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Internacional

Economía, política, cultura: la independencia de Cataluña sacude todo

Rajoy, Pablo Iglesias y Javier Marías lanzaron fuertes declaraciones.
Rajoy, Pablo Iglesias y Javier Marías lanzaron fuertes declaraciones

La empresa panificadora Bimbo anunció su salida de Cataluña luego del aumento de las hostilidades entre el gobierno de Mariano Rajoy y las protestas encabezadas por Carles Puigdemont. “Con el fin de mantener la seguridad jurídica necesaria para poder seguir trabajando con normalidad, el consejo de administración de la compañía ha acordado trasladar el domicilio de las sociedades con sede en Cataluña a Las Mercedes”, en Madrid, donde además dirige sus acciones en Asia, Europa y África.

En este contexto, Rajoy dio hasta el jueves como fecha límite para que Puigdemont aclare si declaró la independencia de Cataluña, acción política que dará respuesta a si el presidente español podrá usar o no el artículo 115 de la constitución, el cual da poderes al gobierno central de exigir el cumplimiento forzoso de los deberes legales de una comunidad autónoma, “cualquier contestación distinta a una simple respuesta afirmativa o negativa se considerará confirmación”, advirtió el mandatario español.

Bimbo se une a otras 39 empresas que han abandonado sus sedes en Cataluña como medida preventiva por si la declaración llega a darse en los próximos días. Entre ellas está Grupo Planeta, Grupo Indurker y otras incluso articuladas dentro del contexto catalán, como Catalana Occidente, o la importante Aguas de Barcelona, dependiente de la multinacional Suez Environment (francesa).

En México el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, advirtió que el gobierno mexicano no reconocerá un Estado catalán de declararse la independencia de manera unilateral: “Si a pesar del diálogo político, el gobierno catalán declara unilateralmente la independencia, el gobierno de México, en apego al derecho internacional, no reconocerá a Cataluña como Estado independiente”, a lo que agregó que considera entrañables los lazos culturales y políticos con España, además de desaprobar el ejercicio de la violencia para solucionar el conflicto: “La violencia nunca debe ser el camino para la solución de las controversias”, en relación con la represión del gobierno español que dejó 800 heridos el 1 de octubre pasado.

En este contexto el rey de España, Felipe Vi, llamó el pasado 3 de octubre a la «unidad de España, la defensa de la Constitución y el respecto a la ley”, ante lo que llamó, “el inaceptable intento de apropiación de las instituciones por parte de los independentistas”. En su discurso acusó a la Generalitat de “deslealtad inadmisible”. Dijo del Govern que se ha «situado totalmente al margen del derecho y la democracia”.

Otras figuras centrales españolas se han pronunciado acerca de la independencia de Cataluña, como el político de izquierda Pablo Iglesias, llamando a Rajoy a que tome el asunto sin retórica, “que se ponga al frente de una negociación y no detrás de la policía y de la ley”. Sumado a esto, exhortó al presidente a no recurrir al artículo 115, “España, nuestra patria, no sobrevivirá como proyecto colectivo si la mayoría de Cataluña no quiere formar parte de nuestro proyecto colectivo”.

En medio de la polémica intelectuales como Arturo Pérez-Reverte opinaron sobre la lucha independentista. “He visto nacer algunas independencias de la inteligencia, la lucha y el sacrificio, pero nunca vi nacer ninguna de la champuza y la caspa”, escribió en su cuenta de Twitter.

Al respecto, en 2014 el escritor Javier Marías había publicado una columna en El País donde se preguntaba, “Tras siglos de convivencia-casi nunca forzada-,¿ha ocurrido algo muy grave? ¿Ha habido, por ejemplo, un amotinamiento de la población brutalmente reprimido por la Guardia Civil? ¿Se ha suspendido el Estatuto de Autonomía”. Pasados los acontecimientos del 1 de octubre de este año tocó de nuevo el tema:

“Nos encontramos ente un caso claro de absolutismo: esto va a ser así porque así lo queremos nosotros; los que no estén de acuerdo son anticatalanes y ya no cuentan. Franco hizo algo muy parecido al final de la Guerra Civil: los que no acaten y aclamen son ‘antiEspaña’”.

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