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¡Qué espectáculo…!

El ‘sospechosismo’ en el Teletón

Teletón cumple sus metas
Foto: Especial

Teletón lo hizo de nuevo, sí, pese a que no había una meta, sospechosamente otra vez superó lo recaudado en 2020 con todo y que se ha dicho hasta el cansancio, incluidos los espacios noticiosos de Televisa, que la gente no tiene dinero, que hay más número de pobres que en otros sexenios y que la gente está tan mal económica y anímicamente que ya no cree en nada.

Hace un año, cuando la pandemia de Covid-19 estaba en un nivel muy superior al actual, es decir, cuando los despidos eran al por mayor pues no abrieron ni las tiendas donde tradicionalmente se compran los regalos navideños y en su lugar los hospitales comenzaban a llenarse por contagios, con lo que los mexicanos estaban más preocupados por el destino de su familiar —muchos de ellos intubados—, que cualquier otra cosa, el Teletón sin poner una meta, recabó 380 millones 679 mil 601 pesos; es decir, 6 millones 429 mil 092 pesos más de lo “donado” en 2019 que fueron 374 millones 250 mil 509 pesos.

Este diciembre no fue la excepción, sin ponerse una meta, la madrugada del sábado se anunció que “la gente” se volcó para donar y se recaudó 387 millones 733 mil 462 del águila, es decir 7 millones 053 mil 861 pesos más que en 2020.

Teletón alcanza la meta

Al ver estas cifras se da pie a utilizar la palabra “sospechosamente”, porque de un momento a otro, y cuando los conductores anuncian que “llevamos muy poco” con una expresión digna de alguna telenovela, las “hadas madrinas y padrinos” usaron el teléfono para que, casi al unísono, llamaran o transfirieran más de un peso para ser parte del Teletón.

De 2017 a la fecha las “metas superadas” han sido de entre los 3 y 7 millones de pesos, algo que si no se lograra, el Teletón desaparecería pues representaría un gasto sumamente fuerte para los de San Ángel sin obtener ganancias, en este caso, al tratarse de “donativos” que Televisa entrega, son libres de impuestos para la televisora no para el ciudadano común que de buena voluntad apoya.

Y aún más, si de plano se ve que esa “meta” no será, dejemos rebasada, por lo menos alcanzada, los mandos ponen la diferencia para que el acto de magia tenga buen término cuando todos, más que felices, den la cantidad que se logró.

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De esto, nada más falta que el banco donde está abierta la cuenta “Teletón” también saque tajada, no sería extraño pues si con la pandemia las instituciones bancarias hicieron creer que las deudas serían respetadas para que la gente pudiera pagarlas a meses si firmaban un acuerdo y resulta que terminaron más endeudados por los “intereses que se les pospusieron”.

El teletón por sí mismo no es un ente al que se le pueda criticar, quienes laboran ahí merecen todo el respeto porque atienden a pequeños que lamentablemente necesitan de una atención especial para no ser discriminados… olvidados, pero quienes sí, son los que con base en la buena voluntad de la gente hace negocios a costa de una población a la que se expone a cuadro como si fueran especímenes raros para causar lástima, pero de esa lastimera, eso es lo que no tiene madre.

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Otra cosa que verdaderamente causa hilaridad es “la unión de los medios de comunicación” y de las marcas participantes.

De los primeros, dicen que perro no come perro, pero —y esto lo puedo asegurar— sí se pisan unos a otros y sólo están ahí porque los lectores, escuchas o televidentes vean que ellos también son parte de los grandes movimientos sociales, pero que en verdad utilizan un movimiento social para colgarse de él.

Galilea Montijo en Teletón

De las marcas, es muy simple, el Teletón sirve de infomercial de por lo menos 16 horas de duración donde se resaltan los logros de cada una de ellas, pero donde se olvida que muchos de sus productos tienen exceso de azúcar, grasas y otros elementos que han convertido a las niñas y los niños en obesos, hipertensos, diabéticos y otras comorbilidades.

Así que sí, el Teletón con Marco Antonio Regil y su sonrisa “colgate” (muy a la de Juan José Origel), el ser al que alguien le dijo que era chistoso y se la creyó: Faisy, el hombre que se dio cuenta que no es lo mismo la televisión que la radio y no duró ni un año a cuadro: Mariano Osorio; y quien dicen la malas lenguas que tuvo un affaire con un narco: Galilea Montijo, lo volvió a hacer…

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