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Nación

Los claroscuros del combate al huachicol: la enseñanza y la tragedia

Foto: Cuartoscuro

De manera inmediata, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) prestó atención al robo de combustibles o huachicol bajo el discurso de seguir evitando pérdidas millonarias a causa de este delito, convirtiéndolo en una de sus banderas durante los primeros meses de gobierno.

Para el 27 de diciembre, el presidente anunció medidas más claras respecto a lo que se haría para combatir el robo de combustible. En conferencia de prensa, acompañado del secretario de la Defensa, el general Luis Cresencio Sandoval, informó que 4 mil elementos de esta dependencia y de la Secretaría de Marina comenzaron a intervenir 58 instalaciones estratégicas de Pemex, entre las cuales destacó la toma de la refinería de Salamanca, Guanajuato.

Los efectos prontamente fueron visibles. Para el 31 de diciembre, el promedio de robo de combustible de los últimos 10 días del año había bajado drásticamente 23 mil barriles por día y en enero hasta 18 mil barriles por día. Sin embargo, este «logro» entonces se vio empañado por la decisión de cerrar algunos ductos que abastecen especialmente las zonas centro y occidente del país, pasando a utilizar autotanques que retardaban la entrega del combustible en las estaciones, lo cual causó que automovilistas durmieran haciendo filas a la espera de gasolina.

La crisis comenzó a ceder en la segunda semana de enero pero la explosión de un ducto causaría dudas. La noche del 19 de enero, desde el municipio de Tlahuelilpan comenzaron a llegar reportes de la explosión de un ducto que transportaba gasolina y al que habían acudido cientos de pobladores del lugar para recolectar el combustible para posteriormente venderlo.

A las 8:30, el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, confirmó esta situación y más tarde el gobierno federal arribaría, incluido el presidente de la República para estar cerca de las víctimas y familiares. La muerte de casi 150 personas a causa de quemaduras provocó una serie de cuestionamientos respecto al actuar de los elementos militares que llegaron al lugar intentando dispersar a la gente como a los técnicos que operaban el ducto para que el flujo de combustible fuera cortado.

No obstante, también dejó entrever que el huachicoleo en México no solamente es una práctica común entre grupos del crimen organizado sino que se encuentra entramada en el día a día de varias localidades por donde pasan los ductos, situación que el mismo Andrés Manuel López Obrador pidió comprender al resto de mexicanos para diferenciar entre el huachicoleo por negocio del efectuado por necesidad.

Por ello, el presidente impulsó una gira destinada a recorrer poblaciones del país donde cruzan ductos de Pemex con el fin de promover una política integral a través de distintos programas de su administración con el fin de “arrancar” a grupos marginados de la participación con los grupos dedicados al huachicol:

-Pensión para adultos mayores, entregando 2 mil 550 pesos, bimestralmente, a los inscritos.
-Becas para personas con discapacidad
-Tandas para el bienestar, 6000 pesos que deben ser devueltos para que el gobierno pueda ofertarles en un segundo año hasta 10 mil pesos y 15 mil pesos en un tercer año.
-Jóvenes Construyendo el futuro, jóvenes a quienes se les da la oportunidad de desarrollar su experiencia laboral por un pago mensual de 3,600 pesos al año
-Beneficio a productores, mediante el cual se plantea mejorar los ingresos y capacidad productiva de pequeños productores agrícolas, a quienes se les proporcionarán fertilizantes y recursos dependiendo la cantidad de hectáreas.
-Becas para estudiantes, un depósito bimestral de $1,600, para estudiantes de educación básica y media y uno mensual de $2,400 pesos para los que cursen educación superior.

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Tras ello, los barriles de combustible robado han disminuido hasta un mínimo de 5 mil barriles diarios de combustible robados, promedio que se ha mantenido desde mayo hasta agosto después de que en abril tuviera su punto más bajo con un promedio de 4 mil barriles diarios hurtados, especialmente de los ductos.

Pese a ello, a últimas fechas se han seguido dando reportes de tomas clandestinas de combustible en zonas habitadas, causando la reacción y coordinación más inmediata entre autoridades locales y federales a partir del siniestro el Tlahuelilpan, pero encontrando casos, todavía, donde pobladores supuestamente han defendido a los “huachicoleros” ante operativos para detenerlos, lo cual ha hecho pensar en los alcances y el tiempo en que las políticas integrales terminarán por permear en algunos sitios.

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