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¡Qué espectáculo…!

Una charla con Rosita Quintana

Una charla con Rosita Quintana
Foto: Especial

Resulta muy extraño que Televisa, la empresa que se jacta de tener a las “estrellas” pues, dicen, es la que mejor los trata, se haya olvidado de una mujer que, incluso, su último trabajo lo hizo en una producción de los de San Ángel: Rosita Quintana.

De acuerdo con su “tradición”, en los canales De Película y Distrito Comedia, además del llamado Las Estrellas y el Nueve suelen poner un Listón negro por lo menos durante el día en que fallece un actor, actriz o cantante, pero en esta ocasión, ni eso.

Caso contrario fue lo que hizo TV Azteca, que sin que Rosita Quintana fuera artista de sus filas le brindó un homenaje el fin de semana con dos películas de 1949: Novia a la Medida (Gilberto Martínez Solares) y Una Canción a la Virgen (René Cardona), lo cual habla muy bien de esta empresa pues no vieron a qué fila pertenecía, sino la vida que la actriz y cantante le dio al espectáculo.

Foto: Especial.

Esta situación me recordó, amable lector, la plática que tuve vía telefónica con doña Trinidad Rosa Quintana Muñoz, nacida en Buenas Aires, Argentina, pero nacionalizada mexicana, en el marco del 25 Aniversario Luctuoso de don Germán Valdés Tin Tan.

En junio de 1996, gracias a don Tomás López Ortega, entonces jefe de espectáculos de La Extra de Excélsior, me comuniqué con doña Rosita.
Al contestar, me identifiqué y mencioné que realizaba un trabajo para recordar al buen Tin Tan pero en voz de quienes trabajaron con él. De hecho, le comenté que doña Fanny Kaufman Vitola, doña Silvia Pinal, así como don Wolf Ruvinskis, don Manuel  Loco Valdés y don Ismael Pérez Poncianito ya me habían hecho el favor de hablarme de tan gloriosa época del cine nacional.

Me dijo que no tenía problema en hablar de ello pero que le marcara por la noche porque tenía un compromiso y estaba por salir.

Foto: Especial.

Y así lo hice, doña Rosita comenzó su relato: “Desde que me llamó no he dejado de pensar en ese trompudo, ese pachuco que parecía agarrarlo todo a juego pero que en realidad era su manera de decirnos que no trabajáramos, sino que debíamos divertirnos en lo que le decían trabajo”.

Así, salieron cientos de anécdotas de 1949, cuando con el buen “Tin” fueron dirigidos por don Gilberto Martínez Solares en Calabacitas tiernas y Soy charro de levita. Su risa de cuando habló de la pelea con la brasileña Rosina Pagá, la cubana Amalia Aguilar, la mexicana Nelly Montiel y la entonces niña española Gloria Alonso, dejó escuchar a una Rosita que en verdad se divirtió.
“Fue una gran época con ese pachuco, mi trompudo, como le decía. Pero el recuerdo de Tin Tan no fue sólo por habernos divertido en las filmaciones sino porque fue un verdadero caballero, un compañero de los que nunca dejó que la fama se le subiera y siempre estaba al pendiente de lo que necesitaran sus amigos.

Foto: Especial.

“Y si tengo algo grabado que me dejó es lo que hoy aplico en mi vida, me decía: ‘Mira, chata, esta vida hay que gozarla y siempre tener amigos. Cuando nos hagamos viejitos nadie se va a acordar de nosotros, pero tenemos memoria y sabemos que cuando hacemos alguna película es para el público, sí, pero también para nosotros, porque eso es lo que somos, le damos vida a mucha gente con nuestros personajes y nos dejan que hablemos por ellos’”.

“Sin querérmelas dar de ‘muy muy’, como decía él, mi carrera siempre buscó eso, no ser de las que está alejada del público, al contrario, me gusta estar cerca de él porque si en algún momento se me olvidara quién soy y cómo México me cobijo, la gente se encargará de ponerme en mi lugar. No sé si llegaré a vieja y me vayan a recordar por lo que hice, pero estoy feliz porque me he dedicado a lo que me gusta y eso también me ha ayudado a ser, porque así lo considero, una buena madre”.
Gracias doña Rosita por la confianza.

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