupo que le dio la candidatura presidencial a Ricardo Anaya y la presidencia panista al michoacano.

El martes, Pancho Domínguez, vocero oficial de los góbers panistas y cabeza de la Conago, le presentaron a Andrés Manuel al nuevo secretario técnico del Bajío: Ernesto Cordero, a quien desenterraron de su fallida gesta contra el anayismo y terminó por ser expulsado del PAN. ¿Por qué desenterrar al mayor calderonísta no apellidado Calderón o Zavala para una encomienda de esta magnitud en vez de buscar a alguien que no haya roto lanzas con la dirigencia nacional?

Como este caso también está el de Luis Felipe Bravo Mena, quien representa ni más ni menos que a Guanajuato, el bastión del PAN y único fortín que le quedó ante la embestida de la 4T. Es decir, la voz del estado más panista de México es la de una vaca sagrada venida a menos que optó por marcar sus distancias con la cúpula que controla el partido. Principalmente desde que Ricardo Anaya, en su búsqueda por la candidatura presidencial, usó a su principal aliada, Josefina Vázquez Mota, como moneda de cambio en las elecciones del Estado de México.

Estrategia similar a la del siempre rebelde Javier Corral, quien de esta manera revivió a los neutralizados líderes panistas y perredista, Gustavo Madero y Agustín Basave. Los impulsores de las políticas de alianzas de derecha a izquierda que dieron resultados increíbles —es decir, imposibles de creer— como el Pacto por México que le dio control absoluto a Peña Nieto los primeros años de su sexenio, o el Frente electoral del 2018.

Pero, quien se lleva las palmas, no es otro que Francisco García Cabeza de Vaca, quien incorporó como su principal operador a no otro que Roberto Gil Zuarth, otro calderonísta autoexiliado, dando resultados inmediatos al ser el gestor de la contundente victoria electoral del PAN en el Congreso de Tamaulipas. Posicionando al góber como líder del bloque y a Gil como quien debería tomar las riendas de la operación política de Acción Nacional.

Dice mucho que, para negociar y hasta enfrentar a Andrés Manuel, el músculo del PAN recurra a miembros de la lista negra que nutrieron a decir basta Ricky Riquín Canallín y Marquito. Y es que los góbers, como ya hemos dicho aquí, se le salieron del huacal al michoacano por su estrategia de gritar como pregonero por cada pestañeo que da el presidente. Tras la desaparición de Rafael Moreno Valle, pareciera que Marquito ya solo lidera las bancadas panistas del Congreso, cuya efectividad como oposición es como para decirles ‘ternuritas’.

Por cierto, no es por meter cizaña ni nada por el estilo, pero si estas no son buenas noticias para Marquito, tampoco deben tener tranquilo a su paisano Felipe. Mientras él y su esposa batallan para juntar las trescientas personas para sus 200 asambleas distritales y conseguir el registro de México Libre ante el INE, sus camaradas ya se posicionaron, contra todo pronóstico, en la nueva cúpula del PAN. Porque ambos escenarios son independientes y no están relacionados, ¿o no?

Godoy pide ver el bosque y no el… ¿secuestro?

Al puro estilo de López Obrador, Ernestina Godoy afirmó ante medios de comunicación que en cuanto a secuestros la CDMX va ganando… o al menos ella tiene otros datos. A pesar del caso de Norberto Ronquillo, la procuradora se mostró optimista y dijo que los secuestros van a la baja, contradiciendo así a la organización Alto al Secuestro, de la polémica señora Miranda de Wallace, que en conferencia de prensa dijo que al mes se reportan 11 secuestros.

Luego de negar tres veces lo dicho por Miranda de Wallace, Godoy reconoció que el repunte vino en enero por cuestiones administrativas. Cuando se le preguntó entonces cuáles eran las cifras reales, la procuradora mandó a reporteros al Portal de Datos Abiertos de la CDMX, pues no dio una cifra, o al menos no pasó del “creo… que… entre… 3 y 4”.

Al final, Godoy dijo a medios de comunicación “conozcan las cifras” (como si no las hubieran visto antes), pero pidió ver más “el número de personas que fueron liberadas” en lo que va de la gestión, número que tampoco dio a conocer.

No cabe duda que AMLO ha marcado códigos en el gobierno capitalino. ¿Y Sheinbaum? Ella remitió directamente con la procuradora.

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