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¡Qué espectáculo…!

Chumel y las ‘fake news’

Foto: Especial

Sobresalir en el show business no es para todos. Hay quienes hasta se han encuerado para que hablen de ellos y tener cinco minutos de fama con la que ya creen haber conseguido su máximo nivel histriónico.

Lamentablemente, ese negocio no es para todos y menos para los que se sienten dueños de una capacidad histriónica tan efectiva que el humor negro se les da como agua en la fuente.
Ejemplos hay de sobra, uno de ellos, el tal Chumel Torres, al que no le bastó con tratar de desaparecer del mapa al estado de Hidalgo toda vez que acabe la emergencia sanitaria, sino que ahora, también por redes sociales el tipo difundió la muerte de un médico por culpa de Covid-19.

Y resultó que este personaje después dijo que era algo ficticio, es decir, le valió madres que haya gente verdaderamente idiota que agrede a los trabajadores de la salud, y se hizo el chistoso con algo igual de idiota que él.

Por fortuna, HBO tiene en su parrilla a John William Oliver, un comediante, presentador de televisión y actor británico nacionalizado estadounidense que conduce Last Week Tonight, una verdadera joya de los talk show a nivel mundial.

Sin necesidad de estupideces y al hacer uso de un guión inteligente, este ganador del Emmy en 2009 por su trabajo en The Daily Show with Jon Stewart, mostró maestría para calificar al presidente del país vecino del norte, Donald Trump, de verdaderamente irresponsable y loco cuando avaló a un supuesto especialista que aseguró que la Hidroxicloroquina era el remedio para el coronavirus.

“Usted es el presidente de este país, no un eco de lo que ve en la televisión, ahora la gente que necesita ese medicamento, ya no lo encuentra, y usted le dio a sus votantes la posibilidad de que les dé arritmia y un paro cardiaco”, y no necesitó de palabras altisonantes para poner en su lugar al “hombre más poderoso del planeta”.


Igual, el copresentador del podcast satírico The Bugle puso en su lugar a Fox News Channel y Bussines, pues sus “conductores” que, por supuesto se cuelgan el milagrito de ser periodistas, aunque sólo se dedican a leer noticias en el teleprónter, dado que ahí el famosísimo Dr. Phil dijo que el virus era una invención, y los conductores de noticias comenzaron a decir que el Covid-19 no era peligroso pues los asaltos con violencia y accidentes automovilísticos mataban a más ciudadanos.


Hoy, los tipos no saben qué hacer para que la gente olvide esas declaraciones.

Pero también puso en evidencia a los empresarios que dirigen el beisbol, pues ya buscan cómo regresar las Grandes Ligas y con público, al aventarse la puntada de que “con una careta no se podrá tomar cerveza, pero sí comer salchichas, así que no hay motivo para que regrese para lanzar la bola”.

A esto, el genial Oliver señaló: “como lo escucharon, estos imbéciles ya quieren regresar a los estadios. ¿Estarán ciegos y por eso no han visto que tenemos decenas de muertos todos los días?, si hoy salimos mañana no van a tener a nadie para venderles sus salchichas. La economía a nivel mundial colapsa, pero eso se pude arreglar, si pueden regresar de la muerte a familiares que mueran por el Covid-19, ¡salgan y arriésguense ustedes, hay quienes aún usamos el cerebro y como ejemplo, está una encuesta que dice que el 86 por ciento de la población teme que se levante las medidas en contra del Covid-19 de manera pronta”.

Por supuesto que los líderes religiosos por televisión no se quedaron atrás. Se difundieron videos de esos tipos que hablan con Dios. Uno de ellos maldijo al virus y luego de escupir, dijo: “Vete coronavirus, yo te lo ordeno en el nombre del Dios”, mientras que otro que tiene su programa de radio aseguraba: “Eso no existe, si Dios hubiera querido matarnos ya lo habría hecho, no hagan caso, el Señor nos protege”.

En este caso el remate de John es más que contundente: “Hoy uno de ellos ya fue a platicar personalmente con Dios”.

Ser gracioso tiene su chiste, no es escoger un nombre ridículo como Chumel; significa dominar las luces y la cámara, entender que buscar hacer reír para comer diario no es el trabajo, la labor es usar el sentido común y no ser un sentido común.

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