OMS incluye en su lista de enfermedades el “desgaste profesional”

Los impactos de largas jornadas de trabajo comienzan a ser una preocupación para las instancias internacionales. El día de hoy, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sumó el «desgaste profesional» como uno de los nuevos síndromes a incluirse en su listado oficial de enfermedades.

En el marco de la Asamblea Mundial de la organización. que se lleva a cabo desde el pasado 20 de mayo el Ginebra, Suiza, la OMS anunció que el desgaste profesional entrará por primera vez en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) que sirve para realizar estadísticas de morbilidad y mortalidad a nivel internacional.

Este síndrome identificado bajo el código QD86, es descrito como el resultado del mal manejo del estrés crónico en el lugar de trabajo. A diferencia de otros síndromes o trastornos, este se caracteriza por contar con tres dimensiones:

•   sentimientos de falta de energía o agotamiento;  

•   aumento de la distancia mental respecto al trabajo, o sentimientos negativos o cínicos respecto al trabajo;  

•   y eficacia profesional reducida. 

El síndrome de desgaste ocupacional se refiere específicamente a los fenómenos en el contexto laboral y este, advierte la OMS, no debe aplicarse para describir experiencias en otras áreas de la vida puesto que pertenece a la clasificación de factores que influyen en el estado de salud o el contacto con los servicios de salud y a la subclasificación de problemas asociados con el empleo o el desempleo.

Si bien es la primera vez que este concepto se incluye en la lista antes mencionada, este ha venido tomando relevancia desde la década de 1970.

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A inicios del milenio, la OMS señalaba que el desgaste laboral no surge espontáneamente, sino que su proceso de desarrollo es gradual y «comienza con niveles excesivos y prolongados de estrés laboral» que genera sobrecarga en el trabajador y culmina cuando este, como mecanismo de defensa, se desconecta psicológicamente del trabajo, lo que termina por hacerlos apáticos, escépticos e intransigentes.

En 2002, la misma institución de salud pedía a los trabajadores que para prevenir este síndrome disminuyeran de las exigencias mediante la imposición de metas más realistas y gratificantes, desarrollo de grupos de apoyo, asesoramiento y orientación del personal muy estresado y manejo del estrés mediante actividades individuales y colectivas de autoayuda.

Mientras tanto, en cuanto a la organización del trabajo se pedía desarrollar estrategias sobre los ejes de permitir adiestramiento de los supervisores, vacaciones frecuentes y pausas durante la jornada laboral; distribución entre todo el personal de las tareas más difíciles y menos gratificantes; posibilidad de trabajar en más de una situación o en más de un programa para poder alternar actividades gratificantes y no gratificantes; dar al personal la oportunidad de proponer actividades nuevas y creativas; y desarrollo profesional para todo el personal.