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Cultura

Día de Muertos en Oaxaca: convivencia con las almas

Foto: Instagram

El día de muertos en Oaxaca se festeja bajo la creencia de que sus antepasados regresan el primero y dos de noviembre para “convivir” con sus familiares en el mundo terrenal.

Por ello las familias oaxaqueñas tratan estas fechas con especial devoción ya que sus difuntos “regresan” para estar unos días con ellos.

Oaxaca es uno de los estados en los que la tradición de festejar a los muertos tiene arraigo, pues recordar a los seres queridos que ya no se encuentran en este mundo genera un sentido de pertenencia y fortalecen los vínculos familiares.

La fiesta de Día de Muertos es tan importante en Oaxaca que los preparativos comienzan desde mediados del mes de octubre, como acudir a las montañas por las flores, encender los hornos tradicionales de barro en los que las familias preparan el pan que ofrecerá a sus difuntos y a sus visitas.

Estos son los elementos presentes en los altares a los fieles difuntos en el estado de Oaxaca:

La sal: Elemento purificador que ayuda a que el espíritu de los difuntos que visitan este mundo no se corrompa en su viaje de vuelta y su próxima visita.

El agua: Se les ofrece a los espíritus para mitigar su sed y fortalecer su regreso.

Velas: La Luz que guía el camino de los fieles difuntos para volver con sus familiares y a su morada eterna. El fuego de cada vela representa la fe y la esperanza que tienen los miembros de la familia en que sus parientes que ya no se encuentran en este mundo vengan a visitarlos.

Mezcal: La bebida típica del estado no falta en los altares del estado de Oaxaca, pues es lo que los ancestros solían beber en todas las fiestas y el día de muertos no puede ser la excepción.

Flores: Además de la de cempasúchil los oaxaqueños presentan como tributo a sus difuntos flores silvestres que encuentran en las montañas del estado, además de aromatizar el altar se cree que es una forma de reconocer a los ancestros que sembraron la vida en el estado.

El pan: Elemento indispensable del altar, es reconocido como el cuerpo de Cristo, aunque hay familias que colocan pequeñas fotografías de sus familiares en cada pieza de pan, para que todos se encuentren de nuevo.

El copal: Con la fragancia del copal se intenta limpiar el hogar de la presencia de malos espíritus y así las almas de los difuntos entren sin ningún riesgo.

La comida: En los altares oaxaqueños impera la máxima de preparar los platillos favoritos de cada uno de los difuntos, resulta el mole negro y el mole amarillo, típicos del estado.

El primero de noviembre los oaxaqueños acuden al panteón para indicar el camino a sus difuntos y estos no pierdan el rumbo en la que fue su morada terrenal. Ese día se venera en especial a los familiares que fallecieron siendo niños o menores de edad.

El dos de noviembre se venera a los finados difuntos, cada familia espera en su casa a que llegue el mediodía para encender el copal, pasadas las 12 se cree que los difuntos se encuentran con sus familiares y se asignan tareas.

Algunos miembros de la familia tienen que quedarse a convivir con los fieles difuntos y esperar la visita de parientes y amigos; otros acuden a otros hogares como muestra de respeto a sus difuntos y para que la relación que establecieron con ellos no se pierda.

En fin Oaxaca tiene un sabor especial, la tradición y la devoción con la que las personas recuerdan a sus difuntos es uno de los grandes tesoros culturales de México.

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