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Nación

Daniel Goldin revira a Marx Arriaga y le acusa de proferir aseveraciones difamatorias

Foto: Cuartoscuro

Daniel Goldin, exdirector de la Biblioteca Vasconcelos, contestó a las acusaciones en su contra por parte de Marx Arriaga, director general de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), quien aseguró, entre otras cosas, que beneficiaba a escritores «privilegiados» de Letras Libres y Nexos.

En una carta, Goldin inició su defensa mencionando que su renuncia no se debió a no aceptar un programa de trabajo de Arriaga. Nuevamente, reiteró que el 31 de enero de 2019 el funcionario de la SEP le negó la entrada a una reunión con el personal de la biblioteca, situación que aprovechó para decirles que a partir de ese momento únicamente recibirían instrucciones directas de él y ya no de su director.

El extitular de la Biblioteca Vasconcelos mencionó que su crítico mintió y profirió aseveraciones difamatorias también por señalar que desde su encargo benefició a «escritores privilegiados». De acuerdo con Marx Arriaga, Daniel Goldin convirtió a la biblioteca en un «salón de juegos» donde hacían presentaciones personajes representados por las revistas Nexos y Letras Libres, con la finalidad de sacar recursos para sus proyectos.

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«Esa es una afirmación que tendrá que comprobar debidamente. Asevero categóricamente que fracasará en el intento», escribió y precisó que durante su dirección se realizaron alrededor de 2 mil actividades educativas y culturales donde participaron figuras como el expresidente de Uruguay, José Mujica, Judith Butler, el historiador Federico Navarrete, el flautista Horacio Franco, el artista plástico Vicente Rojo y la directora del programa Art of the Ancient Americas del Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, Diana Magaloni, entre otras.

Mencionó que menos de la mitad de quienes participaron en las actividades fueron escritores, pues su concepción de biblioteca pública fue más allá de concebirla como un territorio exclusivo para los interesados en las letras. En tanto, aseguró que nunca realizó ninguna colaboración en coordinación con las revistas mencionadas y sostuvo que las suscripciones a estas se realizaban desde la Dirección General de Bibliotecas y no desde la biblioteca.

Este también negó haber tenido un «jardín privado para meditar»; al respecto, manifestó que hubo un vivero creado antes de su dirección, pero que conservó como un almácigo para abastecer el jardín que rodea a la biblioteca dado que no contaba con condiciones de seguridad para abrirse al público.

Por último, reviró a Marx Arriaga respecto a los recursos con los que contaba la Biblioteca, advirtiendo que él nunca pidió 15 millones de pesos sino 8 millones para poder contratar por honorarios al personal que apoyaba los servicios bibliotecarios a las actividades educativas y culturales.

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