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Internacional

Turquía: la extraña desaparición de un disidente político

Khashoggi The Washigton post
Foto: The Washington Post.

El The Washington Post busca respuestas sobre un periodista desaparecido que podría estar muerto.

El 4 de octubre de este año el prestigiado diario estadounidense publicó una editorial. Bajo el lema del diario: “La democracia muere en la oscuridad”, el texto preguntaba dónde estaba Jamal Khashoggi, reputado periodista de Medio Oriente y colaborador del medio, quien desapareció cuando entró al consulado saudita en Estambul el martes 2, para no salir más.

“Las palabras de Khashoggi deberían aparecer en el espacio de arriba, pero no se ha sabido nada de él desde que ingresó en un consulado de Arabia Saudita en Estambul por un asunto consular de rutina el martes por la tarde”.

El gobierno de Arabia Saudita dijo que salió del consultado después de haber hecho el papeleo. No obstante, la prometida del periodista que lo esperó a las afueras del edificio reclamó que no, y que no hay ninguna señal de que haya abandonado el edificio.

El Post comenta: “El señor Khashoggi no es un comentarista cualquiera. Durante una larga carrera, ha tenido un contacto cercano con la realeza saudí y sabe más que la mayoría sobre cómo piensan y funcionan”.

El diario relata en su artículo “¿Dónde está Jamal Khashoggi?” que el periodista había lanzado críticas a la realeza de su país que habían tocado fibras sensibles. Luego de la victoria del presidente Donald Trump, el periodista comentó que el gobierno del recién coronado Mohammed bin Salman estaba “legítimamente nervioso” por la victoria del magnate.

El príncipe en tan solo un año se hizo fama de represor. El Post explica que en las cárceles de Arabia Saudita hay clérigos, blogueros, periodistas y activistas que contradijeron a su alteza, así como mujeres que protestaron a favor de sus derechos y que fueron silenciadas.

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El gobierno ordenó a Khashoggi dejar de escribir y usar su cuenta de Twitter. El periodista les dio la espalda y decidió salir del país en 2017: “He dejado mi casa, mi familia y mi trabajo, y estoy levantando la voz. Hacer lo contrario traicionaría a los que languidecen en la cárcel. Puedo hablar cuando tantos otros no pueden”, escribió en una de sus últimas publicaciones dentro de Arabia Saudita.

Luego de salir de su país, las críticas al príncipe aumentaron. Escribió para el diario que las restricciones del príncipe habían “absorbido el oxígeno de la plaza pública (libertad de expresión), una vez limitada pero presente”.

Khashoggi eligió como hogar temporal Estados Unidos, desde donde defendió el sueño de una sociedad saudita moderna y más libre.

Por desgracia, el final de la historia se dibuja más oscuro. Pues el sábado 6 de octubre funcionarios del gobierno de Turquía informaron al diario que el periodista fue “asesinado en el Consulado de Arabia Saudita”, la semana pasada, por un equipo “específicamente (enviado) para su asesinato”.

Los investigadores turcos especulan que al menos 15 personas vinieron desde Arabia Saudita para acabar con la vida del periodista. “Fue un asesinato planificado”, dijo uno de los investigadores para el Post.

Aunque no se han mostrado pruebas de esto, se sabe que el fiscal de Estambul ya abrió una investigación sobre la desaparición. Por su parte las autoridades turcas han aclarado que Khashoggi no abandonó el consulado. Se puede esperar lo peor.

La polémica llegó a estar incluso en manos del príncipe, quien para la cadena Bloomberg News dijo que Khashoggi había dejado el edificio diplomático poco antes de terminar el martes. Sin embargo, tampoco se ha aportado evidencia sobre esto.

Periodistas de la agencia de Reino Unido, Reuters, revisaron el consulado con permiso del cónsul general de Arabia Saudita para revisar si el periodista (o el cuerpo) seguían en la embajada. No encontraron nada.

Por su parte las autoridades sauditas rechazaron enérgicamente que Khashoggi esté muerto.

El Post especificó que el 28 de septiembre el periodista visitó el consulado para obtener los documentos para su boda, según dijeron su prometida y amigos.

El martes, el día de su desaparición, regresó al consulado, y le advirtió a su novia su temor por no poder irse. Era la 1 y media de la tarde.

Khashoggi le dejó su teléfono y le pidió que si él no aparecía más ella debería llamar a un miembro del partido gobernante en Turquía. Tras cuatro horas, la mujer llamó a la policía.

Tanto el gobierno de Turquía como el de Arabia Saudita no han querido dar los videos de las cámaras de seguridad que podrían resolver el misterio.

¿El disidente ha muerto? El caso de conspiración política aún no se cierra. El Post ha expresado que el caso no les parece poco relevante: “Estamos preocupados”, sentenciaron en uno de los textos dedicados a dar con su paradero. ¿Dónde está Khashoggi?

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