Metrópoli
Alcaldía Cuauhtémoc: peregrinar por gasolina por apoyar combate al huachicol
Las historias del desbasto de gasolina en la CDMX se replican en sus distintos rincones. La alcaldía Cuauhtémoc como el centro simbólico de la capital mexicana, donde conviven colonias populares de larga tradición con emporios financieros, ha resentido los cambios en los protocolos de custodia y transporte del combustible. El cierre de gasolinas en la zona fue inevitable y con ello el escuchar historias de todos quienes habitan esta parte de la ciudad, incluso de algunos despistados que no se enteraron de que la gasolina comenzaba a escasear.
Hay quienes ven afectadas sus labores. Algunos taxistas preferían salir de sus unidades y bromeaban con sus respuestas sobre cuánto tiempo estimaban estar formados para poder comprar combustible “yo creo que otro” día, señalaban para pasar a contar seriamente que esperarían dos o tres horas más y que venían peregrinando por las estaciones de Insurgentes, Calzada de los Misterios, Calzada de Guadalupe y la “Morelos” sin tener éxito.
Don Jorge, por ejemplo, dijo que llevaba 45 minutos formado, sin embargo, cuenta que después de buscar gasolina en las estaciones más cercanas de Tlatelolco, zona en donde habita, decidió regresar a desayunar a su casa y retomar su búsqueda, teniendo que empujar su taxi al terminar por completo el combustible.
Entre sus preocupaciones principales se encuentran el tiempo, dado que pierden el pasaje, y el pasaje mismo, al no poder buscarlo ante la ausencia de gasolina, especialmente por muchos de sus compañeros quienes deben entregar “cuenta” a otras personas, lo cual complica más las cosas. “Qué podemos decir, la situación está complicada […] hay que esperar, en cualquier comento pueden llegar a abrir, pero ni ellos saben”.
Ante la presencia de algunos medios, algunos optan por no compartir sus nombres ni rostros, pero sí sus historias. La historia de una automovilista pareciera ser una más, pero alimenta el debate del quizá mal llamado “derecho al coche”, dado que argumenta tener la necesidad de usarlo frecuentemente por una discapacidad a partir de una negligencia médica en un hospital de gobierno, por lo que no puede desplazarse largas distancias para acudir a sus consultas en transporte público ni caminarlas.
A las 8:30, según comentó, arribó a la estación de Insurgentes esquina con Eje 1 Norte, con la esperanza de que, como se estaba comentando, en una hora y media comenzaran a dar servicio. No obstante, esto no sucedió, por lo que algunos de los que estaban esperando decidieron retirarse ante la desesperación de no poder hacer nada y al notar que los empleados del lugar no sabían cuánto tiempo tardaría en llegar la pipa.
Su trayecto no es corto, señaló, dado que viene del Estado de México, en donde también muchas de las estaciones están cerradas, con la esperanza de reducir su tiempo de espera dado la mayor cantidad de “tomas” de combustible en la ciudad, sin embargo, la suerte no estuvo de su lado puesto que desde ayer ha recorrido avenida Revolución, Patriotismo, Cuitlahuac y San Cosme sin encontrar una estación con servicio.
Para ella, los operativos de vialidad no existieron. La entrevistada señalaba que en sus distintos trayectos no había policías que apoyaran en la agilización del tránsito; “andan mucho patrullas ecológicas, esas hasta se asoman para ver cómo andas”, recalcó un poco molesta.
Entre las filas, hay quienes lucen más tranquilos. César Lozano, contó que no sabía bien la causa del desabasto, solo que no estaban llenando las gasolineras, pero que él se sumaba a la comprensión pedida por el presidente porque había que apoyarlo, sentenciando que no estaba molesto por tener que esperar unos minutos para poder abastecer su moto: “Ha habido cosas peores”.
De igual manera, el ciudadano Jesús García comentaba que sí afecta dado que es un producto de primera necesidad. Él, por ejemplo, dijo que llevaba formado 3 horas (de 11 de la mañana a 1 de la tarde), tiempo que debía estar invirtiendo en su trabajo, pero que entendía los llamados del presidente Andrés Manuel López Obrador y la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum: «Si van a acabar con un mal de tantos años [el huachicol], yo espero que se acabe pronto y que se resuelva el problema [el desabasto]», sentenció.
Las múltiples historias matizan el problema que hoy registra el bajío y centro del país, mostrando el apoyo de la ciudadanía al combate al delito del robo de hidrocarburos, pero también la necesidad de una mejor comunicación y mejores opciones alternas para el reparto de este líquido que, literalmente, hace funcional a las grandes urbes.
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