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A Fuego Lento

Las mañaneras y las ‘formas’ de los periodistas

Foto: Cuartoscuro

Este sábado el académico e investigador mexicano, Lorenzo Meyer, expresó en Twitter que las conferencias mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador «son un novedoso y muy útil ejercicio democrático» pero advirtiendo que «los periodistas deben cuidar las formas, facilitar el flujo de información y evitar transformarlas en campo de confrontación», y quizá no esté tan equivocado.

Lamentablemente las formas no las han perdido únicamente algunos de los periodistas como los que esta semana, notablemente molestos, exigieron al presidente aclarar ciertos momentos del ‘culiacanazo’. Más que por su siempre puntual asistencia algunos se han hecho más conocidos por hacer preguntas a modo que rompen, o intentan hacerlo, la discusión del tema polémico del día o cuestionando a quienes lo cuestionan, sin o con razones, cosa que tampoco facilita dicho flujo de información ni evita la confrontación.

Las formas tampoco se guardan al permitir el ‘linchamiento’ a reporteros en redes sociales viéndolo como algo ‘genuino’, pero aún más cuando se pasa por alto que lo hagan a nivel nacional quienes utilizan la tribuna de la ‘mañanera’. Hoy pareciera ser más preocupante escuchar la palabra «abortar» en una pregunta a que se refieran a quienes comunican los mensajes como «reporteros genuinos» que muchas veces no responden a esto por respeto y no por no carecer razones.

Por si fuera poco, en esos “desniveles” del diálogo se encuentran también algunos reporteros que usualmente acuden para dar la nota en lugar de buscarla o captarla, dándose el gusto de tener una foto de ellos “encarando” al presidente, sintiéndose las voces y adalides de la democracia y la libertad de expresión, incluso con intenciones de victimizarse.

El presidente tiene razón, es difícil no imprimir en la nota el criterio de cada uno, ser objetivo o totalmente neutral, pero es claro que no solo se debe reparar en quienes fueron librados del ‘bozal’ y empiezan a morder, sino de aquellos que de buen agrado se lo ponen ante él porque tarde o temprano pueden optar por ponérselo a favor de otro.

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