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Cultura

Subastan retrato de Maximiliano de Habsburgo en 554 mil 400 pesos    

Maximiliano
Foto: Subastas Morton

El retrato que el emperador Maximiliano de Habsburgo regaló a un amigo a través del hijo de José María Morelos y Pavón se subastó la noche del pasado jueves 8 de marzo en 554 mil 400 pesos en Ciudad de México, cuatro veces más de lo que se esperaba recaudar en la puja, con impuestos y comisiones.

Mientras que dos pinturas de castas novohispanas, una de ellas que muestra a un niño albino, se comercializaron en 246 mil 400 pesos, según información proporcionada por Morton Subastas.

Sin embargo, las dos piezas más caras que se vendieron en la sucursal de Morton Subastas fueron el óleo sobre cartón, Agua Marina, de Joaquín Clausell, firmado al reverso y con dedicatoria para el poeta jerezano Ramón López Velarde, el de La suave patria, que se vendió en 739 mil 200 pesos ; y el óleo sobre tela Campesino en una trajinera, de Germán Gedovius, subastado en 714 mil 560 pesos.

El retrato del emperador Maximiliano fue la gran sorpresa de la noche, por el alto valor con que se movió en la puja, en la que modestamente se esperaba recaudar de 90 mil a 150 mil pesos, pero al final se comercializó en 554 mil 400 pesos.

El archiduque de Austria llegó a Veracruz en mayo de 1864, un año después obsequió su retrato a Ángel Bustamante León, en agradecimiento de que éste lo recibió en su casa. El cuadro, de 79 por 64 centímetros, de autor anónimo e identificado con la escuela flamenca, fue entregado por Juan Nepomuceno Almonte, hijo natural del Siervo de la Nación y ex sacerdote católico, Morelos y Pavón.

Acompañan al retrato una carta fechada el 17 de enero de 1865 del mariscal Almonte, partidario del Segundo Imperio, como se conoció al de Maximiliano después del primero de Agustín de Iturbide, en la que justamente expresa el agradecimiento y afecto del monarca hacia su efímero anfitrión.

El bello retrato con fondo oscuro presenta a un Maximiliano jovencísimo (fue fusilado por orden Benito Juárez a los 35 años), vestido de gala con hombreras doradas y condecoración y banda al pecho.

El retrato y la carta se sumaron en la subasta a un par de miniaturas con sendas efigies de Maximiliano y su esposa, la emperatriz Carlota, ambos también del siglo XIX. El primero es un óleo sobre lámina de marfil con el monarca envuelto en una estola blanca, firmado “W. Hoff. M”, y tenía un precio de salida de 8 mil a 12 mil pesos; el segundo muestra a Carlota con corona dorada y se trata de un óleo sobre lámina de cobre y marco de pasta tipo carey, firmado “S.R”; se esperaba una puja a partir de los seis mil pesos y hasta los diez mil.

La subasta se realizó el jueves 8 de marzo en Monte Athos 179, a las 18 horas, también incluía un par de pinturas de castas, al estilo de las que hiciera famosas Miguel Cabrera, y que son la muestra iconográfica de la segregación racista que prevalecía en la Nueva España. El primer cuadro muestra a una familia (padre, madre e hijo) en un taller de carpintería, con la leyenda: “De española y morisco, albino”. Tal vez sea la primera pintura en la que se muestra a un niño con la ausencia de pigmentación.

El segundo cuadro representa a otra familia de tres miembros en un taller de costura, con la leyenda (en transcripción al español moderno): “De torna atrás y española, torna atrás, tente en el aire. Y este se mantiene en este ser aunque se mezcle con español. Pero si se mezcla con su misma nación, desciende a lo mismo, negro, mulato e indio, chino”. Ambas pinturas costumbristas del siglo XVIII son anónimas.

Se esperaba recaudar por las pinturas de 150 mil a 250 mil pesos, por su valor artístico e histórico, no por su racismo. Al final casi llegó al tope, al venderse ambas en 246 mil 400 pesos.

Apenas hace unos 15 días, la casa de subastas comercializó una carta autógrafa escrita en francés por el barón Alexander von Humboldt, en la que el sabio prusiano se mostraba orgulloso de haber recibido la nacionalidad mexicana, en alusión a que en 1827 el primer presidente mexicano, Guadalupe Victoria, le otorgó ese honor en reconocimiento a sus investigaciones y amor por México, al que visitó cuando todavía era la Nueva España, del 22 de marzo de 1803 al 7 de marzo de 1804.

Pero a menos de 20 días de la Semana Santa, las pinturas religiosas novohispanas estaban por los cielos en la subasta, no tanto por sus precios que iban de los 180 mil a los 250 mil pesos, sino por su belleza, como la obra de Miguel Rudecindo Contreras, La dolorosa al pie de la cruz. Se trata de un óleo sobre tela de 167 por 106 centímetros, de mediados del siglo XVIII, con la virgen María orando junto a Cristo crucificado.

Según Morton Subastas, el cuadro es un gran descubrimiento, ya que se conocen pocas obras de Contreras, alumno de José de Ibarra, de quien realizó un retrato que está en el Museo Nacional de Arte.

También salieron a la puja El señor de la caña, retrato de un Cristo melancólico del siglo XVIII, de Nicolás Enríquez; San José con el Niño, de Juan Patricio Morlete y Ruiz; San Francisco penitente, atribuido a José de Páez; Santa Eduviges, de Fray Miguel de Herrera; Santa Apolonia, abogada para el abogada para el dolor de dientes y muelas, de José María Vázquez; y varias obrasConcepción.

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