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Internacional

A las 18 horas, Rubén Ramírez podría dar su último respiro en Texas

Rubén Ramírez condenado a muerte
Foto: Especial

Este miércoles, el reloj estará a pocos minutos de marcar las 18 horas cuando Rubén Ramírez ingrese a la habitación para la aplicación de la inyección letal.

Primero, le será suministrado un hipnótico anestésico, compuesto por tiopental sódico, midazolam e hidromorfina para inhibir las funciones cerebrales, llevándolo a un estado crítico de inconsciencia. El bromuro de pancunorio y vecuronio paralizarán sus músculos respiratorios y con ello vendrá la asfixia para finalmente morir de un paro cardíaco inducido por la solución de cloruro de potasio que entrará a su torrente sanguíneo.

De acuerdo con las autoridades estadounidenses, este método de muerte es rápido y sin dolor, aunque hay investigaciones, como el de la Universidad de Miami, que apuntan lo contrario y aseguran que el condenado estará consciente de que está muriendo por asfixia.

La Junta de Perdones y Libertades Condicionales de Texas negó por unanimidad la clemencia para Rubén, acusado del secuestro, violación y asesinato de su prima Mayra Azucena Laguna, de 16 años, en 1997.

Rubén, originario de Guanajuato, no tuvo última cena, pues aunque todos los estados de E.U. que tienen en vigencia esto como un derecho para los condenados a pena capital, Texas canceló la norma.

Una hamburguesa Whataburguer, mariscos y fresas de su tierra, Irapuato, es lo que Ramírez Cárdenas deseaba comer por última vez.

Por otro lado, la Corte autorizó al acusado un privilegio: ver a su madre, Sanjuana Cárdenas, todos los días, desde que fue condenado hasta hoy, día en que morirá.

En el año del asesinato de Mayra Azuzena, Rubén se presentó de manera voluntaria a declarar. De acuerdo con sus abogados, las autoridades del Departamento del Sheriff del Condado de Hidalgo presionaron a Ramírez Cárdenas para confesar que efectivamente, él había perpetrado el crimen.

«Yo no lo planeé, estaba drogado con cocaína», dijo.

Cuando le fue dictada la sentencia, su defensa solicitó una prueba de ADN para comprobar que no asesinó a la joven, sin embargo, la petición fue declinada y su proceso continuó en la orden que hoy podría consumarse.

El artículo 36 de la Convención de Viena estipula que los extranjeros condenados a muerte en Estados Unidos tienen derecho a recibir asesoría de un funcionario consular para mantener comunicación y preparar, así, su proceso ante los tribunales, sin embargo, a Rubén nunca se le notificó de su derecho internacional.

Será decisión de Gregg Abbot, gobernador de Texas, si el mexicano recibirá o no la clemencia ejecutiva que le daría 30 días para apelar su sentencia.

Pese a esto, todo continúa igual. Rubén Ramírez Cárdenas recibió esta mañana la visita de su familia.

Durante cuatro horas conversó con sus dos hijos, madre y hermanos. Se despidieron.

Cuando el corazón de Ramírez Cárdenas quede paralizado, el guanajuatense se convertirá en el onceavo mexicano ejecutado por la Ley estadounidense y el séptimo en Texas este año.

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