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¿Cómo va la promesa de Morena de no aliarse con los partidos del régimen?

Morena AMLO partidos
Foto: Especial

Todavía en 2017, en la antesala del proceso electoral, Andrés Manuel López Obrador y su Movimiento Regeneración Nacional prometieron ser una férrea oposición a los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática, así como sus satélites. En 2019, con Morena como la fuerza dominante en la política mexicana, el discurso ha cambiado y esos mismos satélites son hoy parte de la cuarta transformación.
 
En marzo de 2017, durante las campañas estatales, el entonces presidente de Morena lanzó un ultimátum desde Nayarit a los otros partidos de la oposición para que declinaran en favor de sus candidatos a gobernadores: “si hay cariño que se demuestre. Si no hay unidad ahora, ya en 2018 pues vamos solos”. Sólo el Partido del Trabajo acató la orden y sus candidatos a gobernadores del Estado de México y Coahuila declinaron, aunque no fue el caso en el mismo Nayarit, en donde el PT se mantuvo en la coalición PAN-PRD.
 
Durante el III Congreso Nacional de Morena, en junio, era un hecho que Morena se aliaría con el PT en 2018, aunque apenas en los comicios locales de 2016 el partido de Alberto Anaya se alió con el PRI en 4 estados y con el PAN en otro más. López Obrador dejó abierta la puerta a más alianzas con militantes de otras fuerzas políticas, aclarando que esto no implicaría “aliarnos con los partidos del régimen. Por congruencia, no podemos marchar junto a esos partidos. Me refiero a PRI, PAN, PRD, Verde, Movimiento Ciudadano, Encuentro Social y Nueva Alianza”.
 
Pese a esta sentencia, en noviembre Morena y el PES confirmaron estar en negociaciones, toda vez que Encuentro Social formó parte de la coalición del PRI en el Estado de México para la elección que López Obrador denunció como fraudulenta. Para diciembre, antes de que iniciaran las precampañas, ambos partidos y el PT conformaron la coalición Juntos Haremos Historia entre protestas de militantes morenistas como Elena Poniatowska o Jesusa Rodríguez.

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Ya entrados en el proceso electoral, Morena y el Partido Verde Ecologista de México comenzaron un coqueteo, principalmente en los estados en donde el PVEM había hecho una base, siendo el caso de Tabasco y Chiapas. En mayo, durante el debate entre candidatos tabasqueños a la gubernatura, el abanderado verde Óscar Cantón llamó a votar por López Obrador en la elección presidencial. Aunque la dirigencia nacional del partido rechazó esta postura y reiteró su apoyo al PRI, para junio Cantón Zetina declinó por el morenista, Adán Augusto López.

El mismo mes de mayo, y tras un forcejeo que se prolongó durante 4 meses, el PVEM rompió su alianza con el PRI y Nueva Alianza en Chiapas. Dividiendo, de facto, la votación y favoreciendo al morenista Rutilio Escandón. Además de que los verdes también llamaron a apoyar a López Obrador en la elección federal. Esto entre especulaciones sobre si el gobernador Manuel Velasco estaría apoyando al candidato presidencial, como aseguró el abuelo de este, Fernando Coello.
 
Pasado el primero de julio y la arrolladora victoria de López Obrador y Morena, el saldo negativo para los otros partidos le costó el registro a Nueva Alianza. Con los días contados, el presidente del Panal, Luis Castro, y Ricardo Monreal, líder de la bancada de Morena en el Senado de la República, firmaron un acuerdo para traspasar a la legisladora electa por Campeche, Rocío Abreu. Siendo nombrada presidenta de la Comisión Jurisdiccional e incluida en las importantes comisiones de Gobernación, Hacienda y Crédito Público, Energía y Reglamentos y Prácticas Parlamentarias.  
 
Además de Abreu, electa en coalición con el PRI y el PVEM, el acuerdo también incluyó a 4 senadoras sustitutas: Luz Franco, de Sonora y sustituta de Sylvana Beltrones, hija de Manlio Fabio Beltrones; la secretaria general del Panal Evelia Sandoval, de Zacatecas y relevo de Claudia Anaya; Luisa Gallegos, de Coahuila y reemplazante de Verónica Martínez; y Sonia Martínez, de Colima y quien ocuparía el lugar de Gabriela Benavides. Esta última senadora de Verde y las primeras tres parte de la bancada priísta.
 
El inicio de la LXIV Legislatura no dio solo esta sorpresa, sino que también concretó la alianza entre Morena y el PVEM. Manuel Velasco, quien había pedido licencia como gobernador para asumir su cargo de senador plurinominal, hizo lo propio para poder volver al cargo estatal y culminar su mandato siendo, de facto, su propio sustituto. Aunque originalmente se le negó la licencia, en una segunda votación Morena y Monreal defendieron su derecho a volver a Chiapas.
 
Ese mismo día, en la Cámara de Diputados, el PVEM dio a Morena 5 legisladores —Patricia Peralta, Érika Rosas, Francisco Elizondo, Nayeli Arlén y Humberto Pedrero, exsecretario de Finanzas de Velasco y quien se hizo pasar por miembro de una comunidad indígena para lograr la candidatura— con lo que la bancada liderada por Mario Delgado logró la mayoría absoluta. Arturo Escobar, coordinador del Verde, defendió la jugada asegurando que era con el fin de impulsar la agenda social del PVEM, agregando que a Morena le había salido “baratísimo” el trueque.

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Juntos Haremos Historia inició el 2019 siendo conformada por Morena, PT, PES, PVEM y los restos del Panal. Muestra de ello fue la manera en que estos partidos se alinearon para reafirmar la coalición de cara a las elecciones locales en Puebla, Baja California, Quintana Roo, Tamaulipas, Durango y Aguascalientes. Dando pie a distintas fórmulas entre los cinco partidos, las cuales se han visto dificultadas por conflictos internos y por el hecho de que Encuentro Social y Nueva Alianza perdieron el registro nacional, así como en varios estados.
 
En Puebla, Morena, PT y PVEM formaron la coalición desde que se anunció la elección extraordinaria tras la muerte de la gobernadora Martha Érika Alonso. El PES buscó por todos los medios legales participar, sin tener éxito. Mientras que el Panal, confirmó su coordinador en el congreso local Jonathan Collantes, apoyará a Juntos Haremos Historia. La ley electoral le obliga a competir en solitario, lo que Nueva Alianza solucionó al no presentar candidato a gobernador y respaldando a Miguel Barbosa. Siendo que el año pasado el candidato aliancista declinó en favor de Alonso.
 
En Baja California, donde se juegan gubernatura, congreso y alcaldías, se repitió la fórmula Morena-PT-PVEM. Sumando a Transformemos, el original Encuentro Social cuando este solo era un partido local. En la carrera por el Congreso de Quintana Roo, la alianza se anunció, aunque los mismos líderes morenistas la rompieron, mientras que el PES local repitió lo hecho en 2018 al negarse a participar junto a los partidos de izquierda, optando por alinearse con el PAN.
 
Para las alcaldías de Durango, el tridente buscó repetir pero el Instituto Electoral del Estado terminó por tumbar este intento. Respecto al Congreso de Tamaulipas y las alcaldías de Aguascalientes, no se registraron candidaturas conjuntas. Morenistas, petistas y verdes competirán entre sí, el PES perdió el registro en ambas entidades, y Nueva Alianza solo podrá participar en Aguascalientes, estando obligado a hacerlo por su cuenta.

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