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Cultura

Louis Vuitton y el arte de viajar en el tiempo

Louis Vuitton
Fotos: Mariame Reyes

La industria de la moda siempre ha tenido la capacidad de hacernos soñar con sus cuentos, sus realidades y sus formas. La exposición celebrada en la Ciudad de México sobre la marca Louis Vuitton nos cuenta la historia y travesías de un visionario artesano que reinventó la forma de viajar en el tiempo.
 
160 años se traducen en fragmentos de fotografías, recuerdos y memorias escritas a mano o a máquina, dependiendo la época y el testimonio en el avance de la tecnología. Esta es la historia que se relata en la cápsula del tiempo que entre sus paredes resguarda los más bellos recuerdos del pasado y los anhelos del presente.

La exposición Time Capsule de la marca Louis Vuitton se presenta del 24 de mayo al 16 de junio en Palacio de Hierro, Polanco, como parte de la celebración del 30 aniversario de la marca en México. Time Capsule se inauguró en 2017 en Hong Kong y ha pasado por Bangkok, Berlín, Singapur, Dubai, Shanghai y Los Ángeles, antes de arribar a la capital.
 
En la muestra pudimos ver la historia de los clientes de LV a través de sus necesidades y especificaciones, que van desde llevar una botella de whisky hasta transportar sombreros de charro para una gira internacional, tal como lo solicitó Alejandro Fernández.  

Los viajes alrededor del mundo se vuelven estilo de vida, para la casa de moda se vuelve el reto de transportar la elegancia de sus clientes preservando siempre el estilo y el estatus.
 
Comienza la aventura de Louis Vuitton con las demandas de Eugénie de Montijo, quien necesitaba transportar su guardarropa para los eventos sociales más relevantes de su época, al ser la esposa de Napoleón III, el primer presidente de Francia.  

La visión de Louis y su ingenio lograron piezas de las más alta calidad y seguridad, y con el paso de los años innovó en crear cierres de máxima seguridad para que solo sus clientes tuvieran acceso al interior de su maleta o baúl. El más icónico ha sido el candado de cinco números, tan minucioso que solo se puede abrir con la llave de su único dueño.
 
No es sorpresa leer que un baúl Louis Vuitton de 1910 se preservará en el tiempo como testigo del naufragio en el Titanic; fue encontrado casi intacto en el interior del transatlántico hundido y preservó los objetos que guardaba. La marca demostró así la calidad de sus productos y su compromiso con las necesidades de los viajeros más ilustres y arriesgados.
 

El arte de crear bolsos y estuches se traduce en contar historias de vida nómada que evolucionan con la época: antes era un tren, siguió un auto para terminar con el avión o el crucero, que exigen maletas más ligeras pero sin perder la durabilidad, funcionalidad y rigor para seguir recorriendo el mundo.  
 
LV nos hace soñar, nos hace mirar la historia de una familia comprometida con las habilidades del artesano que logra convertir en arte a un objeto de culto que en el presente es lujo y en el futuro historia.

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