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Dresser y Pardinas, “analistas” de Estados Unidos

intelectuales y el poder Juan Pardinas y Denise Dresser
Foto: Cuartoscuro

Información reciente relaciona a Enrique Krauze con una supuesta operación que buscaba incidir en las elecciones mediante el uso de medios de información y redes sociales para desvirtuar la imagen de Andrés Manuel López Obrador, quien se perfilaba desde 2017 como el candidato que aglutinara a parte de la izquierda mexicana junto a otros sectores más conservadores, posibilitando, en su tercer intento, el hacerse de la Presidencia de la República.

Sin embargo, el historiador no ha sido el único que se ha visto envuelto en tramas y maquinaciones. Desde Elena Poniatowska hasta Gabriel García Márquez en algún momento de su vida estuvieron vinculados con actores de la política nacional e internacional. La «clase intelectual» mexicana siempre ha sido consultada por aquellos que ostentan el poder o que están interesados en saber cuáles son las probabilidades de los escenarios futuros cuando ven acercarse algunos momentos coyunturales, algunas veces con miras a mantener protegidos algunos de sus intereses o saber cuáles serán las condiciones bajo las cuales se desarrollarán.

Ejemplo de lo último es la consulta que el gobierno de Estados Unidos ha realizado durante los últimos años para saber cuál sería el panorama de la política mexicana. De acuerdo con documentos de WikiLeaks, en 2006, cuando AMLO se perfilaba rumbo a las últimas semanas de su primera candidatura a la presidencia de la República, la politóloga Denise Dresser se reunió con analistas electorales de Estados Unidos para platicar de la oportunidad perdida por Fox para atacar al PRI en su momento más fuerte, quedándose posteriormente con una agenda frustrada, y sobre el probable escenario que vendría ante un posible triunfo de López Obrador.

Sobre esto último, Dresser señalaba que dudaba que hubiera una grave crisis postelectoral, puesto que creía que aún intentando movilizar a las masas para desafiar a las instituciones ante un resultado desfavorable, AMLO no permitiría que ésta se tornara violenta. Por otro lado, de ganar, Dresser argumentó que se tenía que analizar su historial como jefe de Gobierno de la Ciudad de México, observando que su gobierno, aunque con políticas de izquierda, había sido de manera pragmática, destacándose la relación forjada con Carlos Slim, con quien trabajó estrechamente para la restauración del Centro Histórico, considerando que el multimillonario mexicano podía verse beneficiado, en caso de que AMLO hubiese obtenido el triunfo.

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AMLO, por su parte, fue descrito como «menos sofisticado» que Felipe Calderón; sin embargo, Dresser destacaba un «liderazgo natural y un sentido de autenticidad que atraía a un sector de los mexicanos. Además, señaló que, de ser electo, López Obrador necesitaría de «una educación rápida, particularmente porque sus asesores clave tenían capacidades ‘limitadas’”, teniendo a su favor que, aunque se caracterizaba por tender a ser terco, también había demostrado ser capaz de admitir y corregir sus errores.

El cierre de campaña, así como la cada vez más corta distancia que separaba a Felipe Calderón de AMLO fue también tema de conversación en el desayuno donde se realizó la plática. Sobre ello, Dresser dijo que AMLO estaba ampliando su atractivo al inclinarse hacia el centro, algo que Calderón debía hacer en los últimos días de campaña para ganarse a los votantes que decidían la elección.

La reunión terminó, de acuerdo con el documento, después de que la politóloga afirmara que de ganar, el cambio principal no sería «en la naturaleza del modelo económico de México o en las «reglas del juego»» sino en los sectores que, a partir de entonces, serían favorecidos con la «generosidad y patrocinio del gobierno», el cual podían ser los pobres, pero que, de acuerdo a la tradición de la política mexicana, los «oligarcas» sabían cómo obtener beneficios pese a los cambios a través de su «agilidad política».

Otro ejemplo de este tipo de consultas se dio al término del primer tercio del sexenio de Felipe Calderón. En este caso, una representación del gobierno estadounidense tomó en cuenta la opinión de Juan Pardinas, actual director del diario Reforma , para saber cuál era la probabilidad del «crecimiento» del PRI rumbo a las elecciones intermedias de 2009 después de que había ganado varias elecciones a gobernadores.

De acuerdo al cable de Wikileaks , Juan Pardinas habría dicho que el triunfo tricolor en los estados de Hidalgo, Nayarit, Coahuila y Quintana Roo serían un factor importante para la operación política de los siguientes procesos electorales. Esto, señalaba Pardinas, importaba dado que las reformas electorales de 2007 que impidieron comprar tiempo publicitario aumentarían la importancia de usar prácticas de «la vieja escuela».

Sobre ello, Pardinas señaló que los gobernadores priistas serían «empleados» para buscar la victoria electoral en cada una de las entidades gobernadas, por lo que en 2009 estarían «bordeando» la línea entre «la legalidad y mala conducta», intentando incluso «coaccionar a los empleados gubernamentales, por ejemplo, para que voten alegando que los burócratas perderían sus puestos de trabajo si un partido opositor llegara al poder», así como aprovechar la poca transparencia y manejo de los presupuestos estatales para canalizar fondos públicos hacia las campañas.

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Finalmente, Pardinas señalaba que Calderón aún gozaba del 60% de la aprobación, punto a favor de Acción Nacional, dado que su popularidad podría proporcionar un impulso a los candidatos de su partido en 2009 si era capaz de transmitirlo a nivel local. Sin embargo, esto último fue el punto débil del análisis, dado que en ese año el PRI logró obtener la mayoría de los lugares de la Cámara de Diputados.

Posteriormente (https://wikileaks.org/plusd/cables/08MEXICO3498_a.html) , Pardinas comentaría, al parecer, a analistas de la Embajada de Estados Unidos que la «Operación Limpieza» de Felipe Calderón estaba «golpeando a los objetivos correctos». De acuerdo con el documento, el analista mexicano habría señalado que, a corto plazo, esta serie de acciones podrían socavar la confianza de los mexicanos en el gobierno dado los nexos que pudieran ser encontrados entre funcionarios y delincuentes o prácticas delictivas, pero que a largo plazo podría construir un historial favorable al ex mandatario que ayudaría a ser considerado como alguien comprometido «a restaurar la integridad y la fe pública en México».

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