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Del nuevo PRI a su (casi) extinción: 10 años de decadencia del partido tricolor

Foto: Facebook / EnriquePN

Luego de dominar el poder ejecutivo federal de 1929 hasta el 2000, los mexicanos decidieron terminar con su voto mayoritario el régimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Sin embargo, este continuó con su dominio en las gubernaturas, mismo que le dio fuerza suficiente para que 12 años después Enrique Peña Nieto lograra recuperar la presidencia para el instituto político.

Cuando ganó Enrique Peña Nieto la elección para ser el nuevo presidente de la República, este apareció como la punta de lanza un nuevo PRI y nuevos bríos, pero a 10 años de eso solamente cuenta con el 10% de las gubernaturas con las que terminó 2012. Como en 2021, la “aplanadora” de Morena, Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) le arrebataron territorio este año, logrando incluso pasar a la historia por ganarle Hidalgo, el cual por primera vez será gobernado por alguien “no priista”.

Tras las elecciones de este pasado domingo 5 de junio, el partido quedó únicamente con 2 gubernaturas en su cuenta, las cuales dos estarán en disputa el próximo año y por ende estarán en riesgo de perderlas. En tanto, sus únicos dos triunfos de esta jornada fueron como parte de la alianza “Va por México”, con el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

¿Pero cómo se ha dado esta caída en desgracia para los priistas?

De la alternancia al nuevo PRI y la corrupción en el sexenio de Peña Nieto

En 1989, Luis Donaldo Colosio, entonces presidente nacional del PRI, reconoció el triunfo del Partido Acción Nacional (PAN) en Baja California con la candidatura de Ernesto Ruffo Appel, convirtiéndolo en el primer gobernador no priista en la historia del país justo en el año del 60 aniversario del partido tricolor. Cinco años más tarde, al finalizar el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, el partido oficialista había reconocido también el triunfo de Francisco Barrio Terrazas del PAN durante 1992.

El proceso electoral de 1994 se dio en un contexto convulso por el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, la amenaza de rompimiento de Manuel Camacho Solís y el asesinato de Luis Donaldo Colosio. Por si fuera poco, el abogado de 53 años Diego Fernández de Cevallos, candidato del PAN, robaba cámara al inicio de la campaña y el debate; sin embargo, eso no bastó y la presidencia y panorama estatal no sufrieron modificaciones.

El PRI comenzó a perder gubernaturas en 1989. Fuente: Elaboración propia

El PRI comenzó a perder gubernaturas en 1989. Fuente: Elaboración propia

 

Pese a la victoria, con el “Error de Diciembre» de 1994 y hechos como la masacre de Aguas Blancas, Guerrero, la crisis del PRI se agudizó. Para el famoso año de 1997, cuando por primera vez perdió la mayoría de la Cámara de Diputados, la organización pasó a tener 25 gubernaturas. El resquebrajamiento no paró, puesto que la derrota en las elecciones del año 2000 no solamente fue en el orden federal, sino también a nivel local al disminuir su poder a solo 19 gobiernos estatales.

Desprestigiado por más acontecimientos en el gobierno de Ernesto Zedillo como la privatización de los ferrocarriles mexicanos, la aprobación del Fobaproa para hacer pública las deudas de los bancos o hechos violentos como los asesinatos en Acteal, Chiapas, la erosión tricolor continuó. Para 2002, este alcanzó su menor cifra de estados controlados hasta entonces con 17; a la par, la promesa panista de un cambio y la democratización del país llevaron al partido blanquiazul a tener 8 gubernaturas simultáneas y otras tres en alianza con el PRD o MC.

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Pese al crecimiento del partido más “conservador” del espectro político mexicano y de la izquierda mexicana, que había conquistado la Ciudad de México desde 1997, el PRI nunca gobernó menos de la mitad del país. Por el contrario, comenzó a reorganizarse y tomó su segundo aire durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, aunque de la mano del entonces gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto, como principal figura.

Con la promesa de ser un nuevo partido sin los viejos vicios antidemocráticos y hacer frente a la violencia provocada por el presidente michoacano, el PRI dirigido por Pedro Joaquín Coldwell (2011-2012) posicionó al joven político del grupo Atlacomulco como su candidato en 2012. Tras su triunfo, volvió a las 20 gubernaturas en medio de un discurso del combate al hambre y conciliación política con el PAN y PRD para sacar adelante reformas estructurales modernizadoras en materia energética, laboral, competencia, telecomunicaciones, educativa, hacendaria y fiscal.

Enrique Peña Nieto tomó posesión del cargo de presidente el 1 de diciembre de 2012. Foto: Facebook/ EnriquePN

Enrique Peña Nieto tomó posesión del cargo de presidente el 1 de diciembre de 2012. Foto: Facebook/ EnriquePN

Sin embargo, los escándalos de corrupción pusieron en duda la calidad de la nueva generación de priistas y su promesa de “Mover a México”. De la famosa fotografía rodeado de gobernadores priistas, en la cárcel terminaron Roberto Borge de Quintana Roo, Javier Duarte de Veracruz y César Duarte de Chihuahua, acusados de lavado de dinero, venta ilegal de bienes públicos, asociación delictuosa y desvíos de dinero público en beneficio de su partido.

Asimismo, Fausto Vallejo renunció a su encargo en Michoacán durante 2015 luego de que circulara un video de su hijo Rodrigo Vallejo Mora en una reunión con Servando Gómez “La Tuta”, identificado como líder de Los Caballeros Templarios. Por si fuera poco, también tuvieron su paso por la prisión Rodrigo Medina de Nuevo León y Andrés Granier de Tabasco por acusaciones de peculado.

Adicionalmente, pese a que las cifras de su primer trienio indicaban que había un descenso en el número de homicidios, el sexenio peñanietista enfrentó el caso Ayotzinapa a finales de septiembre de 2014. Este no solamente causó indignación nacional por la desaparición de 43 estudiantes normalistas de la Escuela Normal Rural ‘Isidro Burgos’ en Iguala, Guerrero, sino también por la respuesta del Estado intentando imponer una “verdad histórica” de los hechos para dar carpetazo.

Ello traería consecuencias electorales. El PRI, que había continuado su crecimiento bajo el mando de César Camacho Quiroz (2012-2015), comenzó nuevamente a ceder espacios a la oposición tras las elecciones intermedias. Aunque en 2015 logró mantener San Luis Potosí y Campeche, así como recuperar terreno en Guerrero y Sonora, el PRD le arrebató Michoacán.

César Camacho Quiroz. Foto: Facebook / EnriquePN

César Camacho Quiroz. Foto: Facebook / EnriquePN

Al término del periodo para el que fue electo Camacho Quiroz apareció el exsenador y ex gobernador de Sonora Manlio Fabio Beltrones como candidato de unidad para sucederlo y dirigir al tricolor hasta el 2019. Pero ello no ocurrió. En 2016 el PAN le quito de las manos Aguascalientes, Chihuahua, Querétaro y perdió contra el candidato independiente, aunque expriista, Jaime Rodríguez Calderón en Nuevo León. Dichos resultados causaron la renuncia del sonorense al cargo.

Con esos números, el PRI por primera vez gobernó menos de la mitad de los estados que conforman México. La caída tricolor no pudo ser frenada por Enrique Ochoa Reza al asumir la presidencia del partido en 2016 tras ser designado por la Comisión Nacional de Procesos Internos del partido. Durante su gestión, retuvo Coahuila y el Estado de México a un año de tomar sus nuevas tareas; sin embargo, en 2018 no solo perdió la elección presidencial, sino que su candidato José Antonio Meade quedó en tercer lugar y fue el menos votado de los abanderados priistas en toda la historia.

En lo local, este dejó al partido con 12 gubernaturas, pues perdió Jalisco ante Movimiento Ciudadano (MC), Yucatán frente al PAN y Chiapas contra Morena. Nuevamente, la jornada electoral dejó sin cabeza al viejo partido hegemónico, ya que el también exdirector de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) renunció y pasó a formar parte de la bancada de su partido en la Cámara de Diputados.

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Tras los interinatos del exgobernador guerrerense René Juárez Cisneros y la ex secretaria de Relaciones Exteriores Claudia Ruiz Massieu, el partido tricolor llamó a los militantes a elegir a su nuevo presidente partidista en 2019. Sin embargo, lejos de los tiempos de unidad, la selección de Alejandro Moreno Cárdenas, entonces gobernador de Campeche, trajo consigo la salida de personajes como Ivonne Ortega, quien también aspiraba a dirigir el instituto político, misma que se sumó a las de José Narro Robles y Beatriz Pagés, todas durante agosto de ese año poco antes de la toma de protesta del nuevo líder.

Pese al conflicto interno, Alito’ Moreno parecía iniciar con el pie derecho dada la obtención de triunfos amplios en elecciones intermedias de Hidalgo y Coahuila durante 2020. Sin embargo, los nuevos bríos ese año se verían empañados con el asesinato del exgobernador de Jalisco Aristóteles Sandoval el 18 de diciembre.

Así, el PRI volvía a llegar con un desgaste a un año de elecciones intermedias. A ello se sumaría que durante mayo de 2019, el gobierno de Estados Unidos señalara al exgobernador nayarita Roberto Sandoval por presuntamente recibir sobornos del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Por ello, fue incluido en la “lista negra” de la Oficina de Control de Activos del Departamento del Tesoro.

Morena, el “meteorito” del viejo “dinosaurio” de ‘Alito’

En 2021, el PRI alcanzó su peor resultado y su derrota llegó propinada por Morena, la última “transformación” de la Corriente Democrática que 34 años atrás había roto con el partido para lanzar a Cuauhtémoc Cárdenas como candidato y competirle por primera vez al sistema. Esperando frenar al partido de AMLO, surgido apenas siete años atrás, este se unió con el PAN y PRD, sus antiguos rivales ideológicos y electorales, para impedir con la coalición “Va por México” que la “ola morenista” los hundiera más.

Sin embargo, el PRI no logró nada con ello, pues el nuevo partido en el poder lo venció en Colima y Campeche, donde no había habido alternancia política; asimismo, le ganó en Sonora, Sinaloa, Tlaxcala, Zacatecas y Guerrero. En tanto, el PVEM, esta vez aliado de la “izquierda”, sin faltar a su tradición de virar hacia el bando ganador y aliarse con él, derrotó al priismo, sus antiguos compañeros de batalla electoral, en San Luis Potosí.

Con ello, Alejandro Moreno Cárdenas quedó solo con una tercera parte de los estados con los que inició su gestión. Por si fuera poco, la “pesadilla” de la “marea guinda” continuó este año al quitarles Oaxaca e Hidalgo; en tanto Tuvo cuestionables resultados como en Quintana Roo, donde su candidata Leslie Angelina Hendricks Rubio quedó en último lugar con solamente el 2.96% de los votos según el Programa de Resultados Preliminares (PREP), mientras que Mara Lezama de Morena, PVEM, PT y Fuerza por México logró el 56.4%.

 

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