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Cultura

Sonya Yoncheva, al rescate de Tosca

Foto: Metropolitan Opera

La soprano búlgara Sonya Yoncheva tiene mucho que celebrar en 2018. Apenas a mediados de enero salió su compacto Verdi Album (Sony Classics) y en diciembre comenzó su maratónica temporada en la Metropolitan Opera House (MetOpera) que incluye tres óperas.

El 31 de diciembre debutó con Tosca y el 24 de febrero arranca como Mimí en La Bohéme, ambas de Giacomo Puccini; para cerrar con Luisa Miller, de Giuseppe Verdi, a partir del 29 de marzo. En principio estaba en el elenco de Le nozze di Figaro, de Wolfgang Amadeus Mozart, pero al final le cayó por azar salir al quite como Floria Tosca y su papel de la Contessa lo hará Ailyn Pérez.

Tosca, en nueva producción de sir David McVicar, se transmite en vivo este sábado 27 de enero a unos 2 mil teatros de 70 países desde Nueva York, dentro del programa Live in HD. El diseño de vestuario y del set está a cargo de John Macfarlane. Yoncheva da vida a Floria Tosca; el tenor italiano Vittorio Grigolo a su amante, el pintor Mario Cavaradossi, y el barítono serbio Željko Lučić, al barón Scarpia. Dirige el francés Emmanuel Villaume.

En Ciudad de México, la función arranca a las 12 horas (13:00 hora de Nueva York), y podrá verse en el Auditorio Nacional, en la sala Julio Bracho del Centro Cultural Universitario de la UNAM, en Ciudad Universitaria, y en algunos cines comerciales. La anfitriona de la puesta en escena será la bellísima mezzo neoyoquina Isabel Leonard.

La Bohéme también podrá verse en México dentro de Live in HD, el sábado 24 de febrero y Luisa Miller, el sábado 14 de abril, en los mismos foros, pero ambas a las 11:30 horas.

Con libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa, Tosca se estrenó en el teatro Costanzi de Roma, un 14 de enero de 1900, hace 118 años. Está basada en el drama del francés Victorien Sardou, La Tosca, que se estrenó en París en 1887, con Sarah Bernhardt de protagonista. Su acción transcurre en Roma, el 14 de junio de 1800, la época de Napoleón.

En la ópera de Puccini, sin obertura, Floria Tosca, cegada por los celos, provoca la captura y tortura de Cavaradossi, a manos del barón Scarpia, a quien después asesina cuando éste le ofrece liberar al pintor a cambio de dejarse seducir. Un último engaño del jefe de policía, uno de los peores villanos, desemboca en la muerte de Cavaradossi y el suicidio de Tosca.

Varias de las arias de este clásico se cuentan entre las más apreciadas en el mundo de la ópera, como Vissi d’arte (Tosca) y Recondita armonía y E lucevan le stelle (Cavaradossi).

De entrada, el diseño del set obra Macfarlane presenta tres escenografías espectaculares en cada uno de los tres actos, primero reproduce la iglesia Sant’Andrea della Valle, después el gabinete de Scarpia en el palacio Farnese, tétrico, pero tonos rojizos sangrientos, y concluye con la reproducción del Castello Sant’Angelo, a las puertas del Vaticano.

Azar en la ópera

El papel de Tosca llegó apenas en julio pasado a Yoncheva, al igual que a su contraparte masculina, el tenor italiano Vittorio Grigolo, cuando ese verano cancelaron de última hora los protagonistas originales, la letona Kristine Opolais y el alemán Jonas Kaufmann.

Desde entonces, como ha señalado Anthony Tommasini en The New York Times, la producción se ha complicado a tal grado que resultó afectada por el escándalo sexual de su director y director artístico de la MetOpera, James Levine, quien después de cuatro décadas al frente de esa casa en el Lincoln Center, a principios de diciembre fue despedido cuando un músico de nombre Chris Brown lo acusó de abusos sexuales en su contra en los sesenta.

Levine, de hecho, era ya el director sustituto en Tosca, pues el original, Andris Nelsons, esposo de Opolais, había cancelado su participación igual que la soprano. El tercero en tomar el atril es el francés Emmanuel Villaume.

Además, la ópera de Puccini arrastra una polémica que surgió en 2009 cuando el gerente de la MetOpera, Peter Gelb, presentó una producción alterna a la clásica de Franco Zeffirelli, a cargo de Luc Bondy, que desató la ira del conservador público asiduo al teatro neoyoquino.

Ahora Yoncheva, Grigolo, como su amante Cavaradossi, y el extraordinario barítono serbio Željko Lučić, como el infame jefe de la policía Scarpia, se apoderan del escenario para dar vida a la producción de McVicar, que ha sido bien acogida por la crítica en Nueva York.

No es para menos con el nivel de los “remplazos”, empezando por Yoncheva, ganadora en 2010 del certamen Operalia, cuyo debut en la MetOpera se concretó en 2013 como la Gilda, en Rigoletto, para continuar en los siguientes años en otros roles verdianos: Violetta, en La traviata (2014) y Desdémona, en Otello (2015) y en febrero próximo la tierna Mimí de La bohéme, y en marzo y abril, Luisa Miller.

Yoncheva, nacida una Navidad hace 36 años, tiene sobre sus espaldas el rescate de una de las óperas del repertorio verista más reclamadas en los escenarios del mundo, con un personaje que es el equivalente femenino al Otelo de Shakespeare y Verdi. No obstante, esa responsabilidad pasará en las seis funciones de abril y mayo a la soprano rusa Anna Netrebko, una de las más queridas en Nueva York, quien debuta así en la ópera de Puccini.

Lučić ya es un viejo conocido en México, donde sin lugar a dudas se le recuerda sobre todo por su Rigoletto de hace un par de años, que pudo verse en las transmisión de Live in HD.

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