Sara Baras ilumina con sus Sombras Bellas Artes

La bailaora Sara Baras cumplió con el espectáculo en Palacio de Bellas Artes que prometió el viernes pasado, durante la charla que tuvo ese día en el Centro Cultural España. Solo ella puede convertir en luminosas a las Sombras, como se llamó la presentación de la artista española.

Un espectáculo de poco más de dos horas en el que la intérprete de flamenco rindió homenaje a su estilo al recién fallecido cantante mexicano José José y cerró con un encore de afecto a México, con la versión de su compañía sobre el clásico Cielito Lindo, de Quirino Mendoza.
 
Ya desde el viernes Sara Baras, en respuesta a una de sus seguidoras, recordó que cuando apenas iniciaba su carrera y poca gente la reconocía, vino por primera vez a México donde se le trató como una estrella. Incluso contó que su hijo de siete años quiso unirse a esta gira, porque ama al país como consecuencia de que está de moda en España la película de Pixar, Coco.

Sombras, presentado por la Secretaría de Cultura a través del Instituto Nacional de Bellas Artes (Inbal), en el marco de los 85 años del Palacio de Bellas Artes, es una ambiciosa producción y una especie de carta de amor dirigida a la madre de la artista y a su abuela y, por supuesto, a su otro afecto eterno: la danza flamenca. Pero, también, Sara Baras comentó en el Centro Cultural España que se llama Sombras porque ella participa en una asociación de ayuda a niñas con una enfermedad rara, que para describirla las pacientes se refieren a esta como que ven “sombras”.
 
Con este espectáculo de abanicos, guitarras, holanes, luces y sombras proyectadas por todas partes que acunaban al flamenco, Sara Baras celebra 20 años de actividad dancística. Según su creadora, nació desde la sombra inmensa de la farruca, que la ha acompañado y ha crecido con ella, confundiendo muchas veces la proyección y lo proyectado.
 
La farruca es una de las 13 coreografías —también llamadas palos o cantes en el argot flamenco— que conforman el montaje. Es una forma musical que antes sólo era interpretada por hombres. Por eso, el espectáculo muestra una energía femenina muy particular, además de ser uno de los trabajos más íntimos de la bailaora y un homenaje al amor y a las enseñanzas que recibió de su madre, la también maestra del flamenco Concha Baras.
 
“Desde pequeña deseaba bailar sola, pero mi madre me lo impidió. Siempre decía: una niña tiene que saber esperar y no acaparar protagonismo. Sólo hasta los 17 años pude debutar en solitario en mi ciudad natal. Me encanta dejarlo todo en el tablao y considero que necesito ese espacio en solitario para soltarlo todo y entregarme 100 por ciento al público, aunque también estar acompañada tiene su encanto”, dijo la bailaora y coreógrafa, durante su presentación.
 
La artista española llegó al escenario con un atuendo negro y una chaqueta roja, acompañada por su cuerpo de bailarines que vestían de negro; unos minutos antes de concluir la pieza musical, ella se quedó sola a cuadro, con su sombra proyectada seis veces en el fondo del escenario.
 
Sara Baras bailó el Amar y querer del compositor Manuel Alejandro, que popularizó José José, para después terminar con el Cielito lindo del músico Quirino Mendoza y Cortés. Con el público de pie terminó este recorrido lleno de emociones en una noche inolvidable.
 
La sala principal del Palacio de Bellas Artes se llenó la noche del lunes, incluso con políticos en las sombras, como el ex gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, que reapareció en público desde que dejó el poder en ese estado en su fracaso por poner en el cargo a su heredero.
 
El acceso al recinto tuvo por desgracia un marco luctuoso, porque la escalera principal estaba acondicionada para recibir este martes el homenaje al artista plástico Gilberto Aceves Navarro, fallecido ese lunes.
 
Al término de su presentación, Sara Baras tomó el micrófono y expresó: “Es un honor entregar la vida en este templo de arte, al que tenemos la suerte — y volteó para mirar a sus músicos y bailarines— de no ser la primera vez que dejamos aquí nuestro corazón y nuestra alma. ¡Viva México!”.

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