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Nación

Morena: se desinfla aplanadora

Foto: Twitter

Los resultados electorales del pasado domingo ofrecen varias lecturas, una de ellas es que la locomotora de Morena, dirigida por el presidente Andrés Manuel López Obrador, tiene el empuje para arrebatar territorios a la oposición, pero está lejos de ser la fuerza avasalladora del 2018. Verlos ejercer el poder, así como el discurso de la honestidad impoluta son cuestiones de las que la población toma nota en seis meses de gobierno.

Morena le arrebató al panismo las gubernaturas de Puebla y Baja California, en la primera sólo votó el 33.41 por ciento del electorado, en la segunda el 29.55, la ciudadanía decidió no acudir a las urnas el domingo 2 de junio. La legalidad del triunfo no está en entredicho, pero vale la reflexión cuando más del 80 por ciento no dio su respaldo a este ejercicio democrático.

El caso de Puebla, con el triunfo de Miguel Barbosa, es muy significativo por los elementos que lo rodean desde la repetición de las elecciones después de la muerte de la gobernadora, Martha Erika Alonso, en diciembre de 2018; el hecho de que el abanderado de Morena compitió en los dos procesos; las acusaciones de enriquecimiento; así como los personajes que son parte del equipo morenista y distan mucho de la “honestidad valiente”.

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En Puebla el 85.06 por ciento del electorado no votó por Luis Miguel Barbosa Huerta, el 14.93 por ciento de la ciudadanía registrada en la lista nominal lo hizo el próximo gobernador del estado. En esa entidad están empadronados 4 millones 589 mil 367 electores y sólo votaron por él 682 mil 245.

Es notorio el contraste porque en la elección del año pasado, cuando ganó Martha Erika Alonso participó el 67.64 por ciento del padrón y la panista tuvo casi el doble de votos, un millón 153 mil 79 votos, de los que llevaron al triunfo del morenista once meses después.

Así, en la elección de 2018, Martha Érika Alonso obtuvo 1,153,097 votos y Barbosa 1,031,043, y solo meses después, ante Cárdenas, quien consiguió 507,690 votos, Barbosa solo reunió 685,498. Es decir, 345 mil 545 votos menos.

La frialdad de los números denotan el desinterés del grueso de la población para definir a sus gobernantes, los factores son múltiples, desde rechazo, desencanto, hasta confianza en que las cosas estaban definidas, pero si se está muy lejos del ánimo de cambio que recorrió el país hace a penas un año.

Honestidad laxa
Ex priístas, ex panistas, ex morenovallistas, ex bartlistas, ex elbistas, ex perredistas, ex verdes, multiclor se pintó el equipo que cerró filas en torno a Miguel Barbosa, pero hay personajes cuyas trayectorias brincan por estar muy lejos del discurso de honorabilidad, valor con el que cubre el Presidente al proyecto político de Morena.

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Entre ese mosaico multicolor de la fuerza morenista en Puebla destaca el pasado de Yassir Vázquez Hernández, designado coordinador político del candidato Miguel Barbosa Huerta. Fue presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez, durante un periodo muy breve, menos de dos años, pero en esos meses se reporta una deuda significativa en la ciudad, la prensa local reportó que el monto asciende a 900 millones de pesos y sus obras de gobierno fueran cuestionadas por el Órgano Superior de Fiscalización al detectar irregularidades por arriba de los 230 millones de pesos.

Yassir Vázquez Hernández creció como político al amparo del gobernador de Chiapas, Juan Sabines, a quien la Secretaría de la Función Pública le hizo diversas observaciones por su ejercicio de gobierno, irregularidades que superaron los mil millones de pesos de fondos federales.

El pupilo siguió sus pasos, fue presidente municipal de la capital chiapaneca de enero de 2011 a agosto de 2012, pero no concluyó porque aspiraba a la candidatura de la alianza PRD-PT-MC para gobernar el estado, pero no la obtuvo y se conformó con irse a coordinar los trabajos del PVEM durante la campaña de Manuel Velasco.

Su gran proyecto “Que Viva el Centro” buscó remodelar y reforzar la infraestructura en esta zona de la ciudad, pero representó una erogación millonaria para las finanzas de Tuxtla Gutiérrez, sobre todo si se tiene presente que Chiapas es una las entidades más pobres del país. El Órgano de Fiscalización Superior del Congreso reportó irregularidades por 234.7 millones de pesos en pagos para obras en calles, sistema de agua potable, alcantarillado, alumbrado subterráneo.

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Incluso el presidente municipal, electo para el trienio 2012-2015, Fernando Castellanos del PVEM, tras asumir el cargo dijo que recibía un municipio con una crisis financiera, sin fondos y recursos; casi al final de su gobierno presentó una denuncia ante el Ministerio Público contra su antecesor.

“Las mencionadas obras se realizaron aproximadamente en el último año del ejercicio constitucional del ciudadano Seth Yassir Vázquez Hernández, mismas que sin ser perito en la materia, se puede establecer claramente que carecen de una debida planeación y mal presupuestados debido a que la inversión autorizada para la ejecución de las obras de remodelación y urbanización fueron alteradas en gran medida los precios”, se establece en la denuncia.

El caso de Vázquez Hernández es ilustrativo cuando se revisa a los personajes que están a su alrededor como los dos últimos ex gobernadores de Chiapas y el ejercicio propio de gobierno que dista de ser ejemplar y honesto. Esta es una de las caras del nuevo morenismo en Puebla.

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