Critican recortes al cine en la entrega de los premios Ariel

Los golpes de la austeridad federal al cine mexicano no pasaron desapercibidos en la 61° ceremonia de los premios Ariel. En esta entrega, que significó a la vez su primera realización en una de las salas de la Cineteca Nacional, dos integrantes de la cinematografía mexicana señalaron que aunque apoyan los objetivos del gobierno, no cederán los espacios ganados en su lucha por la pluralidad y su difusión.

La primera en tomar la palabra durante el inicio de la ceremonia fue la actriz Irene Azuela, quien dijo que los premios Ariel son una manera de reconocerse puesto que significa no solo un reconocimiento a lo mejor del cine en México sino el encontrar un espacio para observar cómo el contexto moldea la creación. Después, agregó que en ellos los artistas son capaces de observarse como una comunidad que expresa lo que le pasa al país mediante contenidos que entretienen y hacen reflexionar a los espectadores.

Azuela mencionó que para México es vital el trabajo cinematográfico, por lo que dicha comunidad ha asumido que pueden hacer el esfuerzo y ser parte de la propuesta de austeridad del gobierno federal encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pero sin estar dispuestos a perder los espacios ganados. Terminó su intervención haciendo también un llamado a hacer eco de la lucha que viven las mujeres actualmente para no permitir la violencia en ninguna de sus expresiones.

Por su parte, el cineasta Ernesto Contreras, presidente de la Academia Mexicana del Cine, dijo que en la Constitución se establece el derecho a la cultura que debe ser garantizado por el Estado a todos los mexicanos, marco en el cual los cineastas se preguntan cómo cristalizar ello a favor de la pluralidad de historias y nadie quede excluido de los eslabones de la producción cinematográfica, ya que muchos coinciden con el enfoque el Plan Nacional de Desarrollo en el que la cultura funciona como factor de paz, cohesión social y convivencia

No obstante, señaló que en el mismo gremio ven con preocupación los recortes de presupuestos de instituciones y políticas públicas que no solo han sido fundamentales en cultura sino han contribuido al ejercicio democrático. “La cultura no es un gasto, no es un bien prescindible o adorno, es una inversión a largo plazo”, precisó.

Posteriormente, declaró que los creadores no son enemigos del gobierno sino que quieren contribuir a forjar un nuevo y mejor México teniendo el compromiso con la realidad de un país adolorido y complejo.

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Asimismo, Contreras hizo un llamado a garantizar que el cine llegue a más espectadores sin sacrificar la pluralidad de ideas puesto que el cine “es un espejo para vernos como individuos y sociedad y una ventana para ver el mundo”, por lo que deben coexistir la comercialización con la diversidad de narraciones de manera equilibrada.

Ante este escenario, dijo que los creadores entienden la importancia comercial del cine pero esperan que se proteja el carácter cultural de la producción, por lo que resultará importante cambiar “las reglas del juego” mediante reformas a la ley justas, en favor de los equilibrios en el área, y así evitar que intereses particulares se apropien de los contenidos y las audiencias, evitando así que el neoliberalismo ahogue nuevas narrativas.

Arturo Ripstein declaró que “el arte es subversivo o no lo es”, puesto que este se vuelve propaganda si se le lleva a cumplir con objetivos a través del “para qué, por qué y cómo”, haciéndolo domesticado, complaciente, concesivo. Finalmente, afirmó que el cine no debe someterse a las buenas conciencias o intenciones porque el cine surgido con el mecenazgo es contradictorio no armónico puesto que no es un lujo que se puede desechar, ni un bien prescindible ya que no hay desarrollo ni democracia sin cultura, única manera de enfrentar a la barbarie.