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Pobres, el 70% de muertos por Covid-19 en México

Pobres, el 70% de muertos por Covid-19 en México
Foto: Cuartoscuro

“El nivel de escolaridad es un indicador claro respecto del socioeconómico de las personas y el 70 por ciento de las personas que han fallecido por Covid-19 en México tenían cuando más, cuando más, estudios de secundaria, es decir, eran personas con condiciones precarias de vida”, sentencia Héctor Hernández Bringas, investigador titular del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Además, el tipo de empleo de estas víctimas mortales del virus del SARS-CoV-2, nos dice mucho también del nivel económico que poseían y de la mayor exposición al contagio que tenían, advierte el principal investigador del perfil de las víctimas de la pandemia en el país, doctorado en demografía por el Colegio de México (Colmex), en entrevista con La Hoguera.

Gracias a estos indicadores, actualmente podemos saber que 64 por ciento de los decesos —309 mil 546, de acuerdo a cifras de la Secretaría de Salud (SS) federal, al domingo 6 de febrero—, eran empleados del sector comercial: vendedores ambulantes, vigilantes, empleados de negocios, repartidores de alimentos, choferes y obreros, un segmento de la población muy expuesto al contagio diario debido a que tienen la necesidad de salir a trabajar para llevar alimento a sus familias, pues son un sector que “vive al día”.

Empleados del sector comercial, 64% de las víctimas fatales de Covid-19

Además de estar a merced de contraer la enfermedad de la Covid-19 durante su jornada laboral, este sector social tenía que enfrentarse a otra fuente de contagios, el transporte público, ya que suelen radicar en las zonas conurbadas de las ciudades, en las zonas más rurales.

Dadas todas esas condiciones desfavorables, el especialista reafirma: “son las personas más vulnerables las que siempre van a sufrir las peores consecuencias ante una desgracia, ante una tragedia natural fuerte. ¿Por qué? Porque son personas que no tienen acceso a servicios de salud”.

Carencia de programas gubernamentales

Con estas estadísticas es que Hernández Bringas criticó los escasos cuando no nulos apoyos implementado por los tres órdenes de gobierno, federal, estatal y municipal, al carecer de una visión integral ni crear programas para atender a una población que vive mayoritariamente de la economía informal.

Ejemplo de lo anterior, dice el demógrafo, fue el “famoso” programa “Quédate en casa”, implementado muy al inicio de la pandemia en México, en abril de 2020 —el primer contagio se reportó oficialmente el 27 de febrero de 2020—, por el Gobierno de la Ciudad de México, con el que se intentaba contener la dispersión de los contagios de Covid-19, proporcionando un paquete médico que consistía en un par de cajas de paracetamol, cubrebocas, termómetros, un tríptico educativo que explicaba los cuidados sanitarios básicos, además de despensa con productos de la canasta básica: arroz, frijol, lentejas, atún, chiles, gelatina, pasta para sopa, azúcar, galletas, pasta dental, cloro y papel sanitario, y una tarjeta con mil pesos, para aquellas personas que reportaban tener síntomas de la enfermedad.

Este programa no impidió que los ciudadanos, aún con los síntomas del SARS-CoV-2, salieran a las calles para ganar más dinero, alegando que ese recurso no era suficiente para mantener a sus familias.

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“En la Ciudad de México no hubo los apoyos necesarios para estas personas, al igual para los negocios que, lo único que recibieron fue un crédito de 20 mil pesos con lo que no resuelves nada, o de manera muy parcial, las necesidades. Para millones de personas el ‘Quédate en casa’ no fue una posibilidad real”, sostiene el especialista en población de la Universidad Nacional.

De haberse implementado el programa de manera correcta, se “hubiera evitado una gran cantidad de muertes porque en ese momento no había vacunas”, pues si tomamos como referencia aquellos países que sí instrumentaron programas de apoyo en el pago de servicios como la energía eléctrica o el agua, entre otros, sí lograron que el impacto de las muertes fuera menor. Lo que sí reconoce es que “México es un caso muy particular”, en el que “la mortalidad no se iba a evitar de ninguna manera, aunque sí en las cantidades que ocurrieron al inicio de la pandemia en el país”.

Mayor letalidad en zonas pobres y rurales

Pese a que los mayores porcentajes de mortandad en la pandemia por el nuevo coronavirus —identificado originalmente en Wuhan, China, el 31 de diciembre de 2019, pero que posteriormente se han conocido brotes previos, como en España, el 12 marzo de 2019, es decir, nueve meses antes que en la provincia china— se da en zonas urbanas debido a la vocación de concentrar a la población por la mayor oferta de empleos que ofrece y cuando hablamos de la letalidad del virus, la zona geográfica de residencia de las víctimas cambia radicalmente para situarse en estados rurales, en aquellos en que existen menos personas y menos contagios.

La razón de lo anterior, explica Hernández Bringas, es que la letalidad —el porcentaje de las personas que fallecen respecto al número de contagiados— en las zonas pobres de México asciende a 16 por ciento, el doble de la media nacional, que ronda entre los 7 y 8 por ciento. Es decir que mueren 8 personas de cada 100 casos registrados que se contagian, mientras que en las zonas pobres mueren 16.

La causa es que en las zonas rurales y en las pobres se carece de servicios de salud, por lo que no se realizan pruebas, pues “no existen” y las posibilidades de llegar a un hospital y ser atendido son “muy bajas”. Estos factores son determinantes a la hora de hacer el conteo del número de decesos respecto a la cantidad de personas que contrajeron la enfermedad.

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“Entonces, en zonas rurales, en las zonas apartadas, en los estados con mayor pobreza, donde la letalidad es más alta, hay menos contagios, pero si te da la Covid-19, tu probabilidad de muerte es extremadamente alta”, alerta el demógrafo por el Colmex.

La mayor cantidad de muertes por SARS-CoV-2, reitera, está directamente relacionada con la densidad poblacional. Es decir que las grandes ciudades son las que presentan mayores niveles de contagios y las que tienen más muertes, debido a que en las ciudades más habitadas resulta casi imposible mantener la sana distancia. Así, advierte, la Covid-19 “sí es un fenómeno de carácter urbano y con la particularidad de las zonas fronterizas”, en las que existe mucho tránsito de personas de varios países, lo que dificulta tener un control de la pandemia.

El Estado de México y la Ciudad de México confirman esta condición, al ser las dos entidades con mayor densidad poblacional —con 16 millones 992 mil 418 y 9 millones 209 mil 944 personas, respectivamente, de acuerdo con el Censo de población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi)—, son las mismas que tienen los mayores índices de contagios y muertes.

De acuerdo con los propios datos oficiales otorgados por la SS, hasta ayer domingo 6 de febrero, la Ciudad de México encabezaba los contagios nacionales acumulados con un millón 268 mil 716 casos, lo mismo que las muertes, con 54 mil 030. El Estado de México, reporta 486 mil 369 contagios durante toda la contingencia sanitaria desde la aparición del primer caso en la entidad —6 de marzo de 2020—, y 33 mil 694 personas fallecidas a causa de la Covid-19.

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