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Nación

¿Qué papel jugaron los rectores en las protestas de la UNAM?

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Foto: Especial

Entre pancartas, consignas, a veces entre gritos o en silencio miles de jóvenes marchan por sus derechos como los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Así es como se dan la mayoría de las movilizaciones en México; algunas han pasado desapercibidas, otras han logrado avances para permanecer imborrables de la historia política nacional.

Es por ello que La Hoguera te trae las cinco marchas más emblemáticas de la UNAM, destacando el papel que han jugado los rectores que han encabezado a la Máxima Casa de Estudios durante cada periodo politizado en la Universidad.

Movimiento Estudiantil de 1968

El Movimiento Estudiantil de 1968 es el más recordado y trágico en la historia de la Universidad Nacional, no sólo por el impacto que generó en la sociedad por la masacre de estudiantes el 2 de octubre, sino también por el impacto social que dejó en académicos, intelectuales y jóvenes 50 años después.

El entonces rector Javier Barros Sierra sorprendió a los alumnos con el apoyo que brindó durante todo el movimiento ese año de protestas. Javier Barros se presentó el 30 de julio en la explanada de Ciudad Universitaria para colocar la bandera a media asta, tras el «bazucazo» ocurrido esa madrugada por parte de un soldado hacia la puerta de la preparatoria 1. Los militares golpearon durante esas horas a cientos de estudiantes menores de edad.

1968

El Halconazo, la matanza de Corpus

Las protestas del 10 del de junio de 1971 fueron consecuencia del enojo que dejó la brutal represión del movimiento de 1968, ya que durante los primeros meses de 1971 varios líderes del movimiento apresados durante el 2 de octubre fueron liberados. El detonante fueron las protestas en la Universidad Autónoma de Nuevo León, la cual en la búsqueda de mejores reglamentos sufrió el recorte de su presupuesto por parte del gobierno estatal. Al reclamo se unieron estudiantes de la UNAM y el Instituto Politécnico Nacional que marcharon en la capital.

Fue entonces cuando la presencia de los rectores comenzó a ser poco favorable para las protestas estudiantiles, pues durante este año Javier Barros se preparaba para dejar el mandato de la universidad y cederle el cargo a Pablo González Casanova, quien estuvo en el cargo un breve periodo de tiempo.

La Huelga de 1986

En 1986, los estudiantes de la Universidad Nacional se declaran en huelga y cierran la institución en contra de lo que consideraron «el primer planteamiento de reforma universitaria neoliberal», que según los estudiantes desembocaría en la pérdida de la autonomía y el cobro para los estudiantes.

La lucha por la educación gratuita en la Universidad comenzó desde ese año, para luego finalizar en el 1999. Jorge Carpizo fue quien impulsó el modelo de educación privado que enfureció a los jóvenes. A través de diversas consultas a la comunidad universitaria, intentó imponer cobros institucionales. Esto provocó la huelga de los 90, que detuvo las actividades académicas de 1990 al 2000.

 

Marcha 1999

La huelga de 1999 puso fin al alza de cuotas que fue alentada por Carpizo; dicha huelga y marcha fueron emblemáticas en Ciudad Universitaria por que la policía entró a las instalaciones de la universidad para sacar a los huelguistas, pese a la autonomía.

Esta generación se dio a la labor de discutir en asambleas de miles de estudiantes el trasfondo de la política aliada del PRI en rectoría y la alianza institucional con el entonces presidente Ernesto Zedillo. Se exigió entonces mayor presupuesto para la educación y respeto a la autonomía.

El entonces rector Francisco Barnés desconoció la representación democrática del movimiento estudiantil como interlocutor válido. Incluso evitó negociar con el Consejo General de Huelga (CGH) cuando este lo enfrentó, de cara al nuevo siglo.

Marcha contra la violencia estudiantil 2018

Este año fue testigo de una marcha multitudinaria por parte de los estudiantes de diversas instituciones de la UNAM, la cual tuvo como propósito protestar contra la violencia que habían sufrido jóvenes del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco el pasado 3 de septiembre en la explanada de Rectoría, aunado a ello un feminicidio de una estudiante del CCH Oriente.

La protesta aún no termina, pues el 13 de septiembre se convocó a otra marcha para exigir la aceptación de los diversos pliegos petitorios de las escuelas afectadas.

En este caso el rector Enrique Graue demostró pasividad ante los sucesos violentos en la universidad. Durante el ataque de los jóvenes en Rectoría, Graue observó la agresión desde sus oficinas en la torre de la explanada.

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