Cultura
Los cineastas deben tener siempre responsabilidad social: Kenya Márquez
Kenya Márquez considera que los cineastas deben tener siempre responsabilidad social y ella así lo ha expuesto en los dos primeros filmes de una trilogía que ella ha desarrollado, con la discriminación como leit motiv de sus historias. En su segundo largometraje, Asfixia, centrada en una joven albina que busca recuperar a su hija, la directora dice que quiso justo mostrar al extremo la discriminación y lo crueles que somos las personas hacia otros.
Márquez vuelve en este largometraje a abordar algunas de sus obsesiones, que ya planteó en su película debut de hace ocho años, Fecha de caducidad (2011), como el personaje de la madre, las desapariciones, la pérdida, la falta de resignación, pero sobre todo la discriminación, que hace por demás visible literal y simbólicamente a través del albinismo.
La cinta se estrenó en el pasado Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) y ahora se encuentra en la cartelera de Cineteca Nacional y comercial. Está protagonizada por Johana Fragoso Blendl, Enrique Arreola, Raúl Briones, Mónica del Carmen, Azul Magaña Muñiz. La producción fue de Márquez junto con Iliana Reyes Chávez; fotografía, Javier Morón; edición, Miguel Shverdinger y Gilberto Gonzales Penilla, y diseñó producción Lorenza Manrique Mansour.
Esta es la conversación con Márquez (Guadalajara, 1972), que pertenece a una generación de realizadoras que están rompiendo esquemas y clichés dentro del cine de ficción y documental nacionales, como su coetánea Tatiana Huezo; Lila Avilés (1982), Bárbara Ochoa Castañeda (1981), Natalia Beristaín (1981) y Alejandra Márquez Abella (1982).
–¿Cómo desarrolló esta historia a tantos años de Fecha de caducidad?
–Mi coguionista Alfonso Suárez tenía un guion en donde el personaje principal era un hipocondríaco y me parecía una historia muy interesante una persona que debido a su enfermedad necesita que alguien lo cuide. Paralelamente tengo esta obsesión por el tema de la discriminación que en Fecha de caducidad está plasmado. Así que pensé en hacer una trilogía en la que Asfixia fuera la segunda parte y donde pudiera plantear la discriminación desde un punto más extremo, y por eso decidí que el personaje principal fuera una mujer albina, Alma; en la posición de la ex convicta con las pocas posibilidades que tienen las personas que salen de la cárcel de poder rehacer su vida; la discriminación que reciben. Y con esas premisas empezó a surgir la escritura de Asfixia, evidentemente con temas paralelos, como la culpa, la violencia que van conformando a los otros personajes.
–Curioso que hable del hipocondríaco cuando en principio la película parece centrada en Alma, pero al final justo la discriminación está por todas partes.
–Exactamente, cuando empezamos la escritura de Asfixia reestructuramos la historia pensando en que Alma tenía que ser el personaje principal para poder abordar de una forma más contundente la discriminación, sin embargo también existe discriminación contra Concha, Clemente, hacia todos los personajes ahí inmersos. También quería plantear de manera muy significativa no sólo la discriminación que reciben los morenos por su color de piel y su condición social, sino también que pudiéramos vernos reflejados en la discriminación que los morenos hacemos hacia los blancos, hacia los rubios, de repente no cobramos conciencia. Para mí era muy importante que pudieran estar presentes todos estos estigmas que tenemos como sociedad hacia ciertas formas de pensar o color de piel, etcétera; que pudieran ser el punto principal de donde partiera la historia de Asfixia. Y todo esto a través de una historia de amor entre Alma y Clemente, atípica, muy particular, que también era lo que me interesaba: tener otra visión de lo que es el amor y de cómo puede estar ahí presente y no sea como lo vemos normalmente en las películas.
–Me parece que no es tan atípica esa historia de amor. En el caso de Clemente parece incluso de devoción religiosa.
–Sí. Clemente es uno de los personajes más complejos: cómo, a partir de su hipocondria, se queda sin familia, solo, y cómo esta añoranza de tener una familia y estar con alguien lo hace que se acerque a Alma pero a través de una cosa muy particular, de una apariencia angelical que a él lo hace pensar que es una señal, que es un ángel que lo va a sacar de su soledad, enfermedad. Es un juego con una circunstancia del personaje, que hace que la historia de amor cobre otro sentido y que de alguna forma estas dos soledades tengan un encuentro que también nos permita ver esta posibilidad del destino que se nos presenta día a día y que para mí es muy importante plantearlo: cómo el destino te presenta dos caminos o tres y uno va a eligiendo para bien o para mal alguno, y en donde muchas veces el miedo hace que te paralices y que te quedes ahí sin moverte, sin poder replantear tu vida. Con Alma y Clemente eso es muy contundente: cómo una mujer que tiene todo en contra decide cambiar su destino y recuperar a su hija cueste lo que le cueste, y cómo la pérdida de su hijo hace a Clemente no moverse, estar como muerto en vida.
–La película tiene muchas historias de amor, pero su eje es lo negativo del amor, que es el personaje del Bernie, un machista violento con las mujeres, pero que muestra amor hacia su hija albina; y cómo el amor que le tenía Alma a este sujeto la llevó a la cárcel y el amor que le tiene Concha, que se simboliza a partir de un vestido de novia.
–Yo quería siempre presentar personajes complejos, que a partir de una circunstancia hacen cosas que nunca harían, como en el caso de Alma; o que a partir de su contexto y de cómo viven aprenden que la violencia sea normalizada y que sea parte de ellos y que aun así tengan esta humanidad de amar sobre todas las cosas a su hija. Para mí era muy importante presentar unas cifras que me parecían como tremendas: alguna vez lo leí en un periódico y me impresionó mucho saber que casi el 80 por ciento de las mujeres que están en prisión fue por cometer un delito en el que las inmiscuyó la pareja, es decir lo hacen por amor. Y a mí esa cifra me pareció escandalosa, tremendo que la mujer acepte muchas circunstancias por no estar sola y por amor, hasta cometer un delito. Y eso lo quería plantear a través de alma y de Concha y con este personaje el Bernie, que si bien es muy oscuro, pues también tiene esta virtud de amar a su hija sobre todas las cosas aunque no sepa cómo hacerlo. Y para mí era importante establecerlo en la película, romper con este mito de que la mujer ama más a los hijos que el hombre, creo firmemente que es un amor igual de poderoso el de un papá que el de una mamá. Independientemente de las acciones del Bernie, que no se disculpan, pero que este peso de amar a su hija sobre todas las cosas, lo hacían un personaje más complejo, no el malo malo de película, sino que tuviera ahí una posibilidad de presentarse el amor paternal.
“Y con Concha, que gira a través del Bernie, quería plantear esta costumbre, en especial de provincia, donde a la mujer se le presiona sobre todo a casarse, que el casarse representa que va a hacerla una persona estable, que va a ser feliz; es decir que va a ser la única forma que una mujer se puede realizar. Y con eso vas creciendo con los años y evidentemente el vestido o la boda representan toda la vida de una mujer. Quería presentar lo absurdo y tan patético en lo que caemos las mujeres a partir de la educación que recibimos en casa, como si fuera nuestra única posibilidad de felicidad, y aceptamos cualquier cosa con tal de estar con el vestido de novia, que es como metafórico de todo lo que representa el casarse, el tener hijos, el tener esta aprobación de la familia de cómo ser feliz una mujer. Y quería todo plantearlo, sobre todo esos temas más fuertes, la violencia, esa parte de Concha, plantearlo con humor negro, de una forma que cómo espectador pudiéramos tener esta lectura, pero que viéramos lo absurdo y lo patético y que de alguna forma nos causara una risa nerviosa.”
–En su opinión personal ¿a qué atribuye que un personaje como el Bernie tenga tanto desprecio por las mujeres con las que se relaciona como pareja y, en cambio, tenga ese amor por su hija Azul?
–A mí lo que más me gusta cuando empiezo a escribir un guión es construir a los personajes y crearles una biografía de su vida, porque siento que eso me ayuda a tener más certeza en los hechos dramáticos que van sucediendo en la historia. Y al Bernie yo lo construí como un personaje que vive con su padre y su madre; cuyo padre golpea a su madre, ella a él, su madre lo termina abandonando y lo deja con su padre, luego este hace lo mismo y él termina con su abuela que es el personaje que sale ahí con él y que es la que lo cuida. Creo que sí era vital construir esto al Bernie, porque la violencia se enseña y la violencia se aprende, el contexto en el que crecemos nos hace de alguna forma actuar para bien y para mal. En el caso del Bernie yo planteaba que era un niño que vivió alrededor de la violencia y que para él era algo normalizado, una forma de vida, y, evidentemente, por eso sólo sabe relacionarse y sabe estar con una mujer de esta forma. Y obviamente el abandono de su madre para él era muy fuerte y tenía otra visión, y el amor hacia su hija era como tener a una familia, de cuidar bien a su hija, de cambiar el destino de su hija, pero no sabe cómo hacerlo porque sólo aprendió a partir del golpe y del maltrato y del abandono. Y así creé al Bernie, humanizándolo y creando una compasión, sin justificar obviamente sus hechos de por qué él es así, pues muchos de los hombres que son violentos y que de repente pueden caer en el feminicidio, crecen alrededor de esa violencia y de hechos tan trágicos que los llevan a hacer lo mismo. Por eso la importancia de pararlos y de educar a padres, madres e hijos desde otro lugar. Es muy importante que tengamos consciencia que las mujeres también educamos a los hijos violentos, porque entramos en ese rol y sin darnos cuenta; es una responsabilidad no solo del hombre sino de la sociedad, del tema educativo, pensando que México es uno de los países donde más feminicidios existen.
–En el caso del Bernie es el personaje que más ha dado satisfacciones en premios para la película a través de la actuación de Raúl Briones. ¿Cómo se siente al respecto?
–Me siento muy contenta porque fue un personaje que en el guion fue el que más trabajo me costó construir y escribir. Y cuando lo trabajábamos Raúl y yo, y le explica la importancia para mí de ese personaje por todo lo que representa en México y en el mundo, a partir de la violencia que existe, fue un personaje que trabajamos muchísimos, y todo el tiempo trabajábamos esta parte de que fuera complejo, y de que mostráramos, sin que fuera evidente su historia de vida, que era un gran padre, que tuviera esta dualidad: un gran padre y un hijo de la chingada como pareja. Y fue una construcción muy constante de tener estas dos partes del ser humano y de saber también que el personaje va a actuando a partir de lo que él vivió y que va pues agrediendo y usando a las mujeres a partir de lo que él recibió y sin embargo tiene un gran amor por su hija. Y evidentemente él busca otra cosa para su hija de una forma evidentemente muy inconsciente. Sobre todo arrancando con el premio de Morelia y el discurso de Raúl Briones ahí fue como muy importante para mí que se visualice que ese personaje tiene tanta fuerza y que nos cuenta de eso. Y que nos demos cuenta de la violencia hacia la mujer, del amor hacia un hijo, de esta dualidad del ser humano, de esta incapacidad de poder cambiar. Y evidentemente la actuación de Raúl Briones es espectacular y él pudo darle este peso tan complejo al personaje.
–¿Y así habla en la realidad Raúl Briones?
No, no, es muy suavecito y es un tipazo, es un camaleón. Raúl Briones siempre es distinto en todos sus personajes, y él es totalmente lo contrario del Bernie, se construyó un personaje terrible, que también logra adentrarse al humor negro de una forma respetuosa. El trabajo de Raúl, de Mónica, de Johana, logró construir una historia que es verósimil, que te emociona, que te conmueve, que tomas partido, que te reconoces. Y evidentemente Briones es un gran actor que logró construir a un personaje muy bien.
–Se parece un poquito a Horacio Franco, el flautista.
–Sí, en este papel, totalmente.
–Dejé para el final que me hablara de Johana Fragoso. ¿Cómo la encontró para el papel? ¿Cómo la preparó para este personaje? Y, sobre todo, ¿cómo le transmite su contexto a Azul?
–Es de los trabajos más difíciles, el buscar una actriz albina. Mis productoras y yo tardamos tres años en encontrarla. Casualmente apareció un mes y medio antes de que empezáramos la película. Después de estar viendo chavas albinas en toda la República Mexicana, haciéndoles pruebas, conociéndolas, Johana apareció de una manera muy circunstancial, a partir de que vi un video de Café Tacvba, “Que no”. Y me pareció que tenía una gran fuerza en pantalla y que podía interpretar a Alma no solo como estar ahí sino realmente transmitir esa emoción. Y para mí era muy importante eso. Luego, en las películas con actores naturales, pues ves que está ahí presente no ser actor y pajarean. Y en el tema de Alma y pensando que estaba acompañada por actores como Enrique Arreola, Briones y Mónica del Carmen, sí era importante que ella interpretara y actuara y se metiera a los zapatos de Alma. Y fue un trabajo de mes y medio en el que ella estuvo entrenando todos los días no sólo técnicas de actuación, sino sobre todo conocer el personaje de Alma, vivir en la cárcel, fuimos varias veces al reclusorio, platicamos con presas, ella se movió en el medio de Alma, en Tepito. Intentamos que Johana conociera su personaje al tope, para que pudiera encarnar a un personaje con esa complejidad. Y también, como tú bien lo decías, lograr transmitir este amor de madre. Johana es muy joven, no tendra más de 30 años, el poder llevar este amor de madre incondicional y que la paralice pues también fue un trabajo de darle consciencia al peso de ser madre y evidentemente poder transmitírselo a Azul.
–¿Por qué tenía que ser una persona albina?
–Porque quería llevar el tema de la discriminación a que fuera muy evidente, porque en Fecha de caducidad está ahí, pero más sutil. Yo quería llevarlo hacia un extremo total. Sobre el albinismo hay una serie de mitos, de ignorancia, de mala educación, el albino la pasa muy mal, es muy discriminado, realmente la pasan mal, sobre todo en la niñez y mientras van asumiendo ciertas cosas. Y yo sentía que, sin ser documental, pues tenía que presentar un personaje que fuera muy evidente que fuera distinto a los demás y que fuera muy evidente la discriminación que recibía.
–Los albinos son muy notorios en México, igual que los afrodescendientes, pero son invisibles para políticas públicas, educación, etcétera.
–Totalmente, porque son invisibles, como bien lo dices, no gozan de ningún beneficio a partir de ciertas discapacidades que tienen; es muy difícil que gocen de alguna atención en ese sentido. Hay diferentes grados de albinismo, pero hay uno en el que no ven bien y tienen dificultades en ese sentido, y ni las escuelas tienen la conciencia de eso, no hacen programas de inclusión, ni alguna variación a sus esquemas de enseñanza, y no son considerados. Así que era como poderlos visibilizar, que están ahí, pero son invisibles.
–En el caso de Alma, desde su nombre ya hay una condición de discriminación o de distinción, que es lo mismo, pero en Asfixia ella sufre todo tipo de discriminación: como mujer, persona, ex convicta, madre… ¿Cómo aguantó tanta violencia como directora y cómo la aguantó la actriz?
–Fue un trabajo muy doloroso, yo tomé mucha distancia en algunos momentos de la película, si tenía momentos de depresión, sí era fuerte trabajar con personajes así. Pero, como en todas mis películas, siento que tengo una responsabilidad social de tocar esos temas. El cineasta debe tener una responsabilidad social de contar una historia, pero que tenga un fondo importante. Y para mí era importante que se pudiera contar la historia de esta mujer para poder visibilizar lo crueles que somos los seres humanos y que no nos damos cuenta en el día a dia. Y que a este tipo de personajes no paramos de discriminarlos y de ser crueles y de obstaculizar su camino sin darnos cuenta. Y sí quería que estuviera ahí presente, a manera de reflexión, de reconocimiento, de los hechos que nosotros también compartirlos. Los casos particulares de Johana y mío fue llegar a lo más profundo de cada una para poder llevarlo a la película. Y evidentemente era como doloroso. Pero cuando vemos la película y la gente percibe lo que yo quería contar y todo lo que quería plasmar en todos esos temas, es el mejor resultado. Y también para los cineastas es una catarsis, son temas que están presentes en la vida de uno y que también te relacionas en algunas situaciones y que uno intenta plasmarlos y llevarlos a la pantalla para evitar que sucedan.
–Sobre Azul, es una niña albina, el albinismo puede ser una condición hereditaria. ¿Tener a Azul como hija de Alma es una suerte de moraleja, mensaje, esperanza?
–Es por el plantamiento del amor de una madre. En esta trilogía, en Fecha de caducidad, la historia de Ramona parte de la pérdida de su hija y de la poca resignación termina siendo como una serial killer en el humor negro; ahí quería llevar el amor de una madre al extremo. En el caso de Alma, es el amor de una madre como factor poderoso, al extremo también, pero más contenido. Mi nueva película que completa la trilogía se llama Se busca y trata de una adolescente que vive con sus padres, está en reconocimiento de ella. de su familia, de ese amor maternal enfermizo. Están otra vez los temas de la discriminación, las desapariciones, la pérdida, la falta de resignación, que son rectores de las tres películas.
–¿Estuvo tentada a hacerla en blanco y negro Asfixia o siempre fue color?
–Siempre pensé que el color sería importante porque así sería más contundente la imagen de Alma, como albina, y quería dar esta sensación que tienen los albinos. En este tiempo que contacté a muchos y estuve con ellos, paseé con ellos y conversé mucho con ellos, me di cuenta de que esta ignorancia que se tiene; hay un señalamiento visual todo el tiempo, que es como perverso y morboso hacia el albino. De repente es tremendo esta visión morbosa que tenemos. Y siempre creí que de esa forma iba a ser muy contundente verla a ella como la podemos ver normalmente y poder tener esta cosa muy contrastante entre Clemente y Alma, esta luminosidad de ella, ganas de vivir pese a todo, y esta cosa angelical; y este infierno en la que vive Clemente. Sentí que el color me podría ayudar a contrastar, nunca me pasó por la cabeza hacerla en blanco y negro.
–Usted también crea una estética particular con los personajes, todos físicamente son bellos.
–Exacto. Sí, es que no quería llevarlo a este México, aunque filmamos en lugares muy fuertes en la ciudad, no quería llevarlo a ese lugar. Sentía que si plasmaba una realidad así estaba yo discriminando yo, y no era yo lo que buscaba. Justo era todo lo contrario, ver esos lugares tan bellos que de repente sentimos que nos dan miedo porque nos dan un estigma en la persona, en el espacio, en el que está en el mercado. Quería llevarlo a otros espacios, con su estética particular, en donde sí suceden cosas fuertes pero también en una oficina con gente de corbata. Si no nos damos cuenta, como ese contraste que luego olvidamos, quería mostrar ese México inmenso, que sí somos muchos, y que de repente no nos fijamos en el otro y somos una hormiguita más, de esta gran ciudad, pero sin tener este México triste, presentar a estos personajes ahí, pero no porque sea un ladrón tiene que ser feo, no porque sea alguien con corbata no puede ser un ladrón, estos contrastes con los que me gusta jugar con eso.
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