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Nación

2 de octubre, cuando perdimos a Luis González de Alba

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Foto: Especial. El joven del lado izquierdo, sin camisa, es Luis González de Alba, detenido por policías el 2 de octubre.

Luis González de Alba se suicidó hace 24 meses. Acabó con su vida con una bala que metió en su pecho. Decidió morir el 2 de octubre de 2016 en su casa en Guadalajara, Jalisco, el mismo día en que se conmemoraba el día más trascendental en su vida, cuando le tocó estar en la Plaza de las Tres Culturas en 1968 durante la matanza ordenada por el entonces secretario de Gobernación y futuro presidente, Luis Echeverría.

 

2 de Octubre: ruta de la marcha conmemorativa

 

A dos años de su muerte, La Hoguera Mx recuerda al escritor de Los días y los años, una de las novelas representativas sobre el movimiento estudiantil y escrita desde la cárcel de Lecumberri. Una estancia en la cárcel que inspiró al escritor argentino Manuel Puig para redactar el texto El beso de la mujer araña.

 

Luis González de Alba fue junto con Carlos Monsiváis uno de los estandartes intelectuales de la comunidad gay en la Ciudad de México. Hombre de ciencia, estudió psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México y fue un lector constante de los clásicos, sobre todo de los griegos, así como un políglota que le encantaba viajar por diferentes partes del mundo.

 

Al poco tiempo de terminar su carrera, vivió el 68 de manera activa y se integró al Consejo Nacional de Huelga. Allí se volvió uno de los líderes en la marcha del 2 de octubre, en la cual vio a los militares dispararle a los estudiantes y a los civiles en la Plaza de las Tres Culturas y sus alrededores. Estuvo en la cárcel durante dos años, tras ser detenido por los gendarmes.

 

¿Qué papel jugaron los rectores en las protestas de la UNAM?

Luego huyó a Chile, en donde convivió con los intelectuales de ese país y disfrutaba en el cine películas de Pier Paolo Pasolini. También estuvo en Argentina y Brasil.

 

Fue amigo de la mayor activista mexicana homosexual del siglo XX, Nancy Cárdenas. En cuanto a sus militancias, formó parte de los partidos de tendencia comunista en México y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

 

Al final se alejó de la izquierda mexicana y se volvió un constante crítico de ella. Esto después de que salió del diario La Jornada, en el cual se enemistó con Monsiváis y Poniatowska. A partir de ahí generó polémica por ensayos sobre la sexualidad y el género y su búsqueda por las bases biológicas de las preferencias sexuales.

 

En 2014 generó una de sus mayores polémicas al acusar a los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa de participar en actividades delictivas durante la noche del 26 de septiembre.

 

Sus últimos años se dedicó a publicar novelas y ensayos de difusión científica desde Jalisco. Allí publicó en Milenio su columna. Su último texto, “Podemos Adivinar el futuro”, lo envió para que fuera publicado el 2 de octubre, el día en que iba a suicidarse. “Escribo esta predicción la noche del 4 de agosto. Cuando se publique será domingo 2 de octubre”.

¿Qué papel jugaron los rectores en las protestas de la UNAM?

“Elena Poniatowska, devenida experta y abrumada por preguntas que no sabrá responder, pero tendrá para cada una el debido cliché, el redondo lugar común que la hace adorable y linda”, escribe para la Premio Cervantes, para evidenciar la enemistad que se llevó hasta la muerte.

 

“Nunca dirá que su hermano, Jan Poniatowski, a quien dedica su crónica La noche de Tlatelolco, murió el 8 de diciembre, sí: de 1968, pero en un accidente de auto al salir de una comida en la hacienda de Juan Sánchez-Navarro, padre de otro Juan, más joven que Jan y gran amigo suyo”.

 

Luis González de Alba recuerda que Jan “se mató” el 8 de diciembre. “Por eso su hermana sólo proporciona el año en su dedicatoria, tramposa y oportunista: 1947-1968. Con 21 años y muerto en 68, y ya está: pregunten y les dirán que Jan murió en Tlatelolco”.

 

Después de esta última polémica de un hombre que vivió lanzando críticas ácidas y sin callarse casi nada, se le homenajeó de manera póstuma en la Ciudad de México, en la famosa librería Voces en tinta, de la mano del antropólogo Xavier Lizárraga, su amigo, Alonso Hernández, historiador LGBT, y Ernesto Oikón, encargado del seminario de literatura sobre diversidad sexual en la UNAM.

 

Después de su muerte se publicó Tlatelolco aquella tarde, en 2016. Su libro definitivo sobre el 2 de octubre, en el que reúne varios textos escritos por años con el hilo común sobre lo que pasó aquella tarde de 1968. Luis González de Alba lo vio todo desde el edificio Chihuahua, durante unas horas que marcarían su identidad, su historia como intelectual y la visión moderna que tenemos de los movimientos estudiantiles en México y en América Latina.

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