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A Fuego Lento

Impugnar a ‘Alito’ era ponerle el clavo al ataúd del PRI

Foto: Cuartoscuro

‘Alito’ Moreno, Amlito para los cuates, asumió el mando del PRI tras la renuncia de Ivonne Ortega al tricolor. Si bien nunca logró ser el avatar de los militantes de a pie, como buscó consolidarse en campaña, la exgobernadora de Yucatán sí era una de las últimas voces discordantes con el nuevo régimen campechano que inició el domingo pasado. Tanto que, incluso, sus principales aliados la tuvieron que frenar antes de que recurriera al TEPJF para impugnar la elección.

Según se supo en los pasillos del búnker de Insurgentes, Ortega estaba más que dispuesta a continuar la batalla contra ‘Alito’, ahora ante el tribunal electoral. Sin embargo, el bloque que había armado para enfrentar la cargada, entiéndase Manlio Fabio Beltrones y sus alfiles en gubernaturas y el Congreso, consideró que era ponerle el último clavo al ataúd del PRI el llegar a acusarse entre ellos de fraude en el proceso interno.

Manlio, soldado del PRI por sobre todas las cosas, y sus huestes —los gobernadores Pavlovich, Riquelme y Astudillo, la vieja guardia de la CTM y la senadora Sylvana Beltrones—incluso le advirtieron que, en caso de proceder con la impugnación por las irregularidades en la elección interna, lo haría por su cuenta. Por lo que, sin más que hacer, cumplió las profecías de que, quien perdiera la contienda, se iría del partido.

Fue su coterráneo, Jorge Carlos Ramírez Marín, quien expuso la postura extraoficial del PRI: sí hubo cargada por parte de los gobernadores más poderosos del tricolor en favor de ‘Alito’, y sí había un padrón irregular, y no era el momento de ir a un proceso abierto sin haber hecho operación cicatriz tras la humillación del 2018. Pero ‘haiga sido como haiga sido’, Moreno Cárdenas es el nuevo mandamás priísta. Eso sí, negando a ultranza sus nexos con Palacio Nacional.

QUE CADA QUIEN INTERPRETE LO QUE QUIERA, DICE SHEINBAUM
Continúa la polémica con las feministas. Sheinbaum se ha contenido de hacer más declaraciones sobre el tema, pues ya vio que puede dar lugar a más protestas en la capital. Sin embargo, hoy volvió a decir que se malinterpretaron sus dichos de la semana pasada, que no tenía intención de desvirtuar el movimiento, aunque cabe decir que no ofreció una disculpa como tal.

Cuando se le preguntó sobre si se retractó o no de usar la palabra “provocación”, la mandataria se limitó a decir “ya que cada quien lo interprete como quiera”, pues al parecer ella está tranquila con lo que publicó el lunes en su cuenta de Twitter.

Pero hay un problema. Un grupo de feministas le está exigiendo una disculpa pública explícita sobre sus expresiones y las de sus subordinados; incluso hay quien pide que los medios de comunicación también “cambien su narrativa”. Pero cuando se le pregunta a la mandataria sobre esto, remite a las mesas de análisis y talleres con perspectiva de género.

¿Y cuándo empiezan estas mesas? “Ya lo va a informar la Secretaría de las Mujeres”, dice.

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