A Fuego Lento
Martínez Cázares: cuando el destino nos alcanzó
Germán Martínez Cázares renunció al IMSS e hizo lo que la oposición no ha podido en meses, cimbrar la 4T y hacer que hasta algunos de los más férreos creyentes de Andrés Manuel se cuestionaran si en verdad se lleva el buen rumbo que el presidente pregona día con día. Y es que, desde que inició el nuevo gobierno, Martínez Cázares fue uno de los más constantes críticos de la implementación desmedida de la austeridad republicana y los programas del bienestar, vendidos como la gran solución al cáncer de la corrupción y la desigualdad.
Una vez que se aprobaron las leyes que centralizaban el gasto público en la Secretaría de Hacienda, el entonces director del IMSS fue el primero en alzar la voz ya que estas medidas volvían completamente inflexible el gasto. Incluso advirtiendo con presentar un amparo para poder seguir dando tratamientos a las víctimas de la guardería ABC, las cuales habrían quedado a su suerte de no ser porque el presidente dio el visto bueno, luego de ser evidenciado en medio de la polémica de las estancias infantiles.
Desencuentros entre Martínez Cázares y sus compañeros de gabinete, incluso con el mismo Andrés Manuel, se dieron de manera esporádica, espontánea, pero a la vez ruda. Hace apenas una semana, el presidente desechó, mano en la cintura, las cifras de desempleo con las que el IMSS alertó de posibles bajas en la actividad económica. Esto bajo el argumento de que el Seguro Social no registraba los miles de empleos generados por medio de programas sociales. Es decir, a manera de empleo subsidiado por el Estado.
Claro, no faltaron quienes, simplemente, vieron en Martínez Cázares a un panista desubicado que no supo adaptarse a los cambios del país. Como Fabrizio Mejía, quien dio por un hecho que el senador con licencia se sumó a la 4T por mero interés en la impunidad. Si esto es verdad, ¿cuántos Martínez Cázares sumó Andrés Manuel a la oleada del pasado 1 de julio en su carrera a la presidencia y hoy gozan de estancias en el Congreso y puestos en el gobierno federal? ¿Cuál de los dos escenarios sería peor?
Salió el calderonista, después de que entró el peñista
Hablando de sumar a innombrables a la 4T, ayer una de las figuras más asociadas con el sexenio de Peña Nieto se apersonó en la Secretaría de Hacienda. Sí, la misma a la que Martínez Cázares, la otrora mano derecha de Calderón Hiojosa, señaló de seguir implementando medidas de esencia neoliberal. Raúl Cervantes, el último procurador del peñismo, se escurrió por los pasillos del cada vez más silencioso Palacio Nacional, más o menos 24 horas antes de que el más calderonista de los presidentes del PAN abandonara el barco de Andrés Manuel.
Haciendo gala, una vez más, de sus dotes para fingir ceguera y sordera absolutas, Cervantes Andrade atravesó el evento en el que se anunciaron los impuestos a plataformas digitales de servicios y dejó atrás a reporteros, invitados y funcionarios para ingresar al elevador que lo llevaría directamente a las oficinas del hombre de los billetes. Dejando a más de uno, quienes captaron su figura por el ramillo del ojo, dudando si en realidad era él o sólo el fantasma de los sexenios pasados.
Pero sí, el hombre más leal a Peña Nieto que pisó la PGR y quien “se fue encabronado”, reportaron en su momento, cuando no se le permitió el pase automático para volverse fiscal general por casi una década, llegó al epicentro de la 4T como quien ingresa a una plaza comercial a ver anaqueles. Lo que haya hablado con los mandamases de Hacienda queda en el imaginario de cada quien. Por cierto, no, el exprocurador no acudió a la cita a bordo de su Ferrari.
Sheinbaum le hace la tarea a Lajous
De todo el gabinete de Sheinbaum, Andrés Lajous, secretario de Movilidad, es el más reticente. Veamos por qué.
El día de hoy un manojo de transportistas (microbuseros en su mayoría) se plantó frente al Ayuntamiento de la Ciudad de México para exigir una audiencia con la jefa de Gobierno, pues el secretario Andrés Lajous “no los quiso recibir” a pesar de la insistencia desde hace tiempo. Los microbuseros no vieron otra alternativa más que pararse frente a la oficina de Sheinbaum para ser escuchados.
¿Por qué querían verse con Lajous? Los dueños del transporte concesionado están exigiendo seguridad (debido a los asaltos al transporte público) y un aumento en la tarifa de dos pesos con cincuenta centavos para, argumentan, invertirlos en el mejoramiento de sus unidades. Además, los microbuseros presumen tener una buena relación con los taxistas de la CDMX y ambos han amenazado que en caso de que no sean escuchados harán un paro de labores el lunes 3 de junio.
Lajous no los escuchó y ahora los microbuseros han amagado a Sheinbaum. En respuesta, la jefa de Gobierno comentó que “ya se está hablando con ellos” y aseguró que aunque su demanda es legítima, los salarios de la CDMX no han subido lo suficiente. Cuando se le comentó de la amenaza de paro, Sheinbaum dijo que “espera que no se llegue a esos extremos” y que están pensando en una forma de financiamiento para mejorar los transportes de la ciudad. Eso sí, Sheinbaum dijo tajantemente NO al aumento de tarifa.
¿Le costaba tanto a Lajous reunirse con los transportistas y decirles lo mismo que mencionó la mandataria? Pues al parecer, sí. Sheinbaum se tuvo que “fletar” y hacer lo que secretario de Movilidad no pudo o no quiso. Bien sabemos que Lajous no es amante del diálogo. Es más: si no habla, mejor.
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