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Seguridad

Gordon Thomas, el Mossad, Múnich y plaza Artz

Foto: Twitter

Hollywood ha magnificado las acciones del Mossad, el más efectivo de los servicios de inteligencia y terrorismo de Estado del mundo, responsable de operaciones como el secuestro de Adolf Eichmann en Argentina, el rescate de rehenes en el aeropuerto de Entebbe, Uganda, el secuestro del físico nuclear judío disidente Mordejai Vanunu en Roma, el reclutamiento en 1960 de Ashraft Marwan, yerno del presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, que impidió que fuera sorpresa el ataque que inició la Guerra de Yom Kippur en 1973 y, sobre todo, la aniquilación multinacional de miembros de Septiembre Negro, culpables de la matanza de atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich, en 1974.

Gordon Thomas, periodista galés que ha dedicado toda su vida a la investigación de temas de espionaje y que se precia de contactos con servicios de inteligencia de todo el mundo, en especial el israelí, sobre el cual publicó su clásico libro Mossad, la historia secreta (Ediciones B), conversó en 2006 desde su casa en Irlanda con este reportero, a propósito de la película Múnich, que en ese año produjo y dirigió Steven Spielberg, a partir de la novela de George Jonas Vengeance: The True Story of an Israeli Counter Terrorist Team.

Una novela y una película que ensalzaban la operación de los kidons, asesinos del Mossad.

Durante esa conversación Thomas advertía que el Mossad había incrementado sus operaciones en México como consecuencia de los atentados cuatro años antes del 11 de septiembre en Estados Unidos y que el número de katsas o agentes era mayor incluso que el que realizaba operaciones en el país durante los años de la guerra fría (“El Mossad: más vigilancia sobre México”. Suplemento Dominical de El Universal, 12 de febrero de 2006).

Gordon Thomas, especialista en órganos de inteligencia gubernamental. Foto: holocausts.org

“Para Israel es importante vigilar México porque en realidad la distancia de ahí al Medio Oriente es muy corta. Mucha de la gente que llegó de Sudamérica o de México tuvo duras experiencias en el Medio Oriente relacionadas con el terrorismo”, explicaba el investigador.

El periodista galés subrayaba entonces que las películas de James Bond se volvieron una realidad cotidiana en el mundo por la sofisticación de las agencias internacionales de inteligencia, aunque la versión mexicana de éstas (Cisen), a su juicio era tan deficiente que cualquier información secreta en su poder caía en manos de grupos criminales o terroristas.

“Lo he dicho antes: México sufre serios problemas con sus servicios secretos. Pese a que su jefe de inteligencia presume que mantiene estrechas relaciones con la CIA o los servicios secretos británicos y cosas como esas, la historia no es así: éstos le dan poca información porque les preocupa que los datos que llegan a la inteligencia mexicana con frecuencia terminan en manos de la delincuencia organizada o los grupos terroristas”, decía Thomas, cuyas fuentes las ligaba a CIA, el Mossad, la DGSE francesa o el MI5 y el MI6 británicos.

La ejecución de dos israelíes en plaza Artz Pedregal por un comando encabezado por una treintañera que a duras penas intentó huir bamboléandose debido a su obesidad, pone la lupa otra vez en el servicio de inteligencia, debido a que una de las víctimas, Benjamín Yeshurub Sutchi, supuestamente fue entrenado por el Mossad y era de alta peligrosidad, según el ex subsecretario de Policía capitalino, Gabriel Regino, quien lo interrogó en 2005.

Sorprende que la asesina de Benjamín Yeshurub Sutchi (con un largo currículum criminal en Israel, México y otros países latinoamericanos), y de Alon Azulay, la otra víctima, haya podido perpetrar ambos crímenes en un lugar público, dado el entrenamiento del Mossad a sus katsas y, en especial, a sus kidones o agentes especializados en asesinatos de Estado.

Las imágenes difundidas de Esperanza “N”, de 33 años, habitante de la delegación rural capitalina de Tláhuac, distan mucho de asesinas encumbradas por la ficción del cine, como Anne Parrillaud en Femme Nikita (Besson, 1990), Jennifer Lawrence en Red Sparrow (Lawrence, 2018), Scarlett Johansson en Lucy (Besson, 2014) o cualquier chica mala Bond, como por ejemplo Halle Berry y Rosamund Pike en Die Another Day (Tamahori, 2002).

¿Cómo alguien como Esperanza “N”, disfrazada con una peluca estrafalaria de un color exótico, pudo acercarse a dos criminales israelíes, uno de ellos entrenado supuestamente por el Mossad, y asesinarlos a balazos, intentar huir con su obesidad, para después engañar a la policía local diciendo que fue crimen pasional? Bueno, la historia, así como su investigación, quedan para la reedición de la Antología del Humor Negro de André Breton.

En la entrevista con Gordon Thomas la parte exclusivamente sobre la película Múnich, de Spielberg, quedó inédita y en sus respuestas el periodista galés autor de Las torturas secretas de la CIA (Ediciones B) detalló qué es el Mossad, cómo son sus katsas y kidones, y la sofisticación de su tecnología.

Valgan los asesinatos en plaza Artz para recuperar en este espacio esa entrevista dentro de la larga conversación telefónica con Gordon Thomas de febrero de 2006 sobre los servicios secretos israelíes y algunas de las películas famosas que los han ensalzado o detallado sus operaciones, como Múnich (Spielberg, 2005), The Angel (Vromen, 2018), 7 Days in Entebbe (Padilha, 2018), Victory at Entebbe (Chomsky, 1976), Raid on Entebbe (Kershner, 1977), Mivtsa Yonatan (Golan, 1977), Hannah Arendt (Von Trotta, 2013), The Red Sea Diving Resort (Raff, 2019), Operation Finale (Weitz, 2018), The Debt (Madden, 2010), Les patriotes (Rochant, 1994) o el documental The Mossad: Imperfect Spies (Dror, 2018).

Trailer de la película Münich (2005)

MÚNICH, ES PURO ENTRETENIMIENTO, BASURA IMPRECISA: GORDON THOMAS
Por José Juan de Ávila

La película Munich de Steven Spielberg es puro entretenimiento, no historia, porque está llena de imprecisiones como el libro Vengeance en el que está basada, afirma Gordon Thomas, el especialista en agencias de inteligencia y autor de Mossad: la historia secreta.
En conversación vía telefónica desde Irlanda, Thomas subraya las fallas de la cinta de Spielberg, que supuestamente cuenta las operaciones de un comando del Mossad designado por la misma Golda Meir para asesinar a los autores intelectuales del atentado terrorista de Septiembre Negro contra atletas israelíes, en los Juegos Olímpicos de Munich de 1972.

“Primero que nada, nunca existió en el Mossad un Avner (el líder del comando de asesinos o kidons que en la película llevan a cabo la operación Ira de Dios para vengar la muerte de los atletas israelíes)”, explica Thomas, “la cinta está llena de imprecisiones”.

-¿No se trata de Rafi Eitan, el hombre que usted menciona en su libro como el responsable directo de ejecutar a los terroristas palestinos?- se pregunta al experto en el Mossad, la agencia de inteligencia judía creada en 1951 para “proteger a Israel de sus enemigos”.

-No, Avner no es Rafi Eitan. En realidad, hasta donde pude averiguar Avner fue un maletero de El Al, la línea aérea israelí; después se hizo taxista en Nueva York. La película de Spielberg está basada en el libro Vengeance (Venganza) de George Jonas.

-¿El libro es ficción?
-Jonas asegura que es verdad lo que dice en él. Yo lo leí en 1984 y estaba sorprendido por la cantidad de cosas extrañas que menciona. Entonces, cuando vi la película de Spielberg, sólo me dije: “Oh, Dios, está basada en el libro de Jonas”.
Enseguida Thomas detalla las lagunas de la película de Spielberg, que ha sido cuestionada lo mismo por judíos que por árabes en el mundo, por la imagen que queda de ambos.
“En la cinta, el grupo de asesinos del Mossad no incluye ninguna mujer. Para una operación tan grande como ésa, los kidons –esto es el equipo de asesinos- se necesitaban también mujeres. Hubo, de hecho, 8 mujeres y 36 hombres en el comando. Las mujeres eran importantes porque permitían cubrir los operativos de los hombres. Ellos podían actuar como maridos y esposas, como amantes. Ellas también podían acercarse a los objetivos. Ese es el primer error de la película: no tiene mujeres entre los asesinos del Mossad”.

“Segundo, la peor cosa que molestó al Mossad de la película fue que ésta muestra a un equipo de kidons con dudas, culpas y arrepentimientos. Hablé con David Kimche, ex director del Mossad, y después con Rafi Eitan, quien efectivamente ayudó a exterminar a algunos de los miembros de Septiembre Negro, y dicen que la película es pura ficción que pretende ser un documento confiable. Lo describieron como la fantasía de Indiana Jones”.

Como da cuenta en su libro sobre la historia y métodos del Mossad, Gordon Thomas recuerda que los kidons o asesinos que se eligen para operaciones como la de vengar a los atletas judíos asesinados, son cuidadosamente analizados psicológicamente antes y después.
“Y eso no se refleja en la película donde se les muestra dubitativos y arrepentidos”, alega.
Munich como tal es un entretenimiento maravilloso de Spielberg. No debe verse como algo más. Es sólo una película de espías, pero imprecisa, no es la historia real”, remata.

En su libro, publicado en español por Ediciones B, Thomas narra cómo los kidons asesinaron a los palestinos de Septiembre Negro en sus camas, con bombas, garrotazos, rebanadores de quesos, alambres, cuchillos en la laringe o gases venenosos, mientras que a sus familiares los aterrorizaban enviándoles semanas antes de los ataques letales flores con cartas de pésame u obituarios en los periódicos locales, en una suerte de guerra psicológica.

Thomas cuenta que habló también con dos de los kidons todavía con vida que participaron en la operación de exterminio contra los terroristas palestinos y que ellos le dijeron sobre la cinta, que no eran ellos, que no se reconocían en la trama, que las cosas nunca fueron así.
Lo más importante, agrega Thomas, dijeron que la operación les había llevado dos años, mientras que en la película de Spielberg parece cosa de semanas. Además, en la ejecución de los 18 terroristas participaron al menos 80 personas apoyando al equipo de kidons.

El periodista galés refiere que algo que también molestó mucho al Mossad fue que Spielberg, miembro de la comunidad judía estadounidense, jamás se comunicó con la agencia de inteligencia israelí ni le pidió asesoría para su película Munich. En cambio, aclara, para la edición de su libro Mossad: la historia secreta, la agencia israelí sí leyó la investigación y jamás la cuestionó porque él sí se acercó a ellos para recabar información.
“Hace dos semanas Meir Dagan, el actual director del Mossad, y sus más altos oficiales vieron la película en una función privada. Y Dagan dijo: “Es pura basura imprecisa”.
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La entrevista con Gordon Thomas se dio en el contexto de cuando el gobierno de George W. Bush en Estados Unidos intensificaba operaciones de inteligencia en el mundo para dar con miembros de Al Qaeda responsables de los ataques de septiembre de 2011 en Nueva York, Washington y Filadelfia. Sus respuestas quedaron asentadas en (“El Mossad: más vigilancia sobre México”. Suplemento Dominical de El Universal, 12 de febrero de 2006).

Consultado sobre la situación del espionaje, luego del descubrimiento de una cámara en la embajada rusa en Londres o la política de George W. Bush de vigilar sin orden judicial a estadounidenses, el autor de Las torturas psicológicas de la CIA sostiene que la inteligencia cambió absolutamente a partir de una mayor sofisticación tecnológica, buena parte de la cual –dice- salió del Mossad, cuyos espías ahora son reclutados en universidades israelíes.
“Significa que vivimos bajo la más estrecha vigilancia que pudimos jamás imaginar, porque ahora somos observados día y noche. Por ejemplo, Londres es la ciudad más vigilada del mundo. Cualquier persona es secretamente fotografiada por cámaras y otros artefactos 348 veces al día. Esa es una idea terrorífica. Así que la inteligencia ha cambiado absolutamente. Los días de los aparatos de James Bond fueron chistosos, pero hoy vivimos en el mundo de James Bond real”, afirma Thomas.

Símbolo del Mossad. Foto: Twitter

El escritor ha sido uno de los que ha dado a conocer en sus libros el programa de espionaje con satélite ultrasecreto ECHELON, con el que la Agencia Nacional de Seguridad de EU (NSA, por sus siglas en inglés), puede interceptar y decodificar con computadoras cualquier comunicación en el mundo de cualquier persona en tiempo real.

¿Es peor que durante la Guerra Fría? –se le pregunta.
-Oh,, sí, porque la tecnología ha avanzado. Ahora hay espías con acceso a aparatos que ni siquiera soñábamos. Además, hay una nueva clase de espías: los especialistas en computadoras. Son capaces de operar y comprender sofisticados artefactos con microchips. Los espías que salían a matar a alguien continúan existiendo, por supuesto, pero muchos tienen entrenamiento en programación de computadoras y robótica –explica Thomas.

El experto en agencias de inteligencia da ejemplos:
“Primero que nada, el espionaje se volvió más sofisticado. Sin duda, el Mossad ha desarrollado muchos nuevos artefactos muy importantes. Uno de ellos es un sistema especial de telefonía, con un celular que en manos de un oficial del Mossad puede conectarse al celular que quiera y bajar su información sin parar durante 24 horas.

“También desarrolló un sistema llamado Tempest para escanear edificios sin parar y establecer qué defensas computarizadas tiene. Pero el más emocionante de todos es el Secret Dust (Polvo secreto), un sistema de microchips en polvo o tierra que se riegan en el pasto como semillas o granos y que durante meses pueden recoger información en el área, al igual que la piedra hallada en la embajada rusa en Londres. Es una cosa increíble”.

-En ese sentido ¿cuál es la diferencia entre inteligencia y espionaje para usted?
-Espionaje es cuando tú cometes un acto de destrucción contra un enemigo. Inteligencia es el análisis de lo que un enemigo está haciendo, la recopilación de información acerca de él.

Esto normalmente es llamado contrainteligencia. También implica saber cómo derrotarlo.
En el espionaje –aunque también requiere inteligencia, por supuesto- se cometen actos de destrucción, daños o intercepción de datos contra el enemigo.

-Pero Israel jamás ha aceptado que el Mossad haga labores de espionaje.
-Lo sé, pero es parte de la ficción en que ellos viven. El hecho es que el Mossad es la más exitosa organización de espionaje del mundo porque, aunque oficialmente sólo tiene mil 500 miembros, cuenta con un millón de colaboradores que les proporcionan información regados en todos los países, igual en México o Sudamérica. Esta gente, los sayanim, acuden al consulado o embajada local de Israel, incluso la que está en la Ciudad de México, y el agente residente del Mossad o katsa, estudia la información que le proveen y si es importante, a través de una conexión de alta seguridad la transfiere a Tel Aviv, donde es analizada para después planear alguna operación. Así es como funciona esto.

Y Thomas cuestiona el espionaje que realiza el gobierno de Estados Unidos, que quedó expuesto por las filtraciones del soldado Bradley Manning (hoy Chelsea Manning), Edward Snowden o Julian Assange.

“Esa política obedece a que ellos no pueden atrapar al enemigo, esa es la razón. Creo que su política de espionaje telefónico es desafortunada. No sabemos cuánta gente es espiada por el Estado en EU, pero sí sabemos que todas las embajadas, incluyendo la de México, están bajo constante vigilancia por parte de la NSA. Sabemos que millones de dólares se están gastando en vigilar la mínima oposición en EU”, señala Gordon Thomas.

“Esa paranoia que usted siente de probablemente estar siendo espiado en esta conversación es la paranoia de EU. ¿Sabe de este asunto de los traslados de prisioneros a prisiones en Europa del Este, Marruecos y Egipto para ser torturados? Bush dijo algo que me gusta citar. Él dijo: ‘EU no tortura a nadie; lo que hace es mirar a gente torturada en su nombre’. Ahora le doy una fuente directa de eso. Hablé con Craig Murray, ex embajador británico en Uzbekistán. Él escribió un reporte a Jack Straw, el ministro del Exterior británico, en el que le decía que había sido informado por el jefe de la CIA en Uzbekistán que algunos sospechosos fueron trasladados allá para interrogatorios y después hervidos vivos ¡Hervidos vivos en grandes tubos! Así murieron”, relata el ex corresponsal de guerra.
-¿Cuál es entonces la diferencia entre inteligencia y terrorismo después de esto?

-Sí, estoy de acuerdo con usted. Es difícil hacer una distinción, si soy honesto. Creo que toda forma de inteligencia que dependa de la tortura es terrorismo. El Mossad me dice que ellos interrogan muy duro a los prisioneros, pero se preguntan: ‘¿Para qué torturar? Nada se obtiene mediante tortura, porque quien la sufre dirá lo que el torturador quiera escuchar, no necesariamente la verdad. Es mejor usar nuestras técnicas con un interrogatorio más psicológico’. He hablado con muchos de los interrogadores del Mossad y, puedo decirte, no importa qué tan listo seas, al final ellos siempre te atrapan. Eso es algo aterrador.

-¿Por qué entonces el Mossad parece estar en decadencia? Apenas el año pasado (2005) se dijo que a su jefe, Meir Dagan, un árabe le había robado su celular y la semana pasada (enero de 2006) el tradicional enemigo de Israel, Hamas, triunfó en las urnas en Palestina.

“Yo no hablaría de decadencia, sino de ineficiencia. Ellos pensaban que en el caso de Hamas estaban actuando bien y dieron información errónea al gobierno israelí. Le dijeron que no pensaban que Hamas ganaría, que haría un buen papel pero que Fatah regresaría. Repentinamente, en la mañana de las elecciones, el Mossad se dio cuenta: ‘Dios mío, hemos cometido un error’. Fue un pobre trabajo de inteligencia y de análisis y la semana pasada hubo por eso cambios al interior del Mossad. Fue un error monumental.

Acerca del supuesto robo al máximo jefe del Mossad, Thomas comenta sorprendido:
“No sé nada sobre este particular caso que me refiere de Meir Dagan. ¿Dónde lo escuchó ¿Qué fue lo que pasó, dígame?”, pregunta turbado al otro lado de la línea telefónica el experto en temas de espionaje internacional y en el Mossad.

-CNN y agencias de prensa revelaron en marzo de 2004 que un árabe le robó su celular en Tel Aviv.
-Oh, Dios, no quiero comentar nada al respecto. Quiero decirle que estoy muy sorprendido. Primero que nada, hay una orden para que ningún oficial del Mossad cargue celular si sale en Israel, no lo necesitan, tienen otros métodos de comunicación. Además, hay mucha seguridad alrededor de ellos. Y conociendo a Dagan como lo conozco, quiero decirle que es muy cuidadoso. Oh, Dios, no quisiera comentar más sobre esto.

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