Internacional
Referéndum catalán: No se llama 1-O, se llama 2019
El Referéndum catalán se llama 2019. La lógica para el estado y para el resto de partidos no es solucionar un problema político que España tiene desde hace décadas, sino las próximas elecciones generales. No habrá diálogos entre los independentistas y el ejecutivo ni antes ni después del 1-O, porque a ningún político, o mejor dicho a casi ningún político, le interesa, ahora mismo, solucionar el problema catalán.
Rajoy, presidente del Gobierno y líder del Partido Popular, sabe que no será él quien solucione a Cataluña, entre otras cosas porque no es un problema de votación o no votación como ahora se plantea, el problema catalán pasa por abrir a corazón abierto la Constitución Española, y hacerlo significa perder votantes para los populares. Y al estadista Rajoy no le gusta perder.
Pedro Sánchez, secretario General del PSOE, tiene su oportunidad el 2-O de ser Presidente del Gobierno. Su idea de hacer de España una Nación de Naciones, como bien argumenta Jaime Miquel, es una quimera que no sirve para Cataluña ni para el País Vasco. Pero Sánchez será lo que deba ser para llegar a ser presidente, aunque deba prometer y defender quimeras, y más aún, esperará a que suceda cualquier despropósito mañana, cuando Rajoy intente imponer la ley y frenar el referéndum. Si esto ocurre, si mañana existe ese despropósito, Pedro Sánchez tendrá la excusa perfecta para llegar a la Puerta de los Leones del Congreso de los Diputados con una moción de censura bajo el brazo y una comisión para tratar el problema político que ahora se presenta bajo el otro.
Si esto sucede Mariano Rajoy dejaría de ser presidente antes de diciembre con vistas a conquistar de nuevo el gobierno la próxima legislatura, porque si algo necesita el PP es ser aún más PP para los suyos, y es lo que intentan a cada golpe de timón en este via crucis catalán. Y mientras todo esto ocurre Rajoy tiene clara una cosa: mientras todos los grupos lo acusan de ser el peor presidente de la democracia, el proceso catalán aparta la vista de la corrupción de su partido, y lo lleva a una lucha en la que para los suyos puede ser por primera vez el héroe, gracias a la ley, y con ello salvar al partido.
Los partidos pro independencia también tienen clara una cosa: la narrativa del «derecho a decidir» ha engrandado sus filas desde el 2010. No es independencia, es decidir. Si o No, pero decidir. Y saben que esta narrativa les va a volver a dar la confianza para el próximo gobierno, tendremos que ver qué tan fragmentado está el voto entre todos los partidos que forman el frente independentista, pero la suma volverá a darles para volver a formar el próximo «Govern de Catalunya», y seguramente con mayor margen.
Podemos, el partido político que llegó para cambiar la política española, es el mayor perjudicado en todo esto. Su postura coherente es la menos práctica electoralmente. Las posiciones se están radicalizando y ellos, como los tibios en el Apocalipsis, van a ser expulsados de la suma. Eso sí, hoy en día son la fuerza que puede sumar para «asaltar el cielo» y poder llegar a la Moncloa junto con Pedro Sánchez y tener 2 años para mejorar su posición y encontrar su narrativa.
Ciudadanos, partido de centro-derecha y marca blanca del PP para muchos, está aprovechando la narrativa que lo ha hecho crecer a nivel nacional: España frente a todo. Han dejado de ser tibios, se han posicionado y su lógica está clara: aguantar y sumar en territorio catalán. A nivel nacional el discurso les funciona: mismo discurso que el PP, pero siendo menos arcaicos y más blancos, sin bés. Eso sí, va a ser un discurso que no les valdrá ni en la Comunidad Valenciana ni en el País Vasco, donde dejarán de existir para pasar a simplemente a coexistir.
Entiendo la dinámica electoral, puede ser legítima o no (aquí ya entra la opinión de cada uno), lo que me parece indignante es la utilización de la política de «República Bananera» que tanto les hecha en cara el PP a Podemos en el Congreso, pero que ahora utilizan para lograr sus objetivos. La perversión de las instituciones que estamos presenciando en España es sencillamente intolerable para un país que se dice europeo y que tiene la democracia por sistema político y por derecho de conquista. El derecho penal no solucionará un problema político-social. La valentía política si.
El problema que hoy tanto se debate en España no se llama independencia, se llama miedo a perder votantes.
*Carles Salom es actualmente líder de estrategia de la consultora Politiks360. Es Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Valencia y maestría en Comunicación y Estrategia por el Instituto Ortega y Gasset. Trabajó como Director de Marketing y Estrategia en Sanchis y Asociados y ha participado en campañas estatales y nacionales en España, México, Colombia y Argentina.
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