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Nación

En la contienda en PRI, voy contra línea y cargada: Ivonne Ortega

Foto: Especial

Si la línea y la cargada sirvieran, el PRI habría ganado las elecciones del 2018, esa es la reflexión de Ivonne Ortega convertida en la candidata opositora que busca presidir el tricolor frente al abanderado “oficial” Alejandro Moreno, Alito. El próximo 11 de agosto en las urnas los priistas van a definir a su próximo dirigente nacional en una contienda desigual.
 
Sabedora de que sólo serán dos fuerzas las que se midan en las urnas, la ex gobernadora de Yucatán espera atraer el voto del priismo que se niega a obedecer la línea, a ceñirse en torno a un candidato que cuenta con el respaldo de la estructura partidista y los gobernadores.
 
Crítica del momento en que se encuentra el PRI, Ivonne Ortega asegura que el tricolor ni es oposición, ni tiene nada que ofrecerle a la población porque tiene un acuerdo con el gobierno federal.
 
 
—¿Cómo ve al PRI en estos momentos?
 
Lo veo en una condición muy complicada, la realidad es que la declinación y renuncia del aspirante José Narro reflejan el momento tan complejo en que estamos y pareciera que quienes toman las decisiones no lo entienden, esta parte de la línea, de a la fuerza, ya no le da resultado al partido, tan no da resultado que perdimos estrepitosamente en julio de 2018, pero pareciera como si no pasara nada.
 
Si me dijeras cuál es el reto más grande en esta campaña, fue lograr los apoyos para poder inscribirme, porque había una instrucción y exceso de fuerza contra sectores y presidente de Comités Directivos Estatales. Yo desde los 12 años empecé en mi granja porcícola, desde los 12 años pertenezco a la CNC y cada una de las candidaturas que he tenido han sido por la CNC, como he sido apoyadora de la CNC y en esta ocasión no me quiso dar la firma, así de ese tamaño (fue la instrucción), lo hubiera esperado de la CNOP, de la CTM, o de cualquier otro sector, porque no soy miembro activo.
 
(Al PRI) lo veo en crisis, el 11 de agosto lo que se define es si se quedan los que han llevado al partido donde hoy estamos y lo llevaran hasta quién sabe dónde, o si la militancia verdaderamente quiere hacer escuchar su voz y hacer un cambio diametral de lo que hoy estamos viviendo.

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—En las condiciones de la política actual, el PRI tiene algo que ofrecerle a la población.
 
En este momento no y hay que reconocerlo, hay que ser autocríticos, que le vamos a ofrecer: un acuerdo que ya se tiene con el gobierno federal, votaciones en comparsa con nuestros representantes. La propia población ya se manifiesta por los problemas que están sintiendo, con la embestida de las decisiones y no hay un partido de contrapeso.
 
No hay un partido que salga a señalar los errores del gobierno, como está lastimando a la sociedad, he estado en el norte y esta decisión que pareciera sencilla de cerrar las estancias infantiles, afecta a las familias ahora tienen que decidir quién deja de trabajar para cuidar a los hijos, con mil 600 pesos cada dos meses que me digan donde.
 
La reforma laboral, el doble salario mínimo por decreto, hizo que se vayan las empresas de la frontera y nadie está diciendo eso, nadie está en los temas que le duelen a la gente, eso me mueve a aguantar la embestida de un partido que conozco, entiendo que cuando hay línea, aprietan hasta tratar de reventarte, no me reventaron y el 11 de agosto me verán en la boleta electoral.
 
—Se puede ir a una elección sin cargada.
 
Estamos yendo a una elección de cargada, completamente cargada con claridad del gobierno anterior y del gobierno actual. Yo suscribo cada uno de los puntos del doctor (José) Narro, la única diferencia es que yo siempre he creído en la lucha, la lucha de los militantes, que están hasta el tope de lo que está ocurriendo; te dicen eres priista eres corrupto, eres priista eres rata, cuando no nos hemos quedado con un solo centavo, algunos lo han hecho y nos califican a todos.
 
Si la cargada diera resultado hubiéramos ganado en 2018 y 12 millones de electores que votaron por Enrique Peña Nieto en 2012, votaron por Andrés Manuel López Obrador en 2018. Si los que se dicen ser dueños del voto de los militantes fuera real hubiéramos ganado la elección.
 
José Antonio Meade tuvo en sus eventos 22 millones de personas acompañando y él por si sólo sacó 6 millones de votos, el PRI en total sacó casi 10 con otras boletas de diputados locales, presidentes municipales, entonces lo que tenemos que entender es que el evento motiva pero no define la elección.
 
—El priismo estaría listo para una nueva forma de ser partido.
 
Yo veo que sí, si no no me hubiera aventado este tiro, pongo en riesgo todo lo que tengo, creo que el eje central de mi vida es el partido y verlo en la condición en que está a mí me duele, como a miles de priistas.
 
No he sido beneficiada del dedo elector, de la cúpula, no he sido candidata oficial en ningún momento, he tenido que ser en procesos internos con altísimo grado de dificultad, pero he estado siempre por el PRI.
 
—El PRI perdió por el gobierno de Peña Nieto que cometió muchos actos de corrupción y el PRI no lo frenó, ¿la gente se los cobró en la elección?
 
Incluyendo a nuestros militantes, los primeros que fueron a votar en contra de su partido por el grado de molestia y encabronamiento fueron los militantes, en el mejor de los casos no fueron a votar y en el peor votaron por otros. No solo fueron excesos y corrupción, sino también el abuso del amiguismo y compadrazgo, sacaron candidatos de la nada, sin identificación.
 
—¿Qué oposición sería el PRI con usted en la presidencia?
 
Tendría que ser una oposición de contrapeso, lo que tendríamos que hacer es una Asamblea Nacional para definir las causas que tendría que enarbolar el partido, en consecuencia el partido que queremos ser, yo tendré claro el mandato de la militancia y lo haré cumplir a nuestros representantes, presidentes municipales, gobernadores, diputados, senadores y no acuerdos coyunturales y sino responde tiene que haber una reacción.
 
—El triunfo de Alito, sería convertir al PRI en partido satélite de Morena.
 
Eso es lo que se juega el 11 de agosto, convertir al PRI en partido satélite de Morena o convertir al partido en un partido de militantes para ser un contrapeso que hoy el país no tiene.

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