Incendiario
De feminismo, ambientalismo y cómo Morena le hace el trabajo a la ultraderecha
Las únicas demandas que han calado en la administración de López Obrador, como los derechos de las mujeres y la defensa del territorio, siguen siendo incógnitas para la clase política. Para la oposición son quejas de ocasión en las cuales colgarse sin realmente buscar avanzarlas, para Morena son objetivos que hay que aniquilar, algo en lo que coincide con una ultraderecha que no está atrincherada en el PRIAN, sino que convive en las calles, casas y trabajos de los mexicanos.
Pasó otro 8 de marzo y lo único claro es que López Obrador no entiende, mucho menos atiende, los reclamos de las mujeres. Como ocurre con las demandas de carácter ambiental y climático, al no contemplar estas variantes en su visión de nación, en automático recurre al antagonismo, criminaliza a quienes conforman estos movimientos y no tarda en emparejarlos con ‘los conservadores’, ese ‘coco’ que es simultáneamente muy peligroso y muy débil, según su narrativa.
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Por una razón, siempre que habla de las infiltraciones, habla de cómo los conservadores manipulan y utilizan a los movimientos feministas y ambientalistas. Porque son las únicas demandas legítimas, auténticas, reales que extrañamente dejó de lado en su proyecto. Minimizando denuncias de violencia de género, proponiendo que los derechos se consulten, apostando por la gasolina y el carbón, reduciendo la ecología a mera jardinería subsidiada.
Al ser las únicas causas que han demostrado tener peso, no es de sorprenderse que la oposición, perpetuamente desorientada y desesperada, busque colgarse medallitas que no le van. El PRI se proclama el partido más feminista de México días antes de que ordenen detener a Cuauhtémoc Gutiérrez por su red de prostitución. El PAN asegura impulsar los derechos de las mujeres, pero convenientemente olvida las consignas en favor de la legalización del aborto. Ejemplos sobran.
La actitud tanto de gobierno como de oposición demuestra que estas dos banderas, que se perfilan para marcar la historia de los años 20 del siglo XXI, son ajenas a la clase política, nada más que una campaña de marketing, escusas para poner mensajitos en Twitter los días de la mujer y de la tierra. Aunque hay amplios sectores de la población que las apoyan, el gobierno está demasiado ensimismado y la oposición tan enajenada que no detectan el camino que se les está marcando.
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Aunque legítimos y urgentes, estos movimientos son prácticamente ciudadanos, no cuentan con fuerzas políticas potentes que les respalden, promuevan y consoliden. Por el contrario, el oportunismo del PRIAN y la criminalización por parte de Morena les restan efectividad, solidez. Ambos perciben tanto el feminismo y el ambientalismo como arietes de batalla, lejos de asimilar que se trata de temas que van mucho más allá de sus purgas por el poder.
Por si fuera poco, esto solo alimenta a quienes ven a ambos movimientos como trampas ideológicas, mentiras impulsadas desde el extranjero. Esta semana, la porra de Morena en redes sociales se sumó a ese sector de la ultraderecha que considera al PAN ‘demasiado liberal y progresista’ y que día a día gana simpatizantes digitales. Al final, la jauría cibernética de Morena solo termina por normalizar el pensamiento reaccionario que erróneamente alucina.
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Ambas cofradías compartieron hasta el hartazgo las disertaciones de los franquistas de VOX sobre los infernal y satánico que es el feminismo. De igual manera, promueven la idea de que el ambientalismo solo es una estrategia para mermar la economía mexicana, los cuatroteistas acusan que es para afectar la rectoría del omnipotente Estado en sectores estratégicos, mientras que esa ultraderecha en crecimiento critica que solo sirve para molestar al sacro libre mercado.
Al final, Morena y esa ultraderecha que repta por el país trabajan para un mismo fin, sin darse cuenta dado que se niegan a reconocerse mutuamente. La estigmatización y afectación de movimientos de vanguardia que deberían ser abanderados por el actual gobierno, supuestamente de izquierda, pero este ha preferido usarlos como muñecos de vudú de una oposición irrelevante y oportunista que prácticamente nada aporta a la vida pública.
*Las posturas y opiniones plasmadas en esta columna son exclusivas de su autor, por lo que no necesariamente reflejan las de La Hoguera.mx
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