Internacional
¿Cómo tejió ‘La Madame’ una de la mayores redes de trata y prostitución en Colombia?
“Nena, tienen que estar aquí… hay que levantarse a las 4 de la mañana», les decía Liliana del Carmen Campos Puello a ‘Emily’, ‘Dani’, ‘Sarita’ y ‘Paola’, entre otras chicas que con alias como estos se vendían a través de catálogos difundidos en Internet y que probablemente no sabían, se encontraban atadas a una de las mayores redes de prostitución que han existido en Colombia y la más grande en la historia reciente en la ciudad de Cartagena.
Campos Puello, conocida como la ‘Madame’, está ahora siendo procesada por los delitos de concierto para delinquir (es decir, la reunión de un grupo de personas con fines delictivos), trata de personas e inducción a la prostitución; todos en calidad de homogéneo y agravado. Con 42 años de edad, es considerada como la mayor proxeneta de Cartagena, así lo ha consignado El Tiempo y en general la prensa local colombiana.
El fin de semana pasado, fue arrestada en un operativo de la Policía Nacional, junto a dos policías, un capitán retirado de la Armada Nacional, y 14 personas más que formaban parte de la red de proxenetismo de la Ciudad Heroica.
Fueron más de 250 víctimas, entre cartageneras y venezolanas, quienes eran explotadas y traficadas sexualmente en calles, plaza, fiestas, hoteles y playas, según reportó la Fiscalía General de la Nación. Tenían entre 14 y 17 años de edad.
La ‘Madame’ ya había sido condenada en Estados Unidos por tráfico de estupefacientes. Pagó dos años de prisión y, en 2005, fue deportada a Colombia.
«Chica, la niña que se vaya tiene que entregar las llaves»
La ‘Madame’ había arrendado dos casas ubicadas en los prestigiosos barrios de Manga y Crespo, y allí subarrendaba habitaciones a las mujeres que ofrecían los servicios sexuales, muchas llegadas del interior del país, que arribaban a Cartagena en busca de extranjeros.
De acuerdo con medios locales, eran custodiadas estrictamente por cámaras de vigilancia para que siguieran las normas que Campos Puello tenía para tener disponibles y controladas a las víctimas de trata.
«Ella manejaba un corredor para la explotación sexual de niñas que incluía Playa Blanca y Cholón, en la isla de Barú; ella coordinaba paseos sexuales con mujeres y menores de edad en lujosos yates, en donde las menores eran vendidas en catálogos», consignó la Fiscalía.
La proxeneta colombiana cobraba cuantiosas sumas de dinero en dólares y euros a extranjeros por los servicios sexuales de las jóvenes, mientras que a ellas les pagaba cantidades menores de dinero y en pesos colombianos.
La forma en que la ‘Madame’ reclutaba a las niñas y adolescentes, era que las atraía haciéndoles ofrecimientos laborales en el extranjero, como modelos en su mayoría; más tarde, las ayudaba con los trámites para obtener el pasaporte y otros requisitos y, al momento de viajar, les daba un dinero para la manutención de los primeros días.
Después de eso, quedaba al descubierto la verdadera intención de dichas promesas: se les despojaba de sus documentos, las encerraban y las explotaban sexualmente.
Entre cómplices, encubridores y tatuadores
Como se mencionó, junto a la ‘Madame’, fueron capturados dos policías, Javier Tovar y Naymiro Cabarca; un capitán retirado de la Armada Nacional, Raúl Danilo Romero Pabón; administradores de algunos hoteles, Ana Torres y Cesar Bernal; y alias ‘Gregori’ y ‘Yenifer’, quienes serían los encargados de buscar y convencer niñas para las prácticas de explotación sexual comercial en lugares turísticos; además de ciudadanos israelíes y estadounidenses que participaban en la red. Se apunta a que los capturados podrían recibir hasta 37 años de cárcel.
Tovar y Cabarca, los dos policías, eran sobornados con dinero a cambio de no reportar las actividades ilícitas de la red criminal y avisaban de posibles actividades de las autoridades. Y los dos ciudadanos israelíes vinculados a la explotación sexual, Liad y Samud, eran los contactos con clientes internacionales, de los cuales un juez de Control de garantías de Cartagena dictó en la tarde de este pasado martes una medida de aseguramiento y privación de la libertad en centro carcelario en su contra.
No obstante, quien tomó gran notoriedad mediática fue Romero Pabón, el capitán de la Armada Nacional, que ante las acusaciones, aceptó los cargos.
Este hombre fue cobijado con medida de aseguramiento y es procesado por los delitos de explotación sexual en menores de 14 años, concierto para delinquir, estímulo a la prostitución de menores, y utilización y facilitación de medios de comunicación para la explotación sexual comercial.
El oficial recorría en una moto los barrios humildes de la ciudad en busca de víctimas, según el fiscal colombiano Mario Gómez. Se aprovechaba de la vulnerabilidad de las menores por su condición de pobreza y la violencia de sus entornos; las engañaba con ropa, dinero y falsas promesas y así abusaba de ellas sexualmente.
«Me tocó hacerme el tatuaje, yo no quería quedar expuesta por lo que me había pasado, ni siquiera a mi mamá me atreví a contarle. Llegamos donde el tatuador, pero no es el mismo que capturaron ahora, él (Raúl) le entregó una plantilla con unas letras, que tiempo después supe eran sus iniciales, le dijo que me las tatuara y yo elegí un lugar donde no se me viera, quedé marcada como los animales», declaró una de sus víctimas al diario La Vanguardia.
Romero Pabón, como lo reveló el testimonio, tatuaba las iniciales de su nombre en el cuerpo de las mujeres, niñas de entre 14 y 16 años. Por su parte, Jhon Padilla, quien era el tatuador y habría agredido sexualmente a muchas de las menores, está en manos de las autoridades.
La red que era cazada
En la concurrida plaza del Reloj y la Plaza de los Coches (sitios turísticos o donde se prostituían las mujeres) se instalaron diez domos con cámaras escondidas que permitieron identificar a cada uno de los integrantes de la red y el papel que ejercían.
Asimismo, 73 mil registros telefónicos fueron presentados por la Fiscalía como prueba contundentes que evidencian las negociaciones y pagos por cada servicio sexual, y que serán vitales para lograr la judicialización de todos los integrantes de la red. En tales registros se desveló que ‘Madame’ tenía contactos para la trata de mujeres que eran enviadas hasta las Bahamas, por Miami, para asistir a fiestas sexuales.
No obstante, Gerónimo Escobar, uno de los abogados de la proxeneta afirmó ante las imputaciones:
«Todo ese espectáculo mediático montado por la Fiscalía para vincular a Liliana del Carmen Campos Puello a una red de proxenetas es falsa, puesto que no hay ni una sola prueba que demuestre que esta mujer cometió ese abominable delito de comercializar menores. Tampoco obligó ni intimidó de alguna manera a mujeres a ejercer la prostitución».
Liliana del Carmen Campos Puello no aceptó ninguno de los cargos por trata de personas, concierto para delinquir e inducción a la prostitución a menores de edad.
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