Nación
Escritor pide recuperar el papel de Hernán Cortés para “resolver nuestro pasado”
En medio de la condena sobre la existencia de monumentos y recuerdos a personajes que formaron parte de la historia colonial de distintos países, Antonio Cordero, autor del libro ‘Hernán Cortés en México o nuestra voluntad de no ser’, propone ver al conquistador como al padre de la mexicanidad.
El autor plantea que al analizar a Hernán Cortés se hagan más preguntas que obliguen a quien lee o investiga a escudriñar sobre su figura, por lo que en su ensayo dice buscar adentrarse al personaje en su papel de viajero y ciudadano sin llegar a hacer una apología del mismo.
Este sostiene que el conquistador no es el vencido sino un estado mental, ya que somos el resultado de un mestizaje sin exponerlo, dejando en el olvido al personaje, pero teniendo consecuencias. Por eso, propone «exorcizarlo» y recuperarlo para abrir una etapa de aceptación que resuelva nuestro pasado y nos conduzca a la serenidad y el futuro.
En CDMX, el 10 de octubre fue retirada la estatua de Cristóbal Colón ante las convocatorias existentes para derribarla dos días después como parte de la ola que ha cuestionado a este tipo de personajes y las consecuencias que conllevaron para los pueblos originarios. El año pasado, la diputada Teresa Ramos propuso el retiro de todos los monumentos de Hernán Cortés y Cristóbal Colón de los lugares públicos, así como quitar sus nombres de calles y avenidas por los millones de personas muertas que significaron sus acciones.
Pero el ensayista señala que la proyección de contradicciones es parte de las consecuencias de ignorar a Hernán Cortés. A manera de presentación de su libro, menciona que el mexicano 5 siglos después continúa adorando una serie de antepasados que generalmente son víctimas o derrotados, quitando a sus personajes victoriosos.
Finalmente, Cordero fundamenta su pensamiento en la tesis de que el velo con el cual se busca quitarle los créditos al conquistador español y restarle su crédito en la historia solo se coloca por creer que al reconocerlo se estará traicionando a aquellos con quienes se identifican pero no puede negar los “genes”.
En 2019, La Hoguera entrevistó al historiador Tomás Pérez Vejo, quien recordó que México, como todas las naciones, es una construcción moderna de finales del siglo XVIII e inicios del siglo XX, pero indicando que, si se es capaz de superar la construcción romántica de la historia nacional del siglo XIX, se podía preguntar qué había de fondo en la historia. Su respuesta a ese cuestionamiento entonces fue: “todos nosotros somos hijos de sucesivas conquistas y que las conquistas no se hacen repartiendo pasteles”.
El debate no es local sino mundial, dado que escuelas universitarias como han decidido retirar de sus escuelas nombres como el de Woodrow Wilson por considerar que su racismo era mayor al que regía en su tiempo, dado que segregó el servicio civil federal luego de que por décadas había estado integrado sin distinciones raciales.
«Princeton honró a Wilson no por su racismo, peros sí sin tenerlo en cuenta o quizás ignorarlo», dijo su escuela previa a retirar el nombre de uno de los planteles, añadiendo que ello ha sido parte del problema a través de los años dado que se ha generado que la gente ignore o excuse el problema permitiendo su persistencia hasta nuestros días.
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