A Fuego Lento
Mancera, el ‘punching bag’ de Sheinbaum
•Mancera, el ‘punching bag’ de Sheinbaum
•Ayudantía: prueba de fuego en Tierra Caliente
•Sheinbaum dice sí a Guardia Nacional, pero poquito
•Añoranzas del presidencialismo
Si algo ha caracterizado a la incipiente administración de Claudia Sheinbaum han sido los constantes golpes que la mandataria le ha asestado al antiguo jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera. Sin embargo, hay un dato interesante: nunca ha dicho su nombre; sus críticas llevan el referente de “la anterior administración” o “el gobierno anterior”. Y es que con base en las constantes declaraciones de la jefa de Gobierno parece que Mancera dejó “un cochinero” en el gobierno de la Ciudad de México, y han tratado de documentar el desvío de recursos, el compadrazgo y la corrupción.
No solo Sheinbaum se da ese momento de gozo; su séquito también ha criticado al ex mandatario capitalino, como cuando Tomás Pliego, coordinador del Gabinete de Gobierno, Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, afirmó que con Mancera el trabajo de seguridad “se fue por el caño”. Para muchos es evidente que Miguel Ángel Mancera no es santo de la devoción de muchos y que si no fuera por la coalición Por México al Frente, en especial el PAN, hoy estaría igual que Ricardo Anaya: en la sombra y en silencio.
Ayudantía: prueba de fuego en Tierra Caliente
Andrés Manuel ha utilizado la eliminación del Estado Mayor Presidencial como una muestra de su compromiso con el pueblo, optando por instaurar una ayudantía encargada de su seguridad y logística de giras. Hoy, este órgano vivió una prueba de fuego en Tierra Caliente, uno de los puntos más conflictivos del país.
Con el conflicto magisterial en su punto más alto en mucho tiempo, Andrés Manuel se presentó en Tierra Caliente, también conocida como «Tierra Narca» por razones que salen sobrando. En este punto convergieron los maestros de la CNTE, las huestes de Silvano Aureoles y el pueblo que clamaba por el presidente.
El retardo de 2 horas de Andrés Manuel fue la primera muestra de que algo no iba del todo bien. Lo que se refrendó de inmediato cuando la ayudantía entró en escena. Su nula coordinación con la gente de Silvano y los ánimos calientes sobrepasaron a los elementos de la ayudantía, en su mayoría compuesta por miembros de la estructura de Morena y personas de confianza de Andy y Joserra, los hijos mayores del presidente.
El choque de las masas fue demasiado para la seguridad de Andrés Manuel, quien entró como siempre, estrechando masos, dando besos y recibiendo peticiones. Mientras que atrás, la ayudantía luchaba en vano para poner barreras entre la multitud y el primer mandatario. Tampoco ayudaron los llamados Servidores de la Nación que realizan el Censo del Bienestar, más porristas que otra cosa.
Andrés Manuel y sus acompañantes tomaron el presídium mientras que abajo, en la zona supuestamente exclusiva para elementos de presidencia, había un tumulto de «AMLOVERS», maestros, reporteros, gente del gobierno de Michoacán y hasta niños. La ayudantía, cuya estrategia pareciera ser improvisar, solo atinó a poner más y más rejas para dificultar el movimiento.
En esta prueba de fuego, el jefe de la ayudantía Daniel Asaff, licenciado en relaciones internacionales, se colocó frente a la escalera que daba frente al podio donde Andrés Manuel declamó su discurso. Rodeado de caos, Asaff se perdió en los papeles que siempre carga y dejó pasar el evento sin dar mayores indicaciones. ¿Qué calificación le pondrían a la ayudantía los seguidores del presidente que día a día claman por que este refuerce su seguridad?
Sheinbaum dice sí a Guardia Nacional, pero poquito
También sobre la jefa de Gobierno: Claudia Sheinbaum se debate en un dilema acerca de la Guardia Nacional. En declaraciones anteriores ha dicho estar a favor de dicha propuesta, y no solo eso, recordó que participó en su elaboración; pero no quiere, hay que decirlo, que ésta entré a la Ciudad de México so pretexto de que la Policía Capitalina es capaz de proteger la ciudad.
Tales declaraciones no fueron del agrado del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien dijo simple pero tajantemente que “la Guardia Nacional, es Nacional”. Ante esto Sheinbaum guardó silencio un buen tiempo hasta este viernes, pues al parecer se vio conmocionada por el de un hombre acusado de acoso sexual en la alcaldía de Xochimilco y no solo eso, en el zafarrancho 23 policías resultaron lesionados.
Y es que al ver al presunto acosador moribundo y a los policías lastimados por una multitud enardecida, parece que la mandataria está pensando mejor las cosas sobre la Guardia, ya que al no contar con granaderos (eliminados el 5 de diciembre del 2018) su cuerpo de policías se ve vulnerable. Es así como llegó a su última declaración: “Guardia Nacional sí, pero en zonas limítrofes”. Pese a los hechos de Xochimilco la mandataria, dice, no se arrepiente de eliminar al cuerpo de granaderos.
Añoranzas del presidencialismo
El día de hoy, la mayoría de los reporteros de la fuente presidencial se vio en la necesidad de llamar a un relevo dado que la logística para la cobertura de AMLO en Michoacán marcaba que debían salir antes de terminar la conferencia. Los menos decidieron ir ellos mismos, por lo que se les pidió que se ubicaran cerca de la puerta de salida para que salieran sin tanto ruido y ni notoriedad. Y es que en los últimos días, algunos canales de youtubers de «izquierda» han criticado a reporteros cuya salida del recinto es registrada por alguna cámara o por el simple hecho de no ponerse de pie al realizar una pregunta al presidente.
Y es que…hace algunos días, esa queja parece que llegó a ser parte de la conversación hasta del equipo de comunicación social del presidente que recibe a los reporteros, y uno que otro colado, en las conferencias. La cuestión llegó al grado de tener que preguntar a reporteros qué opinaban de esos comentarios porque no pocos han sido atacados en redes sociales por el simple hecho de no pararse al momento de dirigirse a Andrés Manuel.
La respuesta fue casi un consenso que sin chistar y hasta con consentimiento asistió personal del área mencionada y es que pararse implica, para las cámaras de televisión, un obstáculo para hacer sus propias tomas al presidente y hacer tomas abiertas, cosa que algunos «opinólogos» no dicen porque siempre ven «moros con trinchetes» en quienes cuestionan a la figura presidencial. Algunos de estos más que de izquierda parecen añorar el presidencialismo en el tiempo de aquel partido cuyas siglas [supuestamente] no quieren recordar.
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