Nación
Ayotzinapa, 10 años después: entre barreras, la lluvia y el reclamo a AMLO
Padres y madres de los 43 normalistas desaparecidos de la Escuela Normal Rural ‘Raúl Isidro Burgos’ de Ayotzinapa, Guerrero, marcharon y se manifestaron en el Zócalo de la Ciudad de México este jueves entre la lluvia, barreras y el deseo de justicia a 10 años de no saber nada de sus seres queridos pese a la promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), de trabajar para dar con su paradero.
Como pocas veces visto, la estación del Metro Bellas Artes contaba con seguridad en uno de sus pasillos como esperando una concentración nunca antes vista. Salir y caminar por el centro de la Ciudad de México hacia el Ángel de la Independencia, punto de encuentro de la movilización para exigir justicia y la aparición con vida de los 43 de Ayotzinapa, permitía ver cómo fueron blindados algunos edificios oficiales, monumentos y bancos con vallas de metal.
En contraste con esa aparente preocupación por la movilización de los sitios más «lujosos» de Paseo de la Reforma y Centro Histórico, los comerciantes ambulantes continuaban ofreciendo sus productos y servicios con total normalidad. Y es que al final los integrantes del «bloque negro» terminaron respetando el trabajo de quienes ejercen la resistencia mediante el comercio en las calles o mediante este resisten la vida diaria ofreciendo tamales, mangos, pulseras o paliacates a los transeúntes.
Aunque fue posible percatarse de algunas pintas en estaciones del Metrobus, los establecimientos que resultaron dañados por el «bloque negro» fueron principalmente sucursales de cadenas multinacionales. Entre estas estuvieron las cafeterías de Starbucks, la cadena Sonora Grill y bancos como Citibanamex y HSBC, mismas cuyas imágenes en ocasiones se dificultaba tomar.
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«No filmes hermano, no filmes», se oía escuchar a quienes intentaban evitar que las imágenes de vidrios rotos o fuego se dieran a conocer, interfiriendo el trabajo de periodistas o la curiosidad de alguno que se acercaba. Aunque las agresiones contra la gente no eran frecuentes, sí se llego a observar que el uso de extintores para alejar o impedir grabar a quienes no atendían su petición.
Aún así, el grueso de la marcha fue pacífica, misma que a las 4:00 p.m., hora original de la concentración, contaba con poca asistencia que cabía en un costado del Ángel de la Independencia. La lluvia, presente desde la madrugada, nunca cedió pero aún así no impidió que miles de personas sí se sumaran para exigir justicia por los 43 estudiantes de Ayotzinapa
Aunque no alcanzó las dimensiones vistas de las convocadas en 2014 y 2015, la movilización contó con el acompañamiento de alumnos de escuelas locales como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Asimismo, hasta la capital arribaron normalistas de Michoacán, Zacatecas y las nuevas generaciones de la Escuela Normal Rural ‘Raúl Isidro Burgos’. Dentro de sus consignas, gritadas y escritas, se encontraban «Su rabia es la nuestra», «Es más peligroso ser estudiante que delincuente» y «Fue el Ejército».
A la vanguardia, los padres de los 43 de Ayotzinapa caminaron haciendo un alto en el antimonumento ubicado en el cruce de Paseo de la Reforma y Juárez. Ahí, hicieron el pase de lista de los estudiantes desaparecidos, así como los ultimados la madrugada del 26 de septiembre de 2014, y procedieron a caminar el último tramo hacia el Zócalo, está vez un tanto acelerados por el incremento de la lluvia.
Sin embargo, lejos del «bloque negro», los familiares de las víctimas de desaparición enfrentaron las barreras de cemento colocadas por el gobierno en la calle Palma, a una cuadra del Zócalo y la Catedral Metropolitana. «¡Esto es un provocación!», gritó una mujer que hablaba en el altavoz del camión de la vanguardia. Sin embargo, mostrándose calmos, los padres comenzaron a pasar en fila por uno de los apretados pasillos dejados. El resto, siguió su ejemplo y pacíficamente llegaron a la Plaza de la Constitución.
«Uno, dos, tres, cuatro… cuarenta y tres ¡Justicia!», contaron mientras se dirigían al escenario donde emitirían su posicionamiento final. El resumen: AMLO traicionó al movimiento para defender al Ejército Mexicano. Consideraron que aunque hubo avances en las indagatorias hasta 2022, todo se detuvo cuando comenzaron a haber líneas de investigación que sugerían la participación de elementos militares en el crimen.
«Presidente de algunos, pero no de los que reclaman verdad y justicia», «Merolico», «Gigante de arena» y «Zopilote», fueron algunos de los adjetivos achacados al mandatario saliente. Aunque no hubo dichos contra Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta electa, sí hubo la advertencia clara: no se le dará el mismo tiempo que a AMLO para dar resultados.
El mitin terminó aproximadamente a las 8:00 p.m. con la eterna lluvia sobre los asistentes, misma que no impidió que algunos manifestantes prendieran una fogata en el interior del Zócalo. Al fondo, frente a Palacio Nacional, tambíen fue encendido el fuego en las vallas que protegían la sede presidencial para iluminar el sentimiento compartido de los presentes en el Zócalo: «Viven en nuestra rebeldía».
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