Pfizer ocultó posible tratamiento para prevenir el alzhéimer

Pfizer, el gigante farmacéutico estadounidense, ocultó indicios de que Enbrel, potente antiinflamatorio auxiliar en el tratamiento de la artritis reumatoide y uno de sus fármacos más vendidos, podría reducir hasta en un 64% el riesgo de padecer alzhéimer, según reveló The Washington Post con base en archivos de la compañía a los que tuvo acceso.

De acuerdo con la información recabada, la verificación de tal efecto habría implicado un costoso estudio clínico que, luego de un prolongado debate interno, la empresa decidió no sólo no reanudar, sino tampoco hacer público el descubrimiento.

Según reportó el diario estadounidense, un documento de PowerPoint elaborado por un equipo de expertos de Pfizer para exponer el resultado de las investigaciones previas, evidenciaba, textualmente, que «el Enbrel podría potencialmente prevenir, tratar y ralentizar la progresión del alzhéimer».

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Aunque el hallazgo se produjo en 2015, tras el análisis de «cientos de miles de reclamaciones de seguros», dicho informe no sería presentado ante el comité interno de la compañía sino hasta febrero de 2018.

La corporación de expertos a cargo de la investigación, todos miembros del departamento de enfermedades inflamatorias e inmunología, habrían solicitado a Pfizer el financiamiento para llevar a cabo un ensayo clínico con varios miles de pacientes, cuyo costo estimado ascendía a 80 millones de dólares (unos mil 600 millones de pesos).

Sin embargo, luego de tres años de estudiar la posibilidad de un potencial antídoto contra el alzhéimer contenido en el Enbrel, Pfizer descartó toda probabilidad de dar el visto bueno a la investigación bajo el alegato de que la expectativa de que el fármaco alcanzase de forma directa el tejido cerebral era muy baja.

«La decisión de no continuar investigando fue exclusivamente científica», declaró un portavoz de la compañía, y destacó que la publicación de una síntesis de los hallazgos estadísticos «no habría cumplido con los rigurosos estándares científicos» de Pfizer.

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A la fecha, la búsqueda de tratamientos efectivos para combatir el alzhéimer ha sido infructuosa, a pesar de las copiosas sumas que se han invertido a tal propósito.

En poco más de una década, desde la salida al mercado del último medicamento recetado para atender los síntomas del alzhéimer, se han llevado a cabo más de 400 ensayos clínicos para encontrar un fármaco capaz de prevenir e inclusive tratar de forma eficaz esta enfermedad. Todos han fracasado.

En la actualidad, se estima que este padecimiento neurodegenerativo, cuya forma más común de manifestación es la demencia, que se caracteriza por la pérdida gradual de la memoria y otras capacidades cognitivas, es incurable y afecta a por lo menos medio millón de pacientes nuevos cada año.

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Aunque es poco frecuente que un fármaco desarrollado para el tratamiento de un padecimiento en específico derive en su aplicación para otros fines médicos, no se trataría de la primera vez que Pfizer experimenta una situación similar.

El Sildenafilo, fármaco originalmente concebido para combatir la hipertensión arterial pulmonar, comenzó a destinarse al tratamiento de la disfunción eréctil: el famoso Viagra, que desde su lanzamiento en 1998 ha generado ganancias multimillonarias para la compañía.

En este sentido, mientras que en su momento el Viagra fue patentado por Pfizer para su comercialización exclusiva, el Enbrel no cuenta con protección legal alguna, por lo que se presume que la potencial reducción de las ganancias para la farmacéutica es lo que en realidad merma los incentivos para indagar posibles usos adicionales del fármaco.

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Con frecuencia, las compañías farmacéuticas son objeto de críticas por encubrir los efectos negativos de sus productos; sin embargo, no existe un consenso claro sobre a qué obligaciones se encuentran sujetas en caso de hallar posibles efectos positivos en sus fármacos, en aras del progreso en materia de salud.

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