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Metrópoli

Mancera ganó por el PRD y el PRD perdió todo por él

Mancera fue parte del declive del PRD en la CDMX
Foto: Twitter / @HECavazosA

La Hoguera da un repaso de lo que fue el PRD hasta la debacle de las pasadas elecciones. Hasta 2012, el Partido de la Revolución Democrática había sido el partido que había monopolizado el poder en la CDMX. Desde que se permitió la elección del jefe de Gobierno capitalino, los delegados y de legisladores locales, este partido había dominado mayoritariamente el espectro político. Los triunfos de Cuauhtémoc Cárdenas (1997), Andrés Manuel López Obrador (2000) y Marcelo Ebrard Causaban (2006) hicieron del Distrito Federal el bastión principal del partido del sol azteca por la cantidad de votos e incluso hicieron que estos personajes cobraran la fuerza suficiente para ser, o al menos considerarlos, candidatos potencialmente fuertes para ganar la presidencia al final de su mandato.

Las cifras bajas de delitos en la capital mexicana respecto al ascenso de la inseguridad en casi la totalidad del resto del país, la aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo y la despenalización de la interrupción del embarazo, causaron furor entre una población joven que crecía y buscaba un partido que garantizara el apoyo a estos derechos de avanzada. El PRD, junto a sus partidos complementarios, se volvió a posicionar como el partido de “izquierda” más representativo a nivel nacional y local, pese a los conflictos internos para disputarse las candidaturas a cargos de elección popular que se agudizaron con la llegada de los “Chuchos” al CEN del PRD.

Las cifras fueron claras en el Distrito Federal, el candidato del PRD, Miguel Ángel Mancera, obtuvo más de 3 millones de votos en la elección a jefe de Gobierno, mientras que Andrés Manuel solo logró poco más de 2.5 millones de sufragios a su favor en la elección para presidente. Miguel Ángel Mancera logró el 63% de los votos totales, haciéndolo el candidato del PRD con el triunfo más holgado frente a sus rivales, desde 15 años atrás cuando se sometió el cargo a la elección popular.

La aplanadora del sol amarillo con sus partidos aliados era, al menos en el DF, indestructible por los otros partidos. En la Asamblea Legislativa, el PRD obtuvo 34 escaños de 66 posibles, teniendo la posibilidad de ampliar su ventaja con los otros 9 representantes populares pertenecientes a MC y PT, mientras que la oposición apenas tenía 25 asientos en el órgano legislativo; en tanto a las delegaciones, la coalición encabezada por el PRD obtuvo 14 de 16 posibles.

La suerte del PRD cambiaría a partir de las elecciones intermedias, cuando se renovaron los poderes en las delegaciones y la Asamblea Legislativa. La ruptura pública con Andrés Manuel López Obrador en 2012, quien comenzaría los trabajos de gestación de su nuevo partido, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), la cercanía con el presidente Enrique Peña Nieto, el incremento al precio del boleto del STC Metro y el constante uso de la fuerza con manifestaciones locales, causaron que sus cifras bajaran en todos los rubros.

Diputaciones en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal o Congreso local

Para 2015, Morena comenzó a participar en los comicios electorales. Su entrada a escena fue hecha con el pie derecho tras la obtención de 20 lugares en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y la obtención de 5 delegaciones (Azcapotzalco, Tláhuac, Tlalpan, Xochimilco y Cuauhtémoc) frente a 17 curules que logró el PRD, lo cual significó la pérdida del control del órgano legislativo local en la historia del mismo. En el conteo de las delegaciones, el PRD obtuvo, solo o en alianzas, tan solo 6 delegaciones, cediendo 5 a Morena e incrementando los números del PRI-PVEM al obtener 3 delegaciones y 2 para Acción Nacional.

Los errores de Mancera, como su política de un silbato con el cual pretendía disminuir el acoso a las mujeres en el transporte y calles de la capital, la falta de resultados prometidos tras el incremento del precio del transporte público, terminaron por empezar a darle mayor fuerza a Morena en la capital y encaminarlo a los resultados que tendría este año. No obstante, el jefe de Gobierno intentó enmendar sus errores con la promoción de una nueva constitución para el Distrito Federal, la cual cambiaría su estatus jurídico en distintos rubros, transformaría las delegaciones en alcaldías y crearía nuevos órganos de gobierno como el Congreso local, que sustituye a la Asamblea Legislativa, y el Cabildo de la Ciudad de México.

Delegaciones obtenidas por partido o coalición

 

Para la redacción de este documento “innovador”, en 2016, se realizaron elecciones para elegir 60 diputados constituyentes electos por sufragio popular y postulados de manera independiente o por los partidos políticos con registro en la ciudad. La votación fue nuevamente favorable para Morena, quien obtuvo de esta manera a sus únicos 22 diputados constituyentes tras rechazar la designación de otros más por su representación en la Cámara de Diputados federal; por su parte, el PRD obtuvo solamente 19 diputados electos mediante este mecanismo. Pese a que las cifras iban mostrando un debilitamiento del partido a nivel local, la actitud mostrada por los liderazgos parecía que desestimaban el crecimiento de su rival más fuerte.

El incremento de la delincuencia en la capital mexicana, a la par del nuevo ascenso de los registros nacionales, así como un desarrollo inmobiliario voraz auspiciado por el gobierno capitalino, comenzaron a causar mella en el gobierno de Miguel Ángel Mancera, cuya popularidad cayó hasta el 32% a finales de 2017. Fue duramente criticado con la alianza con el PAN para la jefatura de Gobierno y alcaldías, ya que fue considerada“contradictoria”, lo que volvió a cimbrar al partido y causó múltiples salidas de cuadros que se unieron a Morena, iban como independientes o preferían hacerse totalmente a un lado.

Porcentaje de votación por partido o coalición en la elección para la jefatura de gobierno 2018

La debacle de 2018 fue inevitable con todos estos factores que causaban imagen totalmente distorsionada del PRD en sus mejores épocas, pasando de ser un partido de oposición a mostrarse, por momentos, como un partido anti-AMLO y anti-Sheinbaum en la capital mexicana. Este año, por primera vez, el PRD perdió la jefatura de Gobierno después de 21 años en el poder cuando la candidata Claudia Sheinbaum arrasó con 48.23% de los votos válidos, dejando a la perredista Alejandra Barrales, en alianza con el PAN y MC, en el segundo sitio con aproximadamente la mitad del porcentaje con el que había ganado Miguel A. Mancera la jefatura seis años antes.

En el equivalente al orden municipal, Morena se quedó con 11 alcaldías, 6 más que en su primer elección; aunque en teoría pudiera parecer que el PRD mantuvo cierto nivel de votación en éstas, o que su capital político no se vio mermado respecto de las elecciones 3 años antes, puede notarse que de las 4 que “retuvo” en alianza con el PAN capitalino, solo mantuvo dos (Coyoacán y Venustiano Carranza) donde gobernaba el sol azteca, una fue arrebatada al PRI (Milpa Alta) y una más (Benito Juárez) había sido gobernada por el PAN.

La debacle del PRD capitalino entonces, se puede resumir en una mala gestión de la última administración de este partido que llevó al deterioro de servicios públicos, la movilidad, la violación de reglamentos de construcción, que se notaron con los efectos de los sismos de 2017, y el aumento de la inseguridad en la ciudad, abriéndole paso a una nueva organización partidista. El PRD será reconocido por su papel en la historia de la democratización del país, sin embargo, ahora parece estar al borde de su desaparición.

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