Trump despide a migrantes indocumentados de su club de golf

Exhibiendo el doble rasero de la política antiinmigrantes de Donald Trump, el diario The Washington Post reveló el despido de una docena de trabajadores indocumentados latinoamericanos de uno de los clubs de golf que posee el magnate devenido en político.

Las bajas se dieron el pasado 18 de enero, valiendo de nada los años que el cuerpo de empleados y empleadas llevaban laborando en el club, aún contando con el conocimiento de la administración sobre la ilegalidad de su estancia.

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El diario, que ha hablado con los trabajadores y sus abogados, informó que los empleados fueron convocados uno a uno por los responsables de recursos humanos del Club, situado en el condado de Westchester, en Nueva York, y despedidos.

Según apunta la publicación, algunas de esas personas llevaban tantos años trabajando ahí, que incluso poseían copias de las llaves de la casa de fines de semana del hijo de Donald Trump, Eric. Cuando fueron llamados a su despido, no obstante, la administración aseguró que sus documentos habían sido auditados, y se encontró que eran falsos.

«Les dije que debían tener consideración», dijo Gabriel Sedano, trabajador de mantenimiento en el Club. «He trabajado para ellos por casi 15 años, y he dado lo mejor de mí. Nunca hice nada malo, solo trabajé y trabajé (…) Ellos dijeron que no tenían ningún comentario que hacerme», declaró.

Estos despidos encuentran un símil en una investigación de The New York Times del año pasado, en la que se reveló que otro club de golf del mandatario contrataba también inmigrantes ilegales.

«Estamos haciendo un esfuerzo para identificar a cualquier empleado que haya presentado documentos fraudulentos para obtener empleo fuera de la ley. De ser identificados, serán despedidos inmediatamente (…) Mi padre está luchando con fuerza por una reforma de migración. El sistema está roto», dijo Eric Trump, en una declaración por email al diario.

The Washington Post explica que Eric Trump no respondió preguntas específicas sobre si el establecimiento había realizado auditorías en documentos de sus empleados antes, o si el cuerpo ejecutivo tenía conocimiento sobre el estatus de los trabajadores.

La Casa Blanca, por su parte, no respondió ante cuestionamientos del diario.

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Estos despidos exponen la dualidad (algunos dirían hipócrita), de los discursos de Trump ante el sector de personas indocumentadas, al beneficiarse en sus intereses privados del mismo problema que dice combatir. Los trabajadores y trabajadoras con estatus ilegal, aseguraron que proveían al Club de trabajo barato. A cambio, obtenían una paga segura y «pocas preguntas», escribe el diario.

«Ellos no dijeron nada. Nunca dijeron «tu número de seguridad social está mal» o «algo anda mal», dijo Margarita Cruz, trabajadora doméstica y una de las perjudicadas. «Nada. Nada. Hasta ahora», contó.