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Nación

«¡Están peor que el pinche PRI!»: El 68 le reclama a la cuarta transformación

Foto: Carlos Montesinos.

 

Sobrevivientes de la matanza de Tlatelolco de 1968 se encontraron, por pimera vez en la historia, con vallas que les impedían llegar al monumento en memoria de sus compañeros caídos. La razón: Andrés Manuel López Obrador y la cuarta transformación montarían una guardia de honor.

El Comité del 68 reclamó, liderado por Ana Ignacia  La Nacha Rodríguez, por lo que consideraron una «agresión profunda» por parte del equipo de logística y ayudantía de López Obrador. «¡Están peor que el pinche PRI! ¡Esas son chingaderas!», dijo la mujer de más de 70 años al grupo de seguridad.

Tras varios minutos la primera ola de sobrevivientes entró, más por la fuerza que por la razón, reclamando la Plaza de las Tres Culturas. Fue Ricardo Monreal quien intentó mediar y calmar los ánimos, sin gran éxito ya que las demandas seguían.

Otra ola, otra más y otra más. El cerco reservado para López Obrador, su gabinete y demás funcionarios de la cuarta transformación se llenó de banderas con palomas blancas. El control pretendido por los organizadores había desaparecido por completo.

Claudia Sheinbaum se acercó al contingente para escuchar las demandas de quienes hace 50 años vivieron en carne propia el autoritarismo presidencial. La jefa de Gobierno electa pidió que se les abrieran las vallas y, de paso, le dijo al equipo de logística que «son muy payasos».

La caída de las vallas detonó una reacción en cadena. La prensa, en sus corrales de siempre, no iba a dejar pasar el momento. El perímetro de unos 20 metros cuadrados se saturó de gritos, empujones, pancartas, cámaras, micrófonos y de más. Mientras el futuro gabinete guardaba silencio.

Finalmente hizo su aparición López Obrador, con chamarra azul, camisa blanca y pantalones grises. Pero los sobrevivientes no permitirían que el evento se politizara. Callaron las porras para Sheinbaum cuando tomó la palabra porque «esto no es mitin» y arrancaron los listones del PRD en las coronas de flores puestos en la estela.

El minuto de silencio fue guardado solo por los funcionarios. Los sobrevivientes realizaron su propio pase de lista, del 1 al 43. La prensa seguía luchando con la organización para tener la mejor toma, el mejor audio. En el centro, la ofrenda a los caídos.

Paco Ignacio Taibo II, quien negó representar a nadie porque «a duras penas me represento a mi mismo», tomó la palabra y discretamente reprochó el evento, considerando que no debería haber habido vallas. Así como celebró a los sobrevivientes ya que, como dijo Francisco Zarco, «la libertad de expresión no se pide, se ejerce».

_La Nacha_ y otros miembros del comité asaltaron el micrófono, reconociendo estar encabronados por el cierre. Incluso llegaron al grado de señalar a López Obrador y cuestionar su cuarta transformación. Aunque también dejó abierta la puerta a que esta se concrete, pese a lo ocurrido.

López Obrador no dijo más que impedirá que las Fuerzas Armadas vuelvan a ser usadas en contra de la ciudadanía. Sheinbaum habló y luego, cabeza abajo, guardó silencio durante el resto del evento. Monreal se pasaba las manos por la cabeza. Ebrard se acomodó una y otra vez los lentes.

Varias veces un grupo de mujeres sobrevivientes cruzó el inexistente escenario para hablar con López Obrador. Algunas veces lagrimeó, negó cabizbajo, estrechó manos, dio abrazos. Entre reclamos por una valla histórica, la cuarta transformación se rindió ante el 68.

Desde la campaña López Obrador y Morena se han identificado como herederos del 68, de las luchas contra la opresión, de los luchadores caídos. Pero fue una estudiante de la Facultad de Derecho de la UNAM, que en últimos meses ha librado su propia lucha, quien terminó de leer la cartilla.

El mensaje fue claro: los estudiantes, los movimientos estudiantiles, la lucha estudiantil puede ser aliada de su gobierno. Pero también puden ser su más ferrea oposición pese al apoyo dado en la campaña. Una consigna que, en Tlatelolco, se puede resumir en un «2 de octubre no se olvida».

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