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Incendiario

Fuercitas institucionales

Foto: Cuartoscuro

La recta final de las campañas se pone todavía más intensa. Luego del encontronazo con el INE por las candidaturas de Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón, la cuatroté se acordó que para algo puso a un hombre clave en un puesto de peso como la FEPADE. Lo que solo nos augura que el pleito electorero no culminará el 6 de junio, como algunos inocentes imploran, sino que se prolongará mediante medidas legales por otro buen rato.

Para entender lo que sucedió el lunes pasado, cuando la Fiscalía General de la República decidió entrar al juego electoral y poner en la mira tanto a Adrián de la Garza como a Samuel García, curiosamente cuando Clara Luz Flores va en caída libre en las encuestas, primero hay que entender el panorama completo de la situación. El contexto muy poco institucional en el que se desenvuelven las instituciones electorales.

Todos quienes hemos seguido este proceso electoral damos cuenta de como el INE decidió entrar al quite electoral. Para reivindicar su autoridad, Lorenzo Córdova decidió que no se le dejaría pasar una sola a Morena y se cumpliría la ley al pie de la letra. Qué bueno, si la ley lo mandata, se tiene que cumplir. El problema es que la medida no aplica para todos los partidos, solo para el que está enfrascado en un pleito con el INE.

Con este antecedente directo llegamos a la intervención de la FEPADE. Esa fiscalía especializada que hoy comanda José Agustín Ortiz Pinchetti, el secretario de Gobernación legítimo de López Obrador en 2006, y donde despachó durante el sexenio peñista Santiago Nieto Castillo, actual encargado de la Unidad de Inteligencia Financiera. La misma de la que proviene la información para iniciar la investigación del candidato naranja y su familia. Bien curioso.

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El propio López Obrador ya dejó en claro que sí intervino para que se iniciaran los procesos contra los opositores que ya le sacan una cabeza a su caballo. Claro que el maestro Ortiz Pinchetti iba a responder de inmediato. Si es un hombre congruente y honesto, tanto que fue seleccionado por el propio presidente para integrar la comisión redactora de su Guía Ética. La cual presentó en mañanera junto a otras figuras de la talla de Pedro Miguel, Enrique Galván o Jesús Ramírez.

Como ocurrió con el INE, no se puede argumentar que la FEPADE actuara fuera de sus facultades. La ley dice que todo candidato que no entregue sus informes de fiscalización perderá la candidatura, como ocurrió con Morón y Salgado. La ley también dice que todo candidato que incurra en delitos electorales, como prometer dinero o recibir financiamiento prohibido, verá la jornada electoral en su reclusorio más cercano. A ver que pasa con García y De la Garza.

Así, pues, lo que se está viendo es menos una contienda electoral y más una ronda de fuercitas en donde se usan las instituciones supuestamente públicas para ganar ventaja sobre el rival. El INE no muestra la misma severidad con Enrique Alfaro, por ejemplo, pese a que hace todo lo que le prohíbe a López Obrador. La FEPADE parece que ni enterada está que Carlos Lomelí también promete tarjetazos si gana Guadalajara o que Clara Luz recorre casas prometiendo vacunas.

No es algo nuevo ni mucho menos. Ni el INE tiene la institucionalidad que pregona la oposición ni la FEPADE cuenta con la autonomía que el oficialismo repite a diario. La diferencia, si acaso, es que ahora no es una sola fuerza hegemónica la que controla el tablero, sino que hay una que busca defender los pocos cotos de poder que le quedan mientras que hay otra cuya única misión es concentrarlos todos bajo su mando.

En esas disputas, el Tribunal Electoral tendrá la última palabra. Hasta hace poco tiempo se veía como una institución completamente sumisa al Ejecutivo federal. Lo estaba con López Obrador como lo estuvo con Enrique Peña Nieto, con Felipe Calderón y con Vicente Fox. Pero la pieza crucial, el magistrado presidente José Luis Vargas Valdez, ha perdido control de la nave a su cargo. Así que la moneda está en el bolsill… que diga, en el aire respecto a sus seis compañeros.

Por si no se habían percatado, aquí los que salen sobrando son los electores. Las disputas por alcaldías de peso, por gubernaturas y muy seguramente por la Cámara de Diputados no se decidirán el 6 de junio en sus casillas más cercanas. No, a partir del 6 de junio empieza el forcejeo de verdad, en donde el oficialismo y la oposición movilizarán sus alfiles en terrenos neutrales, en el discurso, para quedarse con los botines más grandes.

En este momento, el electorado solo sirve para legitimar más o menos una crítica a cada institución. Que si el INE es un esbirro que ejecutará el golpe de Estado de los conservadores neoliberales fascistoides financiados por el Pentágono. Que si la FEPADE es el perro rabioso de pelea de la dictadura castrochavista bolivariana comunista orquestada por el Foro de Sao Paulo. Ambas posturas muy certeras, bien argumentadas y para nada despegadas de la realidad.

Por cierto, ¿alguien más notó que, horas antes del comunicado de la FGR, los portalillos cuatroteros comandados por Regeneración comenzaron a mover la versión de que el PREP para San Lázaro será organizado por Claudio X. González, Héctor Aguilar Camín, Enrique Krauze, Carlos Salinas, Porfirio Díaz, Antonio López de Santa Anna y Hernán Cortés? Tremenda coincidencia, ¿no? Bueno, alguna vez me dijeron que estar paranoico no significa que el mundo no se esté acabando.

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