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Metrópoli

Largas jornadas y equipo afectan física y emocionalmente al personal de salud

Foto: Cuartoscuro

Debido a la pandemia de Covid-19, en México el personal de salud debe hacer frente a la batalla contra la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2; sin embargo, las largas jornadas de trabajo se conjugan con el equipo de seguridad para evitar contagios para impedirles ingerir alimentos, agua u otros líquidos, lo cual ya está haciendo estragos en su salud.

Aurora Flores, enfermera y supervisora del área de enfermería del Hospital General Regional Ignacio Zaragoza, platicó con La Hoguera sobre las extenuares jornadas laborales que tienen el personal de salud dentro del nosocomio, las cuales son de 8 horas, donde deben usar uniforme quirúrgico de protección desechable, el cual consta de dos pares de botas quirúrgicas, su overol blanco, googles, careta, gorro, guantes de nitrilo, guantes de látex y sus cubrebocas, por lo que para ellos es casi imposible ingerir algún alimento, agua o líquido, debido a que tienen que portar dicha protección durante el tiempo que laboran.

«Su jornada era de 8 horas, en todo este lapso, el overol y todo su equipo de protección, si en algún momento se rompía, tenían que salirse inmediatamente del servicio, porque estaba en riesgo su seguridad, por lo tanto ellos no comían o ingerían algún alimento, agua u otra bebida hasta el término de su jornada, en sus descansos sí se podían sentar cuando tenían oportunidad y cuando no, pues hasta la hora de su salida. En todo este proceso, algunos compañeros, por falta de líquidos y por falta de alimentación, comenzaron a tener problemas de salud, como infecciones en las vías urinarias por la falta de líquido. Pero definitivamente, no es que no se les dé comida o bebidas porque seamos explotadores, sino que el equipo no te permite que te descubras», explicó.

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Sin embargo, también comentó que ese no era el único problema al que se enfrentan, ya que en varias ocasiones, compañeros que atienden las áreas Covid dentro del hospital caían, es decir, se infectaban y eran pocos los que lograban salir adelante, siendo esto un factor emocional para el personal de salud, haciendo que decayeran anímicamente y que además generaba cierta incertidumbre sobre si ella u otra persona sería la siguiente, siendo una afectación anímica para todos los que trabajan dentro de dichas áreas, mientras que pasaba el tiempo, algunos de ellos comenzaron a sentir miedo y pánico, por lo que los psicólogos del instituto comenzaron a promover sus servicios para atender la salud mental del equipo de salud multidisciplinario, pero llegó el punto donde el número de pacientes saturó el hospital y el servicio de psicología también se saturó, llegando a ser insuficiente para cada miembro del sector hospitalario, ya que solo les daban de 5 a 10 minutos de «terapia».

«Los psicólogos del instituto comenzaron a ofrecer sus servicios, los cuales, en un momento se saturaron tanto que pues era insuficiente, porque a cada compañero, miembro del sector del hospital, les daban de 5 a 10 minutos, lo cual fue insuficientes, porque los mismos compañeros contaban que en 5 minutos no van a poder salir de la angustia que sentían. Te puedo comentar que platicando con varios colegas, ellos buscaron ayuda por fuera, porque no había mejoría entre ellos y es que si desafortunadamente la ayuda psicológica no te ayudaba a salir de la situación, hay compañeros que requieren ayuda psiquiátrica, en la cual les están administrando medicamento, porque es tanto su angustia que ellos no pueden contener sus emociones, su sentimiento del miedo y ansiedad», detalló.

Para Aurora, una de las experiencias que más le ha marcado durante el tiempo de contingencia dentro del hospital es cuando escuchaba a sus compañeros dar el reporte del paciente a sus familiares, cuando la mayoría de éstos eran noticias fatales, es decir, informaban que había fallecido, por lo que su único consuelo era recargarse en las paredes de la sala de espera, donde los gritos, llantos inundaban el lugar, pero entre los mismos familiares se brindan solidaridad, por lo que se acercan a dar consuelo a otras personas, sin embargo, existen ocasiones donde se encuentran solos.

«Me tocó una muchacha que le dan esa noticia, se recarga en la pared y se deja caer a llorar, ni quién la consuele, porque pues está sola, entonces mi instinto de principio, la toqué del brazo y le pregunte ‘¿te puedo ayudar en algo?’ y lo único que me dice es ‘mi familiar acaba de morir’ y yo no sabía cómo reaccionar, ya que se trata de una noticia en la cual no tienes palabras, entonces lo que hice fue sacar mi celular y decirle ‘¿quieres hacer una llamada?’, yo lo hice como forma de consuelo para poderla ayudar, a lo que me responde que no y pues seguí viendo cómo se desgarraba en llanto y sin poderla ayudar», contó como una de sus experiencias más dramáticas.

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La enfermera señaló que no era lo único que ocurría dentro del hospital, ya que los mismos compañeros pasaban por situaciones difíciles, puesto que familiares de ellos también resultaban con síntomas de la enfermedad y había momentos cuando les informaban que sus familiares habían fallecido, esto, en medio de sus jornadas laborales, asimismo, Aurora explica que ellos buscaban el apoyo de alguien ante estas situaciones, por lo que la carga emocional era mucha y hasta se iban con ello a sus hogares, siendo un desgaste emocional y físico, también ante la cantidad de pacientes que debían atender, de los cuales algunos fallecían sin siquiera poder dar último respiro, ya que a pesar de brindar todos los cuidados, eran situaciones que no podían controlar.

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