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El interinato en Puebla: el dilema

Puebla se encuentra en busca del gobernador interino que sea aprobado por unanimidad para sustituir a Martha Érika Alonso
Foto: Cuartoscuro

El fallecimiento de Martha Érika Alonso tomó a todos por sorpresa en medio de una crisis institucional que ponía en entredicho la calidad de las instituciones electorales en el estado de Puebla, acrecentándose con algunas de las irregularidades argumentadas al momento de validar la elección en el máximo órgano electoral del país, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que además, también quedó expuesto, por su decisión, a distintas críticas y acusaciones, unas más fundamentadas que otras, sin que realmente el desenlace de la coyuntura fuera su fallo.

Hace apenas dos semanas se hablaba de la dificultad que existiría para el nuevo gobierno frentista contra un bloque formado por los partidos Morena, PES y PT, que en alianza habían conseguido la mayoría del Congreso estatal y algunas de las municipalidades más importantes y un “superdelegado” que, con apoyo de la fuerza legislativa y municipal, podía significar un gobierno paralelo con el riesgo de ser auspiciado o preferido por el gobierno de la república. Hoy, lo que parecía ser una oportunidad de oro para Morena, se vuelve un reto para encauzar una situación trágica y llevarla institucionalmente a términos imparciales que permitan unas siguientes elecciones imparciales y con mayor certidumbre.

El primer reto será la elección de un gobernador o gobernadora interina, dado que Morena, con sus aliados, tiene la posesión de 22 de 41 asientos en el recinto legislativo poblano, los suficientes para elegir por ellos mismos a quien quedará al frente de la tutela de la entidad federativa durante los 3 o 5 meses que pasen hasta la realización de las elecciones para elegir al nuevo gobernador, de acuerdo con el artículo 57 de la Constitución del estado de Puebla. Lo más sencillo, y probable es elegir a una persona cercana al grupo mayoritario, algunos piensan que podría ser el mismo Barbosa, sin embargo entran distintos factores para su elección ¿Qué imagen daría una decisión de ese tipo? ¿Crearía mayor certidumbre que la obtenida en el proceso del mes de julio? ¿Crearía confianza en el bloque que en Puebla aún funge como opositor?

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Otro aspecto a pensar, dentro de Morena, es ¿quién está dispuesto a perderse la oportunidad de gobernar 5 años a cambio de 3 o 5 meses? Esto porque el artículo 73 del estado de Puebla mandata que el Gobernador interino, designado por el Congreso, no puede ser participante en el nuevo proceso electoral.

Por último, este aspecto puede ser aplicado para la reflexión de los otros partidos ¿Por qué no pensar que este interinato puede servir para “quemar un cartucho” de otro partido político? Es decir, un movimiento político que busque debilitar a un contrincante utilizando, quizá, a su hombre mejor posicionado. Desde esa lógica, es posible que los demás partidos también cuiden sus “cartas” frente al escenario irreversible de las nuevas elecciones en la primavera de 2019.

De ser así, también existiría una segunda posibilidad de peso para que el Congreso pueda declinarse por algún perfil académico que pudiera crear consenso entre las distintas facciones, como el del profesor Enrique Cárdenas, quien al ver los procesos internos de Morena, decidió postularse por la vía independiente en las últimas elecciones, e incluso el rector de la Benemérita Universidad de Puebla (BUAP), Alfonso Esparza, de quien ya se especulaba que podía tomar el interinato en caso de que hubiera elecciones extraordinarias.

La gubernatura interina se podría convertir, por ahora, en una oportunidad para algunos que veían lejana esta posibilidad y en un dilema para los partidos y personajes cuyos planes rumbo al máximo puesto de la política poblana eran a largo y mediano plazo.

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