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Nación

En Facebook, observó cómo su hijo era quemado vivo en Puebla

Puebla Charo
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Charo Rodríguez. Es una mujer que en su foto de perfil de Facebook tiene la imagen de una niña pequeña que abraza un perrito. En su foto de portada tiene a otros dos niños que sonríen. Y si se baja más, está una foto de ella misma, también sonriente. Y un poco más abajo, en su última publicación visible, hay una oración que se articula. Es una línea que habla de un amor maternal y, al mismo tiempo, alude a un acontecimiento terrible e insensible: «…mi niño me lo mataron».

Ricardo Flores Rodríguez de 21 años murió luego de que la carne de su cuerpo no resistiera los golpes de una turba que lo rodeó y lo torturó junto a otro hombre. Un elemento más fue el fuego, que lo envolvió en un infierno hasta arrebatarle la vida, el día de antier, miércoles, en Acatlán de Osorio, Puebla.

Su madre, Charo, tuvo que enterarse de este espectáculo macabro a través de un «en vivo», una cámara que grabó para su horror los últimos momentos del joven. Una publicación que registró en la caja de los comentarios la desesperación de la madre, quien no pudo lograr que la turba parara, separada de su hijo por la pantalla de un aparato digital.

«No sean ingratos», escribió en la transmisión, «Él es mi hijo, no le hagan daño por favor, él no es ningún secuestrador, él es de Tianguistengo».

Sin embargo, el ataque no paró. Incluso la gente que observaba el envivo y que leyó a la madre no tuvo piedad: » Nuestro pueblo hace justicia! Y lo seguiremos haciendo! Somos un pueblo Unido!», comentó una usuaria.

Esta «unión» interpretó que dos hombres eran parte de una banda de «robachicos» que andaba por San Vicente Boquerón, y casi en todo el país. La información de los presuntos secuestradores, no verídica, rondó por cadenas informales de la aplicación WhatsApp y por periódicos locales que no dieron datos precisos sobre la supuesta banda.

Los dos hombres habían sido detenidos por beber en vía pública y llevados a un Centro de Readaptación Social (Cereso). Los pobladores, llevados por los rumores de boca en boca, sacaron a la fuerza a los supuestos criminales y los golpearon. Luego grabaron cómo desnudos y chamuscados aún se movían sobre el pavimento, agonizantes por las llamas. Según la fiscalía general estatal, solo eran campesinos.

Según los pobladores, los hombres habían querido robar a dos menores en la comunidad de San Vicente Boquerón.

El gobierno estatal responsabilizó al municipal por no seguir el protocolo adecuado que pudo haber salvado las vidas de los campesinos.

No es la primera vez que en Puebla pasa algo similar; en lo que va del año se han registrado 14 víctimas de linchamiento en los municipios de San Juan Tuxco, Ometoxtla, Tlacotepec, Zacatepec, Yehualtepec, Oriental y Acatlán de Osorio.

De acuerdo con datos recabados por los investigadores de la UAM, Raúl Rodríguez Guillén y Norma Ilse Veloz Ávila, hay 366 casos conocidos de 1988 a 2014 en relación a este tipo de violencia colectiva. Y en 2015 se contaban 63 casos.

Martha Erika Alonso, gobernadora electa del PAN, dijo que las autoridades de Acatlán de Osorio están «rebasadas» para darle seguridad a los pobladores. «Condeno enérgicamente los linchamientos suscitados, es inadmisible hacer justicia por propia mano».

La madre del chico, al final de la perturbadora transmisión, agregó en su mensaje, antes de que su hijo muriera en una imagen que circuló en redes y que impactó por su crudeza, que por favor tuvieran piedad, por su hijo, pues él no era un secuestrador. Él era inocente.

«¿Por qué quemaron su camioneta? Ellos no son secuestradores, tiéntense el corazón, soy madre», escribió antes de que terminara «la justicia por propia mano».

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